|
|
CARACTERÍSTICAS PERCEPTUALES Y DE PERSONALIDAD Y ASOCIADAS CON LA EXPERIENCIA DE ENCUENTRO CON ENTIDADES
Alejandro Parra*
INTRODUCCIÓN
La Experiencia de Encuentro con Entidades (desde aquí EEE) se refiere al momento en que algunas personas creen que han tenido una comunicación, han estado bajo el control de una persona fallecida u otra entidad no física, o han sentido que una inteligencia no humana ha estado en proximidad al cuerpo (Evans, 2001; Houran, 2000; Klimo, 1998). Según Houran (2000)”... la EEE es un fenómeno dinámico -aunque singular- que se produce sólo cuando las condiciones son adecuadas, y cuyo contenido está conformado por aspectos físicos, psicológicos y socioculturales del percipiente” (p. 142). Otras veces la EEE puede incluir experiencias que podrían ser consideradas como pre-mediumnidad o mediumnidad “seminal”, por ejemplo, ver y sentir fantasmas (Parra, 2006), tener una “sensación de presencia” (Cheyne, Newby-Clark, y Rueffer, 1999), o experimentar una “posesión espiritual espontánea” (Cohen y Barrett, 2008) pero que no se presenta como parte de un práctica espiritual en el contexto de un culto espiritista o chamánico específico (Hageman, Krippner, & Wickramasekera, 2011). Esta definición de la EEE, por supuesto, también se puede presentar, en cierto modo, bajo el amplio rótulo de “experiencias místicas” (ver por ejemplo, Wulff, 2014), que es compleja y difícil de definir, pero que oscila desde “la meditación hasta… el uso de drogas psicodélicas” como un estado de conciencia no patológico (p. 369).
Por su parte, Evans (2001) coloca a las apariciones en un contexto más amplio; como la “experiencia de sentir entidades”La experiencias aparicionales –que se refieren a ver u oir espíritus de los muertos (o fantasmas)– generalmente se asocian con un casa en particular (haunting), o una crisis donde el testigo supuestamente ve a la figura de otra persona (conocida o desconocida, a veces como una sombra, una luz o una voz muy suave) en otro lugar (Thalbourne, 2003). De hecho, dos fenómenos que son dignos de estudio son la sensación de presencia (la sugestionabilidad que satisface la necesidad de un viudo/a, deprimida/o, que aparentemente padece un trastorno cognitivo, o una ilusión donde hay un estímulo perceptivo que malinterpreta; ver Cheyne, Newby-Clark & Rueffer, 1999) y la “posesión espiritual”, según la cual el cuerpo de una persona viva parece ser tomado por otra persona o entidad invisible (Cohen & Barrett, 2008).
La Experiencia de Encuentros con Entidades (EEE) puede incluir desde sentir entidades a experiencias de encuentros con alienígenas, visiones de la Virgen o los santos, y la visión de fantasmas, o toda una gama de inteligencias no humanas. Según Hilary Evans, esencialmente, los significados y las creencias culturales subyacentes de la EEE están integradas en diferentes culturas en diversos grados.
|
Hay varias encuestas relacionadas con la experiencia aparicional o EEE (Evans, 2001; Houran, 2000), que a veces incluye la sensación de presencia y la posesión. La primer gran colección fue el Censo de Alucinaciones (Sidgwick, 1894), que examinó los casos de aparición de una persona en proximidad al momento de su muerte. Otro estudio fue la obra Apariciones de G.N.M. Tyrrell (1942/1963), un clásico basado en un pequeño número de casos investigados por la Society for Psychical Research de Londres. En la encuesta de Palmer (1979) en Charlottesville, Virginia (USA), el 17% de los encuestados (habitantes de la ciudad y estudiantes) tuvo la impresión de una aparición y cerca de tres cuartos reconoció haber tenido más de una experiencia. En comparación, las cifras eran 20% de una muestra de estudiantes universitarios australianos (Irwin, 1985), 31% de un sondeo de adultos islandeses (Haraldsson, 1985), 32% en Canadá (Persinger & Valliant, 1985), 20% en el Reino Unido (Green & McCreery, 1975), y en América Latina, 62% en estudiantes universitarios en Brasil (Zangari & Machado, 1996), y 44% en estudiantes en Argentina (Gómez Montanelli & Parra, 2008).
Los principales casos de EEE se han considerado como eventos de tipo disociativo que involucran alucinaciones, sensación de estar siendo controlado por un poder externo, cambios de personalidad y amnesia post-trance (Hageman et al., 2010), produciendo una fenomenología coherente con los criterios implicados en ciertas condiciones psiquiátricas, por ejemplo, el Trastorno Disociativo de Identidad (TID), tal como se describe en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales DSM-5 de la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association, 2013).
Esencialmente, los significados y las creencias culturales subyacentes de la EEE están integradas en diferentes culturas en diversos grados (ver Evans, 2001). Sin embargo, la experiencia de la disociación y la capacidad de absorción puede ser una combinación de la neurobiología de la relación mente/cerebro (Hageman, Krippner & Wickramasekera, 2011) y un posible enfoque biológico/antropológico que sugiere una predisposición genética y adaptativa para este tipo de experiencias anómalas (por ejemplo, ver McClenon, 2004; Winkelman, 2004).
Gran parte de la investigación en occidente asume perspectivas etnocéntricas en cuanto a la creencia en la comunicación con los espíritus, un elemento común fundamental de la mediumnidad a consecuencia de lo cual las prácticas mediúmnicas han sido predominantemente consideradas como una manifestación de trastornos mentales por la comunidad científica. A lo largo de la mayor parte de los siglos XIX y XX, resultados de investigaciones recientes indican que los individuos que practican la mediumnidad o prácticas análogas no siempre padecen trastornos mentales (Cardeña, Lewis-Fernández, Beahr, Pakianathan, & Siegel, 1996; Krippner, 1997; Martínez-Taboas, 1995; Moreira Almeida, Lotufo Neto, & Greyson, 2007; Moreira-Almeida, Almeida, & Lotufo Neto, 2005). De hecho, existe la idea de que la EEE (por ejemplo, oír voces o ver espíritus) tienen componentes disociativos (Ross & Joshi, 1992), pero difieren significativamente de un TID típico (por ejemplo, ver Gingrich, 2005; Moreira-Almeida, Lotufo Neto, & Cardeña, 2008).
Perspectivas alternativas de la Experiencias de Encuentro con Entidades
La perspectiva psicopatológica, o al menos, el rechazo a la posibilidad de la comunicación con los espíritus, sirve para denigrar la experiencia de la mediumnidad y/o trance mediúmnico, así como las personas que la practican estos “comportamientos psicopatológicos” (Johnson, 2007). La EEE puede llegar a ser más un modo de autoafirmación de la vida1 en lugar de un estilo disfuncional (Krippner, 1997; Lynn, 2005; Moreira-Almeida et al., 2005) en relación con las normas culturales (Hageman et al, 2011; Hageman et al., 2010) . De hecho, la investigación reciente (por ejemplo, Cardeña, Lynn, & Krippner, 2013; Krippner, 1997; Lynn, 2005; Martínez-Taboas, 1995; Moreira-Almeida, Lotufo Neto, & Greyson, 2007;. Moreira-Almeida et al, 2008; Negro, Palladino-Negro, y Louz, 2002) indica que la experiencia de la mediumnidad no necesariamente es patológica (Bastide, 1978; Lewis-Fernández & Kleinman, 1995) y puede ser incluso adaptativa dependiendo de las circunstancias. De hecho, por ejemplo, en Brasil, la práctica de la mediumnidad espiritista (Candomblé, Umbanda, y Kardecismo, ver Krippner, 1997) proporciona un soporte para los miembros de la comunidad que sufren de ansiedad y depresión.
Experimentar una “posesión espiritual espontánea” –según la cual el cuerpo de una persona parece ser tomado por otra persona o entidad invisible– es definida por aquellos que sostienen la noción de que una posesión o incorporación espiritual es un Trastorno Disociativo de Personalidad “transfigurada” en un contexto cultural.
|
Además, se cree que la definición de la propia identidad en términos del rol de la mediumnidad puede cumplir una función terapéutica (Seligman, 2005). Las condiciones y los síntomas sociales que involucran malestar físico (dolores de cabeza, náuseas) pueden hacer que los individuos se identifiquen con el rol del médium, haciéndolos propensos a la disociación pero no en una medida que pueda ser considerada patológica. Del mismo modo, Roxburgh (2011) encontró que los médiums que hablaban sobre sus problemas personales, por ejemplo, escuchar voces de un ser querido después de la muerte, más tarde se iban “normalizando” dentro de un contexto espiritual; por lo tanto, no era necesario la asistencia de los servicios de salud mental.
Existe una prevalencia de estados disociativos no patológicos a lo largo de la historia, popularmente identificados como “canalización” (Brown, 1997; Klimo, 1998), sin embargo, hay quienes sostienen que la noción de posesión espiritual (incorporación) es un TDP “transfigurada” en determinados contextos culturales (Castillo, 1994). Ya que la disociación y la absorción son constructos relacionados con la experiencia disociativa (Frischholz et al., 1991), es necesario una explicación más concluyente para explicar la mediumnidad y otras prácticas semejantes, o las prácticas extáticas religiosas y espirituales que concurren conla experiencia de trance en las prácticas mediúmnicas.
La Evaluación de las Experiencias de Encuentro con Entidades
Algunas de las medidas más frecuentemente usadas para evaluar el perfil de personalidad son los tres factores de Eysenck (1947): Extraversión, Neuroticismo Psicoticismo (ahora denominado Afecto Negativo); y en particular para examinar su relación con la EEE son la Escala de Absorción de Tellegen (1977), o Cuestionario de Personalidad Multidimensional; y la Escala de Experiencias Disociativas de Carlson y Putnam (1993), entre otros.
La mediumnidad, que comenzó históricamente con un caso de “raps” en casa de la familia Fox en Hydesville, Estados Unidos, puede incluir experiencias que podrían ser consideradas como pre-mediumnidad o mediumnidad “seminal”, por ejemplo, ver y sentir fantasmas.
|
Estudios multiculturales (por ejemplo, Hageman et al., 2010; Hageman et al., 2011; Hageman, Krippner & Wickramasekera, 2008; Krippner, 1997) han demostrado que todos los participantes tenían en común la capacidad de absorción (es decir, la ampliación de su foco atencional y reestructurar el ser fenoménico y el mundo) y disociación (es decir, desconectarse de su experiencia sensorial, o su sentido del yo). Hay evidencia específica que sugiere que las experiencias de mediumnidad están relacionadas con la disociación (Ross y Joshi, 1992), por ejemplo, Reinsel (2003) se centró en la disociación y la absorción, los síntomas de la epilepsia del lóbulo temporal (es decir, sensaciones extrañas y cambios en la imagen y las percepciones del cuerpo) y la salud mental de los médiums. Reinsel reclutó a los participantes entre los asistentes a una conferencia sobre mediumnidad y los clasificó como mediums y controles, dependiendo de cómo respondían a la pregunta: “¿Te consideras un médium? Sí/No.” Sin embargo, esta clasificación dicotómica no se podía aplicar a toda la muestra, ya que algunos encuestados, a pesar de que tenían experiencias con espíritus, no se describían a sí mismo/as como médiums. Para superar este problema, Reinsel agregó una categoría llamada “sensitivos” para colocar alli a los encuestados que creían que podían comunicarse con los espíritus pero no ofrecían sus servicios profesionalmente. Reinsel (2003) encontró que los médiums y sensitivos puntuaban más alto que el grupo control en la Escala de Severidad de la Despersonalización, que mide la intensidad y frecuencia de las experiencias de sentirse extraños de si mismos. Los puntajes altos en esta escala son característicos del Trastorno Disociativo de Personalidad (Simeon et al., 1997).
Sin embargo, no hubo diferencias significativas en el Cuestionario de Disociación Somatoforme(SDQ-20), que mide síntomas físicos que se presentan con mayor frecuencia en pacientes con TDP en comparación con otros diagnósticos psiquiátricos. Los mediums también puntuaron significativamente más alto que los no mediums en absorción y síntomas del lóbulo temporal. Reinsel (2003) sugiere que la falta de puntuaciones altas en el SDQ-20 podría interpretarse como “la disociación entre los médiums no es clínicamente grave; y/o la etiología de la mediumnidad no está relacionada con un trauma en la infancia” (p. 215).
Utilizando la Escala de Experiencias Disociativas (DES), Laria (2000) comparó a médiums espíritas cubanos, no médiums (controles) e individuos con problemas de salud mental. No había psicopatología entre los participantes cuyas experiencias disociativas normales eran altas en intensidad y frecuencia; pero aquellos con problemas de salud mental tenían altos niveles de disociación en comparación con los médiums y los no médiums (controles). Los médiums y aquellos con problemas de salud mental tenían límite más fino –definido por la apertura, la sensibilidad y la facilidad para ingresar a un estado alterado de conciencia (Hartmann, 1991)– en comparación con un grupo control.
La mediumnidad no necesariamente es patológica (como el caso del brasilero Francisco Cándido “Chico” Xavier, 1910-2002), incluso puede ser adaptativa dependiendo de las circunstancias. De hecho, por ejemplo, en Brasil, la práctica de la mediumnidad espiritista (Candomblé, Umbanda, y Kardecismo) proporciona un soporte para los miembros de la comunidad que sufren de ansiedad y depresión.
|
Varios estudios consideran que los percipientes de EEE generalmente tienen límites mentales más finos, lo que confirma la idea de que este tipo de experiencias están vinculadas a la esquizotipia, y la transliminalidad (p. ej., Houran, Ashe & Thalbourne, 2003; Houran , Kumar, Thalbourne & Lavertue, 2002; Houran & Thalbourne, 2001a, 2001b; Houran, Wiseman & Thalbourne, 2002; Parra, 2015c, 2017). Negro et al. (2002) encontraron que la disociación patológica se correlacionaba negativamente con la edad, la actividad mediúmnica y el apoyo social. También se encontraron relaciones entre los años de entrenamiento formal y el sentido del control de la mediumnidad (aunque no la producción de la mediumnidad).
En un estudio previo, Parra (2006) encontró que, en una propensión a la esquizotipia, había una segunda dimensión (la absorción) que predice la diferencia entre individuos con experiencias de apariciones y sin experiencias porque las experiencias aparicionales se relacionaban con niveles más altos de absorción y fantasía imaginativa (Irwin, 2015; Irwin, Dagnall & Drinkwater, 2012). Es decir, estas experiencias están relacionados con procesos cognitivos que involucran la fantasía y la propensión a la esquizotipia cognitivo-perceptual. De hecho, en la práctica clínica es lamentable que muchos terapeutas todavía consideren a los clientes que dicen tener apariciones como enfermos mentalesy no le cuentan a nadie sus experiencias.
Un estudio pionero fue la obra Apariciones de George Nugent Merle Tyrrell (1942), un clásico basado en un pequeño número de casos investigados por la Society for Psychical Research de Londres. Según Tyrrell, en alrededor de un tercio de los casos donde hay más de un posible percipiente, la aparición se experimenta colectivamente.
|
Otras veces se afirma que la esquizotipia es una forma atenuada de esquizofrenia, pero los investigadores actuales (por ejemplo, Lenzenweger, 2010) desestiman esta visión y la ven como un conjunto de rasgos de personalidad o características que representan un constructor de personalidad propensa a la esquizofrenia. Este continuo de la personalidad puede incluir creencias y experiencias paranormales, en particular la creatividad artística. También se la ha asociado con el pensamiento crítico y sugestionabilidad, conocida como “esquizotipia feliz”, la “esquizotipia positiva” o “esquizotipia benigna”, como aquellos que están psicológicamente saludable y exhiben rasgos adaptativos (Brod, 1997; Goulding, 2004).
Predicciones
Usando bases de datos de otros estudios previos (ver Parra & Argibay, 2008, 2009a, 2009b) y de mi propia disertación doctoral (ver Parra, 2009) con estudiantes de pregrado, reanalizé los datos de EEE. En consecuencia, este estudio en dos partes examina dos muestras (creyentes en lo paranormal y estudiantes de pregrado) de EEEpor separado. Específicamente, el objetivo es encontrar correlaciones entre tres tipos de EEE y características de personalidad y perceptuales.
Las dos muestras independientes difieren en sus respectivos procedimientos de reclutamiento: (1) los creyentes en lo paranormal fueron clasificados como personas interesadas en leer temas esotéricos y New Age, muchos de ellos provenían de grupos espiritualistas en Buenos Aires, Argentina; y (2) estudiantes de pregrado, de los cuales aunque muchos eran creyentes en lo paranormal no estaban cognitivamente involucrados en la lectura de tales temas.
Para el Estudio 1 (creyentes en lo paranormal), se predijo que las personas con EEE puntuarían alto en: (H1) Neuroticismo (inestabilidad emocional), (H2) Extraversión, (H3) Propensión a la esquizotipia (principalmente la esquizotipia “positiva” o “saludable” medida con el SPQ-R), (H4) Intensidad de la imagen visual, (H5) Transliminalidad y (H6) Límite “fino”. Se esperaba que estas seis variables correlacionaran (positivamente) con la frecuencia de EEE.
Para el Estudio 2 (estudiantes de pregrado), se predijo que las personas con EEE puntuarían alto en: (H1) Neuroticismo (inestabilidad emocional), (H2) Extraversión, (H3) Propensión a la esquizotipia (principalmente esquizotipia “positiva” o “saludable” medida con el O-LIFE), (H4) Disociación, (H5) Absorción, y (H6) Propensión a la fantasía. Se esperaba que estas seis variables también correlacionaran (positivamente) con la frecuencia de EEE.
Nótese, sin embargo, que en este estudio no hay intención de examinar las variables psicológicas en los practicantes de la mediumnidad o médiums profesionales sino en personas que pasan por estas experiencias en forma espontánea. Estas experiencias se pueden encontrar en, al menos, una etapa inicial del desarrollo mediúmnico, en contextos rituales, templos, escuelas espiritistas y terreiros (templos de reunión para los cultos afrobrasileños.
MÉTODO
Instrumentos
Cuestionario de Personalidad de Eysenck –Revisado (EPQ-R; Eysenck y Eysenck, 1975; Sandin, Valiente, Chorot, Olmedo y Santed, 2002). Es un conocido inventario de 94 ítems, con una respuesta SI/NO que mide dos dimensiones de la personalidad: Neuroticismo (puntajes más altos tienden a experimentar mayor inestabilidad emocional y ansiedad reactiva, y puntuaciones más bajas a ser más estables emocionalmente) y Extroversión-Introversión (los puntajes altos tienden a ser Extrovertidos, y los puntajes bajos tienden a ser Introvertidos). La confiabilidad interna del EPQ-R es buena para la versión en español, con un α de Cronbach de .84 (Sandin et al., 2002). El α de Cronbach fue .78 para Neuroticismo y .82 para Extroversion-Introversion, en el presente estudio.
Cuestionario de Personalidad Esquizotípica (SPQ; Raine, 1991, 1992; Raine y Baker, 1992; Raine y Benishay, 1995). Esta escala contiene 74 ítems SI/NO cuyos con puntajes más altos tienden a mostrar propensión al pensamiento y conducta esquizotípica. Mide tres factores de esquizotipia: (1) Esquizotipia cognitiva-perceptual, Esquizotipia interpersonal y Esquizotipia desorganizada. La confiabilidad interna del SPQ es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .93 (ver Parra, 2006).
Inventario de Sentimientos y Experiencias de Oxford-Liverpool (O-LIFE; Mason, Claridge y Jackson, 1995; Mason, Claridge y Williams, 1997). Es un cuestionario de 150 ítems con una respuesta SI/NO en términos de cuatro dimensiones: (1) Esquizotipia Positiva, que evalúa Experiencias inusuales y Desorganización cognitiva –una tendencia al pensamiento desorganizado o tangencial (hacia el trastorno del pensamiento), y (2) Esquizotipia negativa, que evalúa Anhedonia introvertida; e Inconformidad impulsiva (Mason et al., 1995, 1997). La evaluación psicométrica del O-LIFE ha demostrado una buena fiabilidad test-retest (α = 0,80), así como una consistencia interna aceptable (α = .77). El α de Cronbach de consistencia interna fue .91 en la versión argentina de O-LIFE (ver Parra, 2015b).
Escala de Experiencias Disociativas –Revisado (DES-R, Bernstein & Putnam, 1986, Carlson & Putnam, 1993, Carlson & Armstrong, 1994, Montes, Ledesma y Martín Poó, 2011). Esta medida es un instrumento de autoinforme de 28 ítems con una escala de respuesta de 0-100% que indica tendencias disociativas en tres factores:Amnesia, Despersonalización y Absorción. La escala tiene una buena validez de constructo La fiabilidad interna del DES es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .87 (Parra & Argibay, 2012).
Escala de Absorción de Tellegen (TAS, Tellegen y Atkinson, 1974). Es un inventario de 34 items que requiere una respuesta “Verdadero” o “Falso”. Puntajes altos tienden a tener mayor capacidad de absorción psicológica, dividida en seis factores: Sensibilidad, Sinestesia, Expansión de la cognición, Olvido-Disociación, Recuerdos Vívidos, y Expansión de Conciencia. La fiabilidad interna del TAS es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .90 (Parra y Argibay, 2012).
Cuestionario de Experiencias Creativas (CEQ; Merckelbach, Horselenberg, & Muris, 2001). Es una medida de autoinforme de propensión a la imaginación y la fantasía de 25 ítems que requiere una respuesta “Verdadero” o “Falso” que indica que aquellos con puntajes más altos tienden a tener mayor propensión a la fantasía. Los resultados indican que el CEQ muestra una confiabilidad adecuada test-retest, así como también confiable consistencia interna (Merckelbach, Horselenberg & Muris, 2001). La confiabilidad interna del CEQ es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .82 (Parra & Argibay, 2012).
Escala de Transliminalidad –Revisada (RTS; Lange, Thalbourne, Houran & Storm, 2000; Houran, Thalbourne & Lange, 2003). Es una versión de la escala original de Thalbourne (1998) y presenta 17 ítems Verdadero/Falso. El RTS tiene una fiabilidad de .82 y produce un puntaje que indica que puntajes más altos tienden a ser más transliminares, implicando mayor frecuencia de experiencias paranormales, experiencias místicas, personalidad creativa, conducta maníaca, ideación mágica, absorción, propensión a la fantasía, hipersensibilidad a la estimulación sensorial y actitud positiva hacia la interpretación de los sueños. El RTS en sus diversas formas ha sido administrado a un gran número de personas en una variedad de contextos. La confiabilidad interna del RTS es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .76 (Parra, 2017).
Cuestionario de Límite (BQ; Hartmann, 1989, 1991) es un instrumento de 138 ítems sobre diferentes aspectos del concepto de límite o frontera psicológica (Barbuto & Plummer, 1998, 2000). Se divide en categorías tales como: Tipo de límite, Sueño/Vigilia, Experiencias inusuales, Pensamientos/Sentimientos/Estados de ánimo, Infancia/adolescencia/Adultez, Contacto interpersonal, Sensibilidad, Vestimenta, Limpieza, Precisión/Exactitud, Opiniones (Niñez), Opinions (Organizaciones), Opiniones (Personas/Naciones/Grupos), Estética/Etica, y Experiencias Paranormales. Contiene una escala que va de “0” (nada) a “4” (mucho). El BQ produce un puntaje que indica que puntajes altos tienden a tener límites “finos” y aquellos con puntuaciones bajas tienden a tener límites “gruesos”. El BQ tiene una buena fiabilidad test-retest (Kunzendorf & Maurer, 1988-1989, Hartmann, Harrison & Zborowski, 2001). La fiabilidad interna del BQ es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .79 (Parra & Argibay, 2016).
Vividez de la Imaginería Visual –Revisado (VVIQ-R; Campos & Pérez-Fabello, 2009; Marks, 1999). El VVIQ-R consta de 32 ítems que se refieren a diferentes situaciones en las que los participantes deben visualizar y puntuar la intensidad de su imagen mental a “ojos abiertos” y a “ojos cerrados” (por ejemplo: “Visualice mentalmente el contorno exacto de la cara, cabeza , hombros y cuerpo” o “… poses características de la cabeza, actitudes del cuerpo”) en una escala de cinco puntos, desde 1 (“Perfectamente clara y vívida como la visión normal”) a 5 (“Ninguna imagen en absoluto”). Los dos puntajes (a ojos cerrados y abiertos) producen un puntaje promedio. Dado que el puntaje se invierte, aquellos con puntuaciones bajas tienden a tener una mayor intensidad de las imágenes visuales, y aquellos con puntajes altos tienden a indicar intensidad más baja. La fiabilidad interna del VVIQ-R es buena para la muestra hispano-argentina, con un α de Cronbach de .94 (Parra, 2015a).
Todas las medidas se administraron bajo el pseudo título del Cuestionario de Experiencias Psicológicas, en orden contrabalanceado para evitar sesgos en las respuestas. Los participantes que recibieron información sobre el estudio fueron invitados a participar de forma voluntaria y anónima. El set de cuestionarios se adjuntó en un sobre que se presentó a los participantes.
Sensación de presencia, Experiencia de aparición y Posesión espíritual
Originalmente, se diseñó una escala que consta de 18 ítems empleada en estudios previos (Gómez Montanelli & Parra, 2004, 2005, 2008), para recopilar información sobre experiencias anómalo/paranormales espontáneas, como sueños premonitorios, telepatía, ver el aura, experiencias extracorporales, recuerdo de vidas pasadas, sanación paranormal, déjà-vu, y experiencia mística, entre otras. Las preguntas están inspiradas por la versión en inglés del Anomalous/Paranormal Experiences Inventory (Gallagher, Kumar, y Pekala, 1994). Basadas en diferentes formas de “Encuentro con Entidades” las tres preguntas seleccionadas aquí fueron:
Para Sensación de presencia: “En los últimos seis meses, tuve la experiencia, mientras estaba despierto, de tener la vívida impresión de una sensación de presencia, pero no habia nada visible donde yo estaba”.
Para Experiencia aparicional: “En los últimos seis meses, tuve la experiencia, mientras estaba despierto, de escuchar voces o ver apariciones, invisibles para los demás que me previno de un peligro inminente que ocurrió poco después.
Para Posesión espiritual: “En los últimos seis meses, tuve la experiencia de sentir que mi cuerpo no era mío y que estaba siendo controlado por otra fuerza aparte de mí”.
Cada pregunta tiene una escala Likert con un rango de 0 (Nunca), 1 (Una vez), y 2 (Rara vez); y 3 (Múltiples veces). Cada pregunta también incluye una escala de “impacto” o “reacción” emocional negativa o “perturbadora” (1) a positiva o “benéfica” (7). La confiabilidad interna de este inventario es alta, con un α de Cronbach de .92 (Gómez Montanelli & Parra, 2004, 2005, 2008). La confiabilidad test-retest es aceptable.
Categorización de la EEE
Para ambos estudios, se construyó un índice (o suma) de cada tipo de experiencia en función de la frecuencia con la que se informó (Una vez, Rara vez y Múltiples veces). Luego se construyó una escala del “tipo de experiencia”, por ejemplo, un solo tipo de experiencia (por ej. Apariciones –sea Una vez o Múltiples veces), dos tipos de experiencias (por ejemplo, Apariciones + Sensación de presencia), o tres tipos de experiencia (Sensación de presencia + Experiencia aparicional + Posesión espíritual). Los que no tuvieron ninguna experiencia en ambas muestras (Creyentes en lo paranormal y Estudiantes) se clasificaron como “Control”.
Para probar las predicciones se emplearon estadísticas no paramétricas ya que las puntuaciones no se distribuyeron normalmente, y luego se llevaron a cabo regresiones logísticas múltiples en ambas muestras. Se realizó una corrección Bonferroni para contrarrestar el problema de análisis múltiple.
RESULTADOS DEL PRIMER ESTUDIO
Los participantes fueron 348 en total, de los cuales 239 (68%) devolvieron los cuestionarios completos, 178 (74,5%) mujeres y 61 (25,5%) varones, con edades comprendidas entre los 17 a 72 años (Media = 45 años; DT = 13 años). Los participantes se consideraron bien educados, el 92% había completado la escuela secundaria, y una proporción de ellos había asistido a la universidad; y podrían ser considerados “creyentes en lo paranormal”, porque muchos de ellos se dedicaba a leer o practicar alguna técnica espiritualista.
Se reclutó a los participantes a través de una lista de correo electrónico del Instituto de Psicología Paranormal para el Estudio 1 a través del sitio web (www.alipsi.com.ar) y del Estudio 2 en las aulas de la Facultad de Psicología & Relaciones Humanas de la Universidad Abierta Interamericana. La participación fue voluntaria; ninguno de ambos participantes recibió pago alguno.
Como indica la Tabla 1, de los estudiantes que respondieron haber tenido una EEE, 180 (75.3%) indicaron tener una Sensación de presencia, 70 (29.3%) Experiencias aparicionales, y 46 (19.2%) Posesión espíritual. De la muestra completa, 100 (41,8%) tuvieron solo una EEE, 74 (31.0%) tuvieron dos EEE (una u otra) y el 16 (6.7%) tuvieron las tres EEE.
Tabla1: Experiencia aparicional, Sensación de presencia, y Posesión espírita (N = 239)
EEE |
Experiencia
aparicional |
Sensación
de presencia |
Posesión
espírita |
Si No |
70 169 |
29.3% 70.7% |
180 59 |
75.3% 24.7% |
46 193 |
19.2% 80.8% |
Frequencia del tipo de EEE |
N |
% |
Ninguna Sólo una Dos Tres |
49 100 74 16 |
20.5 41.8 31.0 6.7 |
La hipótesis era que los creyentes en lo paranormal con EEE tenderían a puntuar alto en: (1) Neuroticismo (no confirmada), (2) Extroversión (confirmada), (3) Propensión a la esquizotipia (confirmada para ambas dimensiones, esquizotipia positiva y negativa), (4) Vividez de la imaginería visual (confirmada), (5) Transliminalidad (confirmada) y (6) Límite “fino” (confirmada, también para las subescalalas Experiencias inusuales, Pensamientos, Opinions [niñez] y Experiencias paranormales) (ver la Tabla 2). Después de una corrección Bonferroni, Extroversión, Experiencias inusuales (SPQ-R), Transliminalidad, Límite “fino” (Experiencias inusuales, Pensamientos, y Experiencias paranormales) resultaron significativas.
Tabla 2: Correlaciones entre la EEE y Medidas Perceptuales y de Personalidad
|
EEE |
Variable |
Rho de Spearman |
p* |
Neuroticismo (EPQ-R) Extroversión (EPQ-R)
|
.01 .24 |
n.s. < .001 |
F1. Experiencias Inusuales
F2. Desorganización Cognitiva
F3. Anhedonia Introvertida
F4. Impulsividad/Agresividad
Esquizotipia (O-LIFE) |
.26 .06 .16 .08 .17 |
< .001 n.s. .013 .233 .011 |
Vividez de la Imaginería Visual |
-.20 |
.003 |
Transliminalidad |
.28 |
< .001 |
1. Sueño/Vigilia
2. Experiencias inusuales
3. Pensamientos/Sentimientos
4. Infancia/adolescencia
5. Contacto interpersonal
6. Sensibilidad
7. Vestimenta
8. Precisión/Exactitud
9. Opiniones (Niñez)
10. Opiniones (Organizaciones)
11. Opiniones (Personas/Naciones/Grupos)
12. Estética/Etica
13. Experiencias Paranormales
Límite “Fino” |
.12 .31 .31 .09 .05 -.02 .03 .15 .16 .08 .09 .08 .42 .32 |
.n.s. < .001 < .001 n.s. n.s. n.s. n.s. .04 .023 n.s. n.s. n.s. < .001 < .001 |
* Corrección Bonferroni p = .002; df= 237
También se encontraron varias correlaciones significativas entre el impacto emocional (negativo/positivo) de las EEE y las medidas perceptuales y de personalidad (ver Tabla 3). El impacto emocional de las experiencias aparicionales correlacionó positiva y significativamente con Extroversión, Vividez de la imaginería visual, Límite fino y Transliminalidad; el impacto emocional de la Posesión espírita correlacionó positiva y significativamente con Esquizotipia, Disociación, Límite “Fino”y Transliminalidad. Después de una corrección Bonferroni (p = .002), el impacto emocional de la experiencia aparicional todavía correlacionaba significativamente con la transliminalidad, y el impacto emocional de la Posesión correlacionaba significativamente con Esquizotipia, Disociación, y Límite “Fino”.
Tabla 3: Correlaciones Entre Impacto Emocional Negativo/Positivo y Medidas de Personalidada
|
I.E. Apariciones* (n = 70) |
I.E. Sensación
de presencia*
(n = 180) |
I.E.
Posesión*
(n = 146) |
Variable |
Rho |
p |
Rho |
p |
Rho |
p |
Neuroticismo (EPQ) Extroversion (EPQ) Esquizotipia (SPQ-R) Disociación (DES) Vividez de la Imaginería Límite “Fino” Transliminalidad |
.02 .17 .02 .12 .15 .15 .24 |
n.s. .011 n.s. n.s. .023 .024 .001 |
.06 .08 .07 .16 .09 .20 .15 |
n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. |
.01 .06 .23 .24 .03 .22 .16 |
n.s. n.s. .001 < .001 n.s. .001 .02 |
a. Corrección Bonferroni p = .002.
* Impacto emocional. Rango 1 = Muy negativo to 7 = Muy positivo.
Se llevó a cabo un análisis de regresión logística múltiple para determinar las diferencias entre los grupos, en consecuencia, la variable dependiente se convirtió a dos grupos (con y sin EEE). Las variables independientes fueron las puntuaciones totales en Neuroticismo, Extraversión/Introversión, Esquizotipia, Disociación, Vividez de la Imaginería, Límite fino y Transliminalidad. La regresión fue significativa: χ2 (1, N = 190) = 6.83, p = .009. La única variable que predijo significativamente la pertenencia a un grupo fue Límite fino (Wald = 6,18; p = .013).
RESULTADOS DEL SEGUNDO ESTUDIO
De un total de 678 estudiantes de pregrado reclutados, 554 (81.7%) completaron todos los instrumentos, 430 (77.6%) mujeres y 124 (22.4%) hombres, con edades comprendidas entre 17 y 57 (Media = 26 años; DT = 7 años). La participación fue voluntaria, y los estudiantes no recibieron ningún pago.Como indica la Tabla 4, de aquellos que respondieron haber tenido una EEE, 187 (33,8%) indicaron tener Sensación de presencia, 27 (4,9%) Experiencias aparicionales, y 26 (4,7%) Posesión espiritual. De la muestra completa, 164 (29,6%) tuvieron solo una EEE, 29 (5,2%) tuvieron dos EEE (una u otra) y el 6 (1,1%) tuvieron las tres EEE.
Tabla 4: Experiencia Aparicional, Sensación de Presencia, y Posesión Espírita (N = 554)
EEE |
Experiencia aparicional |
Sensación de presencia |
Posesión espírita |
Si No |
27 527 |
4.9% 95.1% |
187 367 |
33.8% 66.2% |
26 528 |
4.7% 95.3% |
Frequencia del tipo de EEE |
N |
% |
Ninguna Sólo una Dos Tres |
355 164 29 6 |
64.1 29.6 5.2 1.1 |
Las hipótesis era que los estudiantes con EEE tenderían a puntuar alto en: (1) Neuroticismo (confirmada), (2) Extroversión (no confirmada), (3) Esquizotipia (confirmada para ambas dimensiones, esquizotipia positiva y negativa del SPQ-R), (4) Disociación (confirmada para sus tres dimensiones), (5) Absorción (confirmada para sus seis dimensiones), y (6) propensión a la fantasía (confirmada) (ver Tabla 5). Después de una corrección Bonferroni (p = 0,003) Neuroticismo, Esquizotipia, Disociación, Absorción y Propensión a la fantasía fueron significativas.
Tabla 5: Correlaciones Entre EEE y Medidas Perceptuales y de Personalidada
|
EEE |
Variable |
Rho de Spearman |
p* |
Neuroticismo (EPQ-R) Extroversión (EPQ-R) |
.01 .24 |
n.s. < .001 |
F1. Cognitivo-perceptual F2. Interpersonal F3. Desorganizada Esquizotipia (SPQ-R) |
.40 .12 .12 .28 |
< .001 .003 .004 < .001 |
F1. Amnesia F2. Absorción F3. Desrealización/depersonalización Disociación (DES) |
.12 .19 .23 < .21 |
.003 < .001 .001 < .001 |
F1. Sensibilidad
F2. Sinestesia
F3. Expansión de Conciencia
F4. Olvido-Disociación
F5. Recuerdos Vividos
F6. Expansión de la cognición
Absorción |
.18 .21 .29 .20 .19 .17 .26 |
< .001 < .001 < .001 < .001 < .001 < .001 < .001 |
Propensión a la Fantasía (CEQ) |
.26 |
< .001 |
a. Corrección Bonferroni p = .003; df= 552
También se encontraron cuatro correlaciones significativas entre el impacto emocional (negativo/positivo) de las EEE y las medidas perceptuales y de personalidad (ver Tabla 6). Sin embargo, después de una corrección de Bonferroni (p = .003), no se encontraron correlaciones significativas.
Tabla 6: Correlaciones Entre Impacto Emocional (IE) y Medidas Perceptuales y de Personalidada
|
I.E.
Apariciones*
(n = 27) |
I.E. Sensación
de presencia*
(n= 187) |
I.E.
Posesión*
(n= 26) |
Variable |
Rho |
p |
Rho |
p |
Rho |
p |
Neuroticismo (EPQ) Extroversión (EPQ) Esquizotipia (SPQ-R) Disociación (DES) Absorción (TAS) Fantasía (CEQ) |
.34 .02 .06 .22 -.01 -.07 |
.008 n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. |
.12 -.02 .05 -.02 -.10 -.04 |
.04 n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. |
.15 -.01 .42 .19 .29 .23 |
n.s. n.s. .003 n.s. .041 n.s. |
* Impacto emocional. Rango 1 = Muy negativo to 7 = Muy positivo.
a. Corrección Bonferroni p = .003.
Se llevó a cabo un análisis de regresión logística múltiple para determinar las diferencias entre los grupos, en consecuencia, la variable dependiente se convirtió a dos grupos (con y sin EEE). Las variables independientes fueron las puntuaciones totales en Neuroticismo, Extraversión/Introversión, Esquizotipia, Disociación, Absorción y Fantasía. La regresión fue significativa: χ2 (6, N = 190) = 6,83, p = .009. Las tres variables que predijeron significativamente la pertenencia a un grupo fueron Esquizotipia (Wald = 12.30; p <.001), Absorción (Wald = 7.91; p = .005) y Disociación (Wald = 6.05; p = .014).
DISCUSIÓN
Conclusiones del Primer Estudio
En cuanto a las medidas perceptivas y de personalidad, después de la corrección Bonferroni, se confirmaron 4 de las seis predicciones: creyentes en lo paranormal con alta frecuencia de EEE: (i) tienden a ser más extrovertidos; (ii) tener mayor propensión a las Experiencias inusuales (un factor de Esquizotipia del O-LIFE); (iii) tienden tener más transliminalidad; y (iv) tienden a tener límites más “finos” (con énfasis en Experiencias Inusuales, Pensamientos, y Experiencias Paranormales). Es posible que la extroversión –esto es, la búsqueda de sensaciones y necesidad de mayor interacción social– mayor capacidad de imaginería visual y mayor tendencia hacia la transliminalidad –esto es, mayor capacidad para “cruzar” el umbral de la consciencia y ser más susceptible a otros estados mentales, favorezca la habilidad para “sintonizar percepciones inusuales”, lo cual es coincidente con estudios previos, principalmente en individuos cognitivamente no aptos o poco receptivos a tales experiencias.
Respecto al impacto emocional, los 146 estudiantes que mostraron una tendencia a disociar (dentro del constructo general que incluye el límite fino, transliminalidad, y esquizotipia) indicaron que sus experiencias de posesión espiritual resultaron emocionalmente más positivas, los 70 estudiantes que mostraron tendencia a mayor transliminalidad y límite fino también indicaron que sus experiencias aparicionales resultaron emocionalmente más positivas, pero no hubo ninguna relación en el impacto emocional para los 187 estudiantes que experimentaron Sensación de presencia.
CONCLUSIONES
Los resultados sugieren que las dos muestras (creyentes en lo paranormal y estudiantes) provienen de poblaciones muy diferentes. Aunque las pruebas fueron principalmente no paramétricas (rho de Spearman), no podemos hacer muchas inferencias sobre la respectivas poblaciones. La prueba de Regresión Logística Múltiple, que es paramétrica, permite concluir, en primer lugar, que los creyentes en lo paranormal tienen una o más experiencias de encuentros con entidades, tienden a tener límites finos en comparación con sus contrapartes que no tienen tales experiencias; y los estudiantes que tienen una o más EEE tienden a mostrar más rasgos de esquizotipia, absorción y disociación en comparación con sus contrapartes sin EEE. Es importante señalar que este estudio solo presenta hallazgos de comparaciones intra-muestras; de modo que tampoco se pueden hacer generalizaciones representativas a la población en general, siquiera a la población de estudiantes de psicología o creyentes en lo paranormal en su conjunto.
Es posible que los creyentes en lo paranormal tengan un alto grado de participación en las creencias y experiencias paranormales/espirituales haciéndolos proclives a la aceptación y coherencia cognitiva para tales experiencias. Algunos de los participantes del estudio en esta muestra indicaban un involucramiento explícito a cultos espiritualistas, grupos de oración, meditación y otros prácticas espirituales quienes asumen la existencia de entidades que pueden controlarlos y atacarlos, que prueden presentarse espontáneamente, en forma benéfica (por ejemplo, la viudez o una experiencia de encuentros con ángeles o seres de luz) o maléfica (espíritus acosadores por la noche, demonios, entidades “oscuras”, etc.), y en consecuencia creen que deben estar protegidos o blindados espiritualmente antes tales influencias. Como rasgo de personalidad, por ejemplo, es notable el hecho de que los creyentes en lo paranormal mostraron más conductas de socialización (es decir, Extroversión) y experiencias de encuentro con entidades, mientras que para los estudiantes, las experiencias de encuentro están asociadas a mayor inestabilidad emocional y conductas de ansiedad (es decir, Neuroticismo).
La esquizotipia (medida con diferentes escalas) fue una tendencia común en ambos grupos, aumentando con la frecuencia de la EEE; pero la transliminalidad y el límite “fino” sólo se encontró en los creyentes en lo paranormal; mientras que la disociación y la propensión a la fantasía fue alta en los estudiantes que experimentaron EEE. Los estudiantes también mostraron una tendencia a la absorción tal vez debido al efecto inesperado de sus EEE. Es posible que los creyentes en lo paranormal encuentren una “solución paranormal” para su rasgos de esquizotipia e inestabilidad emocional con prácticas espirituales (como la meditación o la oración) y de este modo sean más lábiles a experiencias de encuentro y otros eventos anómalos(Rabeyron & Watt, 2009). Por ejemplo, los creyentes en lo paranormal que indicaron experiencias de Posesión tendieron a mostrar mayor propensión a la esquizotipia y tendencias disociativas, en consecuencia, muestran indicadores cognitivos y perceptuales del constructo del límite fino y la “labilidad a cruzar fronteras o límites” con mayor permeabilidad que quienes reportan otras experiencias paranormales no asociadas a la EEE.
La idea de que la EEE es sólo una forma de fantasía o imaginación creativa no está suficientemente demostrada en este estudio, excepto en la muestra de estudiantes. Sin embargo, en cuanto a los creyentes en lo paranormal, la correlación entre la EEE y la intensidad de las imágenes visuales, no fue lo suficientemente fuerte como para pasar la prueba de análisis múltiples, pero claramente fue en dirección a encontrar una relación que indica que estas experiencias tienen una asociación con la capacidad mental de visualizar y es un rasgo predominante en otras prácticas espirituales (Parra, 2015a; Salem, DeCicco, Ragab& Vaswani, 2013).
Hay varias advertencias en antropología religiosa, etnopsiquiatría y otros areas relacionadas que indican que la mediumnidad, la canalización y otras prácticas tales como el éxtasis religioso, el chamanismo, y las danzas rituales (en cultos derviches, umbanda u otras culturas) no deben ser prejuzgados como síntomas negativos o desadaptativos de salud mental. Por el contrario, las creencias y prácticas culturalmente aceptadas influyen en el rol que cumple la aceptación social y la salud psicológica del médium en su respectiva cultura, que está alineada con el paradigma biopsicosocial. En el presente estudio, parece que la creencia en lo paranormal proporciona una ventaja cognitiva adaptativa de la que carecen los estudiantes, al menos en una fase inicial de la mediumnidad.
En relación con sus potenciales implicancias clínicas, muchos profesionales de la salud mental continúan una tradición histórica de patologizar la espiritualidad (para una revisión crítica, ver Lukoff, Lu & Turner, 1992; Phillips, Lukoff, & Stone, 2009; Bragdon, 2012). Los investigadores discrepan sobre si estos rasgos deben entenderse como (1) una etapa inicial en un proceso que conlleva a un control progresivo y mayor autonomía funcional que “blinda” al individuo para evitar sucumbir a una psicopatología asociada a las experiencias de encuentro con entidades, o si tan sólo éstas (2) son ontológicamente reales en términos de una capacidad latente de sintonizar con realidades cuya etiología están más allá de nuestra comprensión en el actual paradigma materialista dominante. En cualquiera de ambos casos, ninguna de estas interpretaciones indica psicopatología. Sin embargo, las tres formas de EEE pueden tener importantes implicaciones clínicas. Muchos terapeutas todavía consideran enfermos mentales a aquellos clientes que reportan apariciones u otras experiencias aparicionales y/o espirituales. En otras palabras, aunque los creyentes en lo paranormal producen un mayor número de correlatos con las apariciones y otras experiencias relacionadas, éstos parecen estar en mejores condiciones para manejar estas experiencias comparado con los estudiantes. Sin embargo, en algunos casos, una EEE (y la mediumnidad en general) pueden erróneamente diagnosticarse o ser concurrentes con trastornos disociativos (Moreira-Almeida et al., 2008; van Duiji et al., 2005), y en general existe mayor grado de volición y sentido del yo en una EEE que está libre de psicopatología en contraste con rasgos psicopatológicos disfrazados de pseudo-mediumnidad (Seligman, 2005).
Futuros estudios deberían examinar el “área gris” entre las EEE espontáneas y la mediumnidad “controlada” que se lleva a cabo en rituales u otros contextos religiosos. Hay numerosas biografías de médiums, psíquicos y sensitivos que relatan detalladamente experiencias mediúmnicas seminales en la niñez o en la adolescencia que fueron transformadoras, el control volitivo y la evaluación positiva de sus experiencias que mejoran su auto-concepto, también podrían proporcionar vías para futuras investigaciones.
En la foto, durante mi entrevista a médiums de la Sociedad Espiritista Constancia en Buenos Aires.
|
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a la Fundación BIAL por su apoyo financiero a este proyecto de investigación, y a Lance Storm por sus útiles consejos metodológicos.
Referencias
American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Quinta Edición (DSM-V). Masson: Barcelona.
Bastide, R. (1978). The African religions of Brazil: Toward a sociology of the interpenetration of civilizations. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press.
Bernstein, E. M., & Putnam, F. W. (1986). Development, reliability, and validity of a dissociation scale. Journal of Nervous and Mental Disease, 174, 727-735.
Bragdon, E. (2012). Spiritism and Mental Health: Practices from spiritist centers and spiritists psychiatric hospitals in Brazil. London: Singing Dragon.
Brod, J. H. (1997). Creativity and schizotypy. En G. Claridge (Ed.). Schizotypy: Implications for illness and health (pp. 274-298). New York: Oxford University Press.
Brown, M. E (1997). The channeling zone: American spirituality in an anxious age. Cambridge, UK: Harvard University Press.
Campos, A., & Pérez-Fabello, M. J. (2009). Psychometric quality of a revised version of Vividness of Visual Imagery Questionnaire. Perceptual and Motor Skills, 108(3), 798-802.
Cardeña, E., Lewis-Fernandez, R., Beahr, D., Pakianathan, L., & Spiegel, D. (1996). Dissociative disorders. En T. A. Widiger, A. J. Frances, H. A. Pincus, R. Ross, M. B. First, & W. W. Davis (Eds.), DSM-4 Sourcebook, Vol. 2 (pp. 971 1005). Washington, DC: American Psychiatric Association.
Cardeña, E., Lynn, S. J., & Krippner, S. (2000). Varieties of anomalous experience: Examining the scientific evidence. Washington, DC: American Psychological Association.
Carlson, E. G., & Putnam, F. W. (1993). An update on the Dissociative Experiences Scale. Dissociation, 6, 1627.
Castillo, R. J. (1994). Spirit possession in South Asia: Dissociation or hysteria? Part 2: Case histories. Culture, Medicine and Psychiatry, 18, 141 162.
Cheyne, J. A., Newby-Clark, I. R. & Rueffer, S. D. (1999). Sleep paralysis and associated hypnagogic and hypnopompic experiences. Journal of Sleep Research, 8, 313-317.
Cohen, E., & Barrett, J. L. (2008). Conceptualizing spirit possession: Ethnographic and experimental evidence. Ethos, 36(2), 246-267.
Cohen, G. L., & Sherman, D. K. (2007). Self-affirmation theory. En R. Baumeister & K. Vohs (Eds.), Encyclopedia of Social Psychology (pp. 787-789). Thousand Oakes: Sage Publications.
Evans, H. (2001). The ghost experience in a wider context. En J. Houran & R. Lange (Eds.), Hauntings and poltergeists: Multidisciplinary perspectives (pp. 41-61). Jefferson, NC: McFarland.
Eysenck, H. J. (1947). The structure of human personality. New York, NY: Wiley.
Eysenck, H. J., & Eysenck, S. B. G. (1975). Manual of the Eysenck Personality Questionnaire. London, UK: Hodder & Stoughton.
Frischholz, E. J., Braun, B. G., Sachs, R. G., Schwartz, D. R., Lewis, J., Shaeffer, D., Westergaard, C., & Pasquotto, J. (2015). Construct validity of the Dissociative Experiences Scale: II. Its relationship to hypnotizability. American Journal of Clinical Hypnosis, 57(2), 102-109.
Gallagher, C., Kumar, V. K., & Pekala, R. J. (1994). The Anomalous Experiences Inventory: Reliability and validity. Journal of Parapsychology, 58, 402-428.
Gingrich, H. J. (2005). Trauma and dissociation in the Philippines. Journal of Trauma Practice, 4, 245 269.
Gómez Montanelli, D. & Parra, A. (2004). A clinical approach to the emotional processing of anomalous/paranormal experiences in group therapy. Journal of the Society for Psychical Research, 68.3, 876, 129-142.
Gómez Montanelli, D.] & Parra, A. (2005). ¿Las Experiencias Paranormales son psicológicamente perturbadoras? Una encuesta comparando estudiantes universitarios y aficionados a temas paranormales. Revista Interamericana de Psicología, 39(2), 285-294.
Gómez Montanelli, D. E., & Parra, A. (2008). Are spontaneous anomalous/paranormal experiences disturbing? A survey among undergraduate students. International Journal of Parapsychology, 13, 1-14.
Goulding, A. (2004). Schizotypy models in relation to subjective health and paranormal beliefs and experiences. Personality and Individual Differences, 37, 157-167.
Green, C., & McCreery, C. (1975). Apparitions. New York: St Martin’s Press.
Hageman, J. H., Krippner, S. & Wickramasekera, I. II. (2008). Sympathetic reactivity during meditation. Subtle Energies and Energy Medicine Journal, 19(2), 1-26.
Hageman, J., Krippner, S., & Wickramasekera, I. (2011). Across cultural boundaries: Psychophysiological responses, absorption, and dissociation comparison between Brazilian Spiritists and advanced meditators. NeuroQuantology, 9(1), 5-21.
Hageman, J., Peres, J. E. R., Moreira Almeida, A., Caixeta, L., Wickramasekera, I., & Krippner, S. (2010). The neurobiology of trance and mediumship in Brazil. En S. Krippner & H. Friedman (Eds.), Mysterious minds: The neurobiology of psychics, mediums, and other extraordinary people (pp. 85 111). Santa Barbara, CA: Greenwood/Praeger.
Haraldsson, E. (1985). Representative national surveys of psychic phenomena: Iceland, Great Britain, Sweden, USA and Gallup’s Multinational Survey. Journal of the Society for Psychical Research, 53, 145 158.
Hartmann, E. (1989). Boundaries of dreams, boundaries of dreamers: Thin and thick boundaries as a new personality dimension. Psychiatric Journal of the University of Ottawa, 14, 557-560.
Hartmann, E. (1991). Boundaries in the mind. New York, NY: Basic Books.
Hartmann, E., Harrison, R., & Zborowski, M. (2001). Boundaries in the mind: Past research and future directions. North American Journal of Psychology, 3, 347-368.
Houran, J. (2000). Toward a psychology of “Entity Encounter Experiences.” Journal of the Society for Psychical Research, 64, 141-158.
Houran, J., Ashe, D. D., & Thalbourne, M. A. (2003).Encounter experiences in the context of mental boundaries and bilaterality. Journal of the Society for Psychical Research, 67, 260-280.
Houran, J., Kumar, V. K., Thalbourne, M. A., & Lavertue, N. E. (2002). Haunted by somatic tendencies: spirit infestation as psychogenic illness. Mental Health, Religion & Culture, 5, 119-133.
Houran, J., & Thalbourne, M. A. (2001a). Further study and speculation on the psychology of “Entity Encounter Experiences.”Journal of the Society for Psychical Research, 65, 26-37.
Houran, J., & Thalbourne, M. A. (2001b). Theoretical refinements on transliminality and entity encounter experiences. Journal of the Society for Psychical Research, 65, 241-256.
Houran, J., Wiseman, R., & Thalbourne, M.A. (2002). Perceptual-personality characteristics associated with naturalistic haunt experiences. European Journal of Parapsychology, 17, 17-44.
Houran, J., Thalbourne, M. A., & Lange, R. (2003). Methodological note: erratum and comment on the use of the Revised Transliminality Scale Consciousness and Cognition, 12, 140-144.
Irwin, H. J. (1985). Flight of mind: A psychological study of the out-of-body experience. Metuchen, NJ: Scarecrow Press.
Irwin, H. J. (2015). Paranormal attributions for anomalous pictures: A validation of the Survey of Anomalous Experiences. Journal of the Society for Psychical Research, 79, 11-17.
Irwin, H. J., Dagnall, N., & Drinkwater, K. (2012). Paranormal beliefs and cognitive processes underlying the formation of delusions. Australian Journal of Parapsychology, 12, 107-126.
Johnson, B. L. (2007). Spirits on the stage: Public mediums, spiritualist theater, and American culture, 1848-1893. Chicago, IL: University of Chicago Press.
Klimo, J. (1998). Channeling: Investigations on receiving information from paranormal sources. Berkeley, CA: North Atlantic.
Krippner, S. (1997). Dissociation in many times and places. En S. Krippner & S. M. Powers (Eds.), Broken images, broken selves: Dissociative narratives in clinical practice (pp. 3 40). Washington, DC: Bruner/Mazel.
Kunzendorf, R., & Maurer, J. (1988-1989). Hypnotic attenuation of the ‘boundaries’ between emotional, visual, and auditory sensations. Imagination, Cognition & Personality, 8(3), 225-234.
Lange, R., Thalbourne, M. A., Houran, J., & Storm, L. (2000). The Revised Transliminality Scale: reliability and validity data from a Rasch top-down purification procedure. Consciousness and Cognition, 9, 591-617.
Laria, A. J. (2000). Dissociative experiences among Cuban mental health patients and spiritist mediums. University of Massachusetts, doctoral dissertation. Retrieved from Dissertation Abstracts International, 60, 57-80.
Lenzenweger, M. F. (2010). Schizotypy and schizophrenia: the view from experimental psychopathology. New York, NY: Guilford.
Lukoff, D., Lu, F. & Turner, R. (1992). Toward a more culturally sensitive DSM-IV: Psychoreligious and psychospiritual problems. Journal of Nervous and Mental Disease, 180, 673-682.
Lynn, C. D. (2005). Adaptive and maladaptive dissociation: An epidemiological and anthropological comparison and proposition for an expanded dissociation model. Anthropology of Consciousness, 16(2), 16 50.
McClenon, J. (2004).How shamanism began: human evolution, dissociation, and anomalous experience. En J. Houran (Ed.), From shaman to scientist: humanity’s search for spirits (pp. 21-58). Lanham, MD: Scarecrow Press.
Marks, D. F. (1999). Consciousness, mental imagery and action. British Journal of Psychology, 90, 567-585.
Martinez-Taboas, A. (1995). The use of the Dissociative Experiences Scale in Puerto Rico. Dissociation, 8, 14-23.
Mason, O., Claridge, G., & Jackson, M. (1995). New scales for the assessment of schizotypy. Personality and Individual Differences, 18, 7-13.
Mason, O., Claridge, G., & Williams, L. (1997). Questionnaire measurement. En G. Claridge (Ed.) Schizotypy: Implications for Illness and Health (pp. 19-37). Oxford, UK: Oxford University Press.
Merckelbach, H., Horselenberg, R., & Muris, P. (2001). The Creative Experiences Questionnaire (CEQ): A brief self-report measure of fantasy proneness. Personality and Individual Differences, 31, 987-995.
Montes, S. A.; Ledesma, R. D. & Martín Poó, F. (2011). Evaluación psicométrica de una versión modificada de la Escala de Experiencias Disociativas (DES-M). Revista Argentina de Clínica Psicológica, 20(1), 67-90.
Moreira-Almeida, A., Almeida, A. A. S., & Lotufo Neto, F. L. (2005). History of Spiritist madness in Brazil. London: Sage.
Moreira-Almeida, A., Lotufo Neto, F. L., & Cardeña, E. (2008). Comparison of Brazilian Spiritist mediumship and dissociative identity disorder. Journal of Nervous and Mental Disease, 19, 420-424.
Moreira-Almeida, A., Lotufo Neto, F. L., & Greyson, B. (2007). Dissociative and psychotic experiences in Brazilian Spiritist mediums. Psychotherapy and Psychosomatics, 76, 57-58.
Negro, P. J., Palladino-Negro, R., & Louz, M. R. (2002). Do religious mediumship dissociative experiences conform to the sociocognitive theory of dissociation? Journal of Trauma and Dissociation, 3(1), 51-73.
Parra, A. (2006). Seeing and feeling ghosts: Absorption, fantasy proneness, and healthy schizotypy as predictors of crisis apparition experiences. Journal of Parapsychology, 70, 357-372.
Parra, A. (2009). Testeando el modelo disociacional de las experiencias alucinatorias en individuos saludables: Relación con la personalidad y la propensidad a la fantasía. Revista Latinoamericana de Psicología, 41(3), 571-586.
Parra, A. (2015a). Seeing rare things with the mind’s eye: Visual imagery vividness and paranormal/anomalous experiences. Australian Journal of Parapsychology, 15(1), 37-51.
Parra, A. (2015b). Framework of belief in paranormal experiences and its relation to positive/negative schizotypy. Paranthropology: Journal of Anthropological Approaches to the Paranormal, 6(1), 26-34.
Parra, A. (2015c). On the edge of the anomalous experience: Out of body experiences, Transliminality and “thin” boundaries. International Journal of Neurology Research, 1(1), 1-6.
Parra, A. (2017) Límite “fino”“ y transliminalidad en relación con experiencias aparicionales.Pensamiento Psicológico, 15(1), 103-114.
Parra, A., & Argibay, J. C. (2008). Reading faces: An experimental exploration of psychometry using photographs and names. AustralianJournal of Parapsychology, 8, 47-57.
Parra, A., & Argibay, J. C. (2009a). Psychics vs. non-psychics in “face-to-face” and “remote” token-object reading conditions. Australian Journal of Parapsychology, 9, 57-69.
Parra, A., & Argibay, J. C. (2009b). An experimental study with ordinary people for testing “sacred” objects through psi detection. Journal of the Society for Psychical Research, 73.1 (894), 41-49.
Parra, A. & Argibay, J. C. (2012). Dissociation, absorption, fantasy proneness and sensation-seeking in psychic claimants. Journal of the Society for Psychical Research, 76(4), 193-203.
Parra, A. & Argibay, J.C. (2016). The boundary construct and anomalous experiences in psychics. Journal of the Society for Psychical Research, 80(1), 13-23.
Persinger, M. A., & Valliant, P. M. (1985). Temporal lobe signs and reports of subjective paranormal experiences in a normal population: A replication. Perceptual and Motor Skills,60, 903-909.
Phillips, R.E. Lukoff, D. & Stone, M. (2009) Integrating the spirit within psychosis: Alternative conceptualizations of psychotic disorders. Journal of Transpersonal Psychology, 41(1), 61-80.
Rabeyron, T. & Watt, C. (2009).Paranormal experiences, mental health and mental boundaries, and psi. Personality and Individual Differences, 48,487-492.
Raine, A. (1991). The SPQ: A scale for the assessment of schizotypal personality based on DSM-III-R criteria. Schizophrenia Bulletin, 17, 556-564.
Raine, A. (1992). Sex differences in schizotypal personality in a nonclinical population. Journal of Abnormal Psychology, 101, 361-364.
Raine, A., & Baker, L. (1992) The Schizotypal Personality Questionnaire: Genetics, psychophysiology, neuropsychology and gender differences. Paper presented at Western Psychological Association Conference, Portland, OR, April 30-May 3.
Raine, A., & Benishay, D. (1995). The SPQ-B: A brief screening instrument for schizotypal personality disorder. Journal of Personality Disorders, 9, 346-355.
Reinsel, R. (2003). Dissociation and mental health in mediums and sensitives: A pilot survey. Proceedings of the 46th Annual Convention of the Parapsychological Association (pp. 200 221). Durham, NC: Parapsychological Association.
Ross, C. A., & Joshi, S. (1992). Paranormal experiences in the general population. Journal of Nervous and Mental Disease, 180, 357-361.
Roxburgh, E. C. (2011). It’s like a recording on a wonky tape: Understanding mental mediumship using interpretative phenomenological analysis. Proceedings of the 54th Annual Convention of the Parapsychological Association (pp.21 22). Columbus, OH: Parapsychological Association.
Salem, M.O., DeCicco, T.L., Ragab, M.A. & Vaswani, M. (2013). Spiritual and religious imagery in dreams: A cross cultural analysis. International Journal of Dream Research, 6, 24-27.
Sandin, B., Valiente, R. M., Chorot, P., Olmedo, M., & Santed, M. (2002). Versión española del cuestionario EPQR-abreviado (EPQR-A) (I): Análisis exploratorio de la estructura factorial. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica 7(3), 195-205.
Seligman, R. (2005). Distress, dissociation, and embodied experience: Reconsidering the pathways to mediumship and mental health. Ethos, 33(1),71 100.
Sidgwick, H. A. (1894). Report of the census on hallucinations. Proceedings of the Society for Psychical Research, 26, 259-394.
Simeon, D., Grosso, S., Guralnile, 0., Stein, D. J., Schmeidler, J., & Hollander, F. (1997). Feeling unreal: 30 cases of DSM III R depersonalization disorder. American Journal of Psychiatry, 154(8),1107 1113.
Steele, C. M. (1988). The psychology of self-affirmation: Sustaining the integrity of the self. Advances in Experimental Social Psychology, 21, 261-302.
Thalbourne, M. (2003). A Glossary of Terms Used in Parapsychology. Charlottesville, VA: Puente Publications.
Thalbourne, M. A. (1998). Transliminality: Further correlates and a short measure. Journal of the American Society for Psychical Research, 92, 402-419.
Tellegen, A. (1977). The Multidimensional Personality Questionnaire. Minneapolis, MN: National Computing Systems.
Tellegen, A. & Atkinson, G. (1974). Openness to absorbing and self-altering experiences (‘absorption’), a trait related to hypnotic, susceptibility. Journal of Abnormal Psychology, 83, 268-277.
Tyrrell, G. N. M. (1942/1963). Apparitions. New York, NY: Collier.
Winkelman, M. (2004). Spirits as human nature and the fundamental structures of consciousness. En J. Houran (Ed.), From shaman to scientist: essays on humanity’s search for spirits (pp. 59-96). Lanham, MD: Scarecrow.
Wulff, D. M. (2014). Mystical experiences. En E. Cardeña, S. J. Lynn, & S. Krippner (Eds.), Varieties of anomalous experience: Examining the scientific Evidence (pp. 397-440). Washington, DC: American Psychological Association.
Zangari, W. & Machado, F.R. (1996). Incidencia e importancia social de las experiencias psíquicas en los estudiantes universitarios brasileros. Revista Argentina de Psicología Paranormal, 7, 19-36.
1 La teoría de la autoafirmación en psicología se centra en cómo los individuos se adaptan a la información o las experiencias que amenazan su autoconcepto. Originalmente Claude Steele (1988, para una revisión ver Cohen & Sherman, 2007) popularizó la teoría de la autoafirmación a fines de la década del ochenta, y sigue vigente en la investigación en psicología social.
* Doctor en psicología graduado en Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). Es profesor en psicología en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) y psicoterapeuta en la práctica privada. Actualmente es presidente de la Instituto de Psicología Paranormal, Asoc. Civil y coordinador de la Agencia Latinoamericana de Informacion Psi (www.alipsi.com.ar). Es autor de Fenómenos paranormales: Una introducción a los eventos sorprendentes (Kier, 2003), y más recientemente Ojos Invisdibles: La conquista del espiritu. (Antigua, 2016).
|
|
|