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RELACIÓN ENTRE ESTILOS PARENTALES, TRAUMA INFANTIL Y EL DESARROLLO DE EXPERIENCIAS PARANORMALES EN LA EDAD ADULTA
Mariana Elizabeth Ugarte*
INTRODUCCIÓN
¿Aquellos individuos que experimentaron eventos traumáticos en su infancia tienden a desarrollar experiencias paranormales en su vida adulta? Ha habido intentos por encontrar las causas de porqué algunas personas son mas psíquicas que otras, y porqué algunas pueden experimentar fenómenos paranormales mientras que otras no (Hart Wright, 2002, 2009). Entendemos como eventos “paranormales” como sucesos o experiencias poco frecuentes que parecen presentarse al lado de aquellos que ya nos son conocidos y que se comprenden a través de las categorías conceptuales con las que estamos familiarizados (Parra, 2003).
También se ha discutido el hecho de que algunas personas puedan sentirse perturbadas por estas experiencias y necesiten ayuda psicológica (Gómez Montanelli & Parra, 2004; Hastings, 1983; Siegel, 1986; Weiner, 1980). Aunque las experiencias paranormales han sido tema de interés en investigaciones psicológicas y psiquiatritas (Bem & Honorton, 1994; Bull, 1991; Fenwick, 1985; Persinger, 2001; Ross & Joshi, 1992; Thalbourne, 1994; Williams & Irwin, 1991), el hecho de que algunas personas sientan a tales experiencias como perturbadoras y requieran orientación ha sido un tema de discusión en psicología (p. ej. Dean, 1980; Hasting, 1983; Siegel, 1986).
Para mucha gente, una experiencia paranormal puede atemorizar o causar ansiedad; el temor es aparentemente una reacción inicial relativamente común hacia la experiencia paranormal. Otras veces, las personas que han experimentado tales eventos buscan ayuda en amigos o familiares, ayuda profesional como psicólogos o médicos o religiosa por sus experiencias (Gómez Montanelli & Parra, 2004, 2005; Parra, 2003, 2006; Parra & Corbetta, 2012). En este estudio examinaremos la relación entre el trauma infantil, los estilos parentales y las experiencias paranormales.
Trauma Infantil y Experiencias Paranormales
Una línea de trabajo sugiere que las personas que se perciben a si mismos con poco control sobre sus vidas pueden llegar a experimentar fenómenos paranormales debido a que estas creencias los ayudan a alcanzar una mayor sensación de control (Irwin, 2009). Otros autores han propuesto una relación entre las experiencias paranormales y un locus de control externo (Blackmore y Troscianko, 1985; Irwin, 2009). Steiger (1982) entrevistó durante décadas a médiums que afirmaban que casi todos ellos pasaban por una serie de crisis personales en su niñez o en la juventud, y dió como ejemplo, la observación de Gardner Murphy, expresidente de la American Psychological Association, de que una enfermedad severa, o en sentido más amplio, crisis personales, puede conducir al despertar de ciertas experiencias psíquicas.
 Algunos psíquicos provenían de hogares autoritarios y agresivo, o tenían padres intolerantes, de mal carácter o temperamentales, que descargaban la furia y violencia que traían de la calle, pero contra sus hijos. Personas que declaraban haber sido víctimas de abuso en su infancia tuvieron significativamente más experiencias paranormales que lo normal. El psicólogo australiano Harvey Irwin observó que individuos cuyos padres eran alcohólicos mostraban mayor frecuencia de experiencias paranormales, lo cual sugiere que el trauma infantil puede conducir al desarrollo de una personalidad propensa experiencias paranormales.
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Un estudio sobre más de 1400 norteamericanos llevado a cabo en la Universidad de Chicago produjo resultados interesantes respecto a sus experiencias (ver Greeley, 1975), quienes indicaron mayor nivel de tensión familiar durante su infancia, por ejemplo, relaciones difíciles de sus padres entre sí y ellos mismos con sus padres, pero en menor grado entre ellos y sus madres. Greeley (1975) también indicó que el hecho de tener experiencias psíquicas frecuentes parece estar relacionado, en parte, con un aumento del estrés familiar en la infancia.
A principio de los años ochenta e inicios de los noventa, varios psicólogos observaron que las personas que habían soportado estrés severo en la niñez eran más propensos a tener experiencias psíquicas en la adultez (Wilson & Barber, 1983; Rao, 1992). Concluyeron entonces que una niñez traumática compele a estas personas a disociar; esto es, desviar su foco consciente del “aquí y ahora” reposicionando su atención en fantasías. Lawrence et al. (1995) demostraron que existía un lazo más fuerte entre el trauma y la experiencia psíquica, que entre el trauma y la fantasía, y que existe un vínculo directo del trauma infantil con la experiencia paranormal. Incluso personas con niveles bajos de fantasía en la niñez, también pueden tener experiencias paranormales porque han tenido eventos traumáticos en sus vidas.
Ring (1984, 1995) ha observado que muchos adultos que tienen experiencias cercanas a la muerte, y otras experiencias paranormales, son especialmente propensos a haber sido más vulnerables a los abusos y a otros eventos traumáticos en su infancia. Sin embargo, sostiene que algunas personas han sido fortalecidas por estas duras experiencias tempranas y son más perceptivos a realidades alternativas. Un niño que está expuesto a una situación de amenaza a la violencia física, abuso sexual, o a otros traumas severos, estará más fuertemente motivado a “desconectarse” selectivamente de estos aspectos de su mundo físico y social, disociando. De esta manera, es más probable “sintonizar con otras realidades alternativas.”
La médium norteamericana Eileen Garrett (Garrett, 2002) describió con precisión esta conexión entre su propia niñez traumática, acompañada de una entrada positiva de lo paranormal en su vida, y el desarrollo de sus habilidades como médium. Desde su niñez, Garrett soportó las situaciones de abuso casi cotidianos de su tía. Cuando Garrett tenía cuatros años, sintió la presencia de lo que luego serían sus “amigos imaginarios”. Pronto tuvo la habilidad de ver el aura, e incluso la visión de un pariente que había muerto, cuando aquella información era totalmente desconocida en su casa en aquel momento.
 Sylvia Hart Wright entrevistó a personas para conocer antecedentes familiares de mediums y psíquicos, con qué personas y cómo pasaron sus primeros años de vida. En el curso de sus entrevistas semi–estructuradas preguntó a sus entrevistados si en sus familias había creencias religiosas tradicionales y si los adultos tenían algún interés o creencia en lo paranormal.
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Hart Wright (2009) en un estudio de corte cualitativo, entrevistó a 120 personas acerca de sus experiencias de comunicación después de la muerte bajo la forma de una sensación de contacto con familiares o amigos fallecidos. Tales experiencias no involucraron médiums y, a diferencia de las experiencias cercanas a la muerte, ocurrieron por lo general cuando el sujeto estaba perfectamente lúcido. En este estudio se buscó conocer además los antecedentes familiares, con qué personas y cómo pasaron sus primeros años de vida. Todas las entrevistas fueron grabadas y luego se desgrabaron para su análisis. En el curso de las entrevistas semi–estructuradas y abiertas, se preguntó a los entrevistados si en la familia donde habían crecido había creencias religiosas tradicionales y si los adultos tenían algún interés o creencia en lo paranormal.
Se encontró que más de la tercera parte de los entrevistados habían tenido o tenían uno o dos padres alcohólicos o un pariente alcohólico actual, un tío o un abuelo en el hogar. Muchos hijos/as de alcohólicos dijeron haber sufrido golpizas frecuentes, o ver u oír a otros de sus familiares alcoholizados. Incluso donde no había ningún caso de abuso físico significativo, había más probabilidad de encontrar otros problemas en su infancia. Por otra parte, casi un tercio de los entrevistados, principalmente de padres no alcohólicos, provenían de hogares predominantemente autoritarios, o agresivos/abusivos, en donde se les exigía una dependencia y obediencia total, o tenían padres intolerantes, de mal carácter o temperamentales, que descargaban la furia y violencia que traían de otros ámbitos, pero contra sus hijos.
Ress (1971) sugiere que hay factores que pueden hacer que algunos cónyuges en proceso de duelo tengan más probabilidad de experimentar experiencias espontáneas de comunicación después de la muerte. Rees entrevistó a 66 viudos y 227 viudas y encontró que la mitad de los viudos y el 46% de las viudas habían tenido algún tipo de sensación de presencia o de contacto de su compañero/a fallecida/o. Los sujetos de la muestra que tuvieron experiencias espontáneas de comunicación después de la muerte no estaban deprimidos ni estaban aislados a nivel social; por el contrario, su matrimonio había sido duradero y feliz.
Ross & Joshi (1992) también confirmaron una relación existente entre las experiencias paranormales, trauma y disociación. Encontraron que las personas que declaraban haber sido victimas de abuso en su infancia tuvieron significativamente más experiencias paranormales que lo normal. Irwin (1992) encontró una correlación significativa entre las creencias paranormales y el trauma. Además demostró que las creencias paranormales estaban conectadas con el control interpersonal. Irwin (1994) replicó estos resultados en individuos cuyos padres eran alcohólicos y posteriormente desarrolló el Modelo de Factores de la Infancia, en el cual las experiencias paranormales están vinculadas con la propensión a la fantasía y una fuerte necesidad de control intrapersonal. Esto sugiere que el trauma infantil puede conducir al desarrollo de una personalidad propensa a la fantasía, y luego a desarrollar creencias y experiencias paranormales. Watt, Watson y Wilson (2007) encontraron los mismos resultados que Irwin (1994) agregando que esta necesidad de control podría estar asociada con la ansiedad y el control percibido en la niñez.
Lawrence et al. (1995) trataron de replicar el modelo de Irwin (1994) mediante el estudio de la asociación entre trauma en la infancia, fantasía infantil, experiencias paranormales y creencias paranormales y confirmaron que las experiencias paranormales estaban correlacionadas con el trauma durante la infancia y fantasía. Además demostraron correlaciones entre creencias paranormales y fantasía. Ellos proponen un modelo en el que el trauma provoca fantasía y experiencias paranormales con un enlace directo desde el trauma hacia la experiencia paranormal, de modo que existen dos “rutas”, una directa y otra indirecta, desde el trauma hacia las experiencias paranormales y las creencias paranormales serían la consecuencia de las experiencias paranormales, en lugar de una causa.
Para evitar cualquier confusión metodológica asociada a este método de evaluación, French y Kerman (1996) desarrollaron un protocolo para asegurar que dichas correlaciones no sean consecuencia del hecho que los sujetos con personalidades propensas a la fantasía pudieran haber sido más honestos en sus respuestas, o tener mayor tendencia a confundir la realidad y la fantasía acerca de los eventos de su infancia. Encuestaron a adolescentes que asistían a unidades de tratamiento hospitalario como víctimas de abuso (sexual, psicológico y/o emocional en su temprana infancia). Cuando se comparó a este grupo con una muestra del grupo control, encontraron diferencias significativas, siendo los adolescentes maltratados quienes exhibieron creencias paranormales más fuertes, y encontraron que las correlaciones entre el trauma en la infancia, personalidad propensa a la fantasía y creencias paranormales, eran válidas.
 La médium irlandesa Eileen Garrett, estudiada por el parapsicólogo alemán Hans Bender. Cuando tenía cuatro años, sintió la presencia de "amigos imaginarios"; pero ya adulta tuvo la visión de un pariente que había muerto, cuando nadie en su casa lo sabía.
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Más recientemente, Perkins y Allen (2006) estudiaron la asociación entre abuso físico en la infancia y creencias paranormales. Este estudio se centró específicamente en el correlato de abuso físico en la infancia y experiencias paranormales. Las creencias paranormales proveen una fuente de significados y seguridad; el trauma durante la infancia parece ser común también entre creyentes en extraterrestres (Ring & Rosing, 1990) y gente que de repente experimenta una conversión religiosa o se afilia a una secta (Ullman, 1982).
Según Irwin (2009) las experiencias paranormales podrían ser consecuencia de experiencias más tempranas que reaparecen en la adultez luego de un evento negativo de la vida. Las experiencias paranormales podrían ser consideradas desde este punto de vista como una forma de “vestigio” de la primer relación con la madre, que podrá “retornar” luego de experiencias de vida negativas. Este tipo de relación primaria reaparecerá especialmente luego de situaciones de separación e incrementará las interacciones con el entorno siendo interpretado como “poco común” en un intento de conservar la conexión con los otros. Así cuando el aparato psíquico se encuentra ante dificultades, invocará a estas primeras estructuras psicológicas y reactivará algunas “imperfecciones”. El aspecto realista de estas percepciones proviene del hecho de que afectará los estratos más arcaicos. Esas reflexiones provienen de muchos de los pacientes, que describen una duración muy temprana, o corta, de la niñez en la que su madre estaba particularmente ausente, indiferente o depresiva.
Tales marcas tempranas durante la infancia conducirán luego a tres formas en que la modalidad de relaciones tempranas y traumas podrían simbolizarse con experiencias paranormales. Se sugiere llamar a la primera la “forma de control”. Las creencias paranormales serán un sistema de representaciones que permitirán dar un sentido al tema, y luego la impresión de ser capaz de controlar eventos perturbadores. La consecuencia de estos traumas también seria para generar “formas de fantasía”. Finalmente, Irwin (2009) propone una tercer forma que conduce al desarrollo de las experiencias paranormales, que llamamos “formas de transmisión”. La causa dinámica en el origen de las experiencias paranormales se transmite de padres a hijos que causa la herencia de ciertas características psicológicas.
Rabeyron y Watt (2010) encontraron que las personas que habían tenido experiencias paranormales durante el último año habían tenido más eventos negativos durante ese mismo año. Aquí se propone la noción de una experiencia paranormal “inaugural”, dado que en un gran número de casos tener una primer experiencia paranormal lleva muchas veces a experimentar otras. A menudo se observa también un sorprendente incremento de la creatividad (por ejemplo, una paciente mejoró sus habilidades para la pintura artística después de una experiencia cercana a la muerte). Esta primera experiencia pertenece a lo que Rabeyron y Watt (2010) llaman la “solución paranormal”, esto es, una estrategia de afrontamiento que da orígen a diferentes experiencias paranormales como reacción original a los eventos negativos de la vida. Pero esta estrategia no es tan obvia para el paciente, y la mayor parte del tiempo los pacientes no hablan espontáneamente de sus eventos negativos, o no ven inicialmente una conexión entre este evento y sus experiencias paranormales.
 Kenneth Ring encontró que muchos adultos han sido más vulnerables a los abusos en su infancia y que tuvieron experiencias cercanas a la muerte y experiencias OVNI.
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Es importante comprender por qué estas personas han tenido experiencias paranormales en la adultez. En el estudio de Rabeyron y Watt (2010) también se ha observado que no es el trauma en si mismo lo que parece importante sino más bien la forma en que éste se procesa a nivel emocional, y la forma en que el entorno ayudará al niño eventualmente a afrontarlo. También se propone que las experiencias excepcionales podrían ser consecuencia de experiencias más tempranas, que podrían ser consecuencia de otros eventos que reaparecen en la adultez luego de un evento negativo en la vida.
Taulí (2009) encontró correlaciones entre el trastorno disociativo y la presencia de acontecimientos traumáticos en la infancia, especialmente la existencia de abuso sexual en la infancia. En una muestra clínica de 36 pacientes que padecían trastornos disociativos se evalúo retrospectivamente si estos pacientes habían padecido eventos traumáticos durante su infancia. Mediante este estudio se evidenció que el trastorno disociativo se asocia con la presencia de acontecimientos traumáticos en la infancia (58%), y antecedentes de abuso sexual (28%) y que la presencia de acontecimientos traumáticos en la infancia estaba asociada con la gravedad del cuadro clínico disociativo.
Fisher y Fisher (1992) sostienen el necesario rol de las convicciones paranormales en mejorar el bienestar psicológico, actuando como una protección contra la difícil realidad en el que se encuentra inmerso el individuo. Terr (1997) demostró que es posible que una sola experiencia traumática pueda tener un impacto menos extremo o menos duradero en la creencia paranormal. Para ello, entrevistó a niños en edad escolar que en 1986 habían presenciado la explosión del trasbordador “Challenger” en donde murieron varios astronautas, incluyendo su maestra. Cuando se realizaron pruebas psicológicas en niños unas pocas semanas después del incidente traumático, mostraron evidencia de pensamiento paranormal, pero esa tendencia se disipó al año siguiente.
Thalbourne (1994) plantea que cualquier sufrimiento agudo y severo puede convertir los pensamientos de una persona hacia lo paranormal. En cualquier caso, ya sea una historia del trauma en curso o en una serie de diferentes traumas pueden contribuir a desarrollar creencias paranormales. Irwin (2009) ha especulado que la creencia en lo paranormal puede surgir tras hacer frente a la percepción de “falta de control” creado no sólo por los acontecimientos relativamente raros de una infancia traumática sino también por ciertas formas más comunes de la experiencia infantil asociada a la falta de control, como tener padres autoritarios. Las experiencias traumáticas de la infancia formarían un subconjunto de un conjunto más amplio de experiencias infantiles asociadas a una falta de control. Irwin sugiere que no todas las personas traumatizadas avalan las creencias paranormales, asi como tampoco la gente traumatizada se vuelve creyente en lo paranormal. El trauma podría ser uno de un gran número de factores que pueden evocar la necesidad del sentido de control y de ahí, la atracción por las creencias paranormales.
Estilos parentales y Experiencia paranormal
El concepto de estilos parentales ha sido ampliamente utilizado en la investigación psicológica a lo largo de los últimos años. Se han elaborado diversas definiciones desde distintas perspectivas, aunque una de las más aceptadas es la de Darling y Steinberg (1993), quienes definen los estilos parentales como:“una constelación de actitudes hacia el niño que le son comunicadas y que, tomadas en conjunto, crean un clima emocional en el cual se expresan las conductas de los padres. Estas conductas incluyen tanto las dirigidas a objetivos concretos, como gestos, expresiones faciales, cambios en el tono de voz, o expresiones espontáneas de una emoción” (p. 488).
 La psicóloga escocesa Shari Cohn ha llevado a cabo un estudio detallado acerca de las patrones familiares de psi en una serie de estudios de clarividencia.
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Los hijos de padres autoritarios poseen dificultades a nivel emocional, baja autoestima y una escasa confianza en sí mismos que a su vez pueden desencadenar síntomas depresivos. En cambio, los adolescentes que crecen en hogares permisivos, aunque no suelen mostrar baja autoestima, presentan comportamientos antisociales. El padre permisivo –en el otro polo– impone pocas o ninguna restricción a sus hijos. Es poco exigente respecto a una conducta madura, casi no utiliza el castigo y permite que el niño regule su propia conducta. Tiene una confianza total en sus hijos y ejerce una democracia plena en la relación padres-hijos. Los hijos disponen de gran libertad y poca conducción. Los padres esperan que el niño tenga un comportamiento maduro, y no establecen límites a la conducta, fomentan la independencia y la individualidad. En muchas ocasiones, estos padres son considerados “indulgentes”. En algunos casos, los niños tienden a ser impulsivos, agresivos, rebeldes, así como socialmente ineptos e incapaces de asumir responsabilidades (para una revisión, ver Diez & Peirats, 1997; Hindman, 1977). En otros casos pueden ser independientes, activos, sociables y creativos, capaces de controlar la agresividad con un alto grado de autoestima. Maccoby y Martin (1983) postulan cuatro estilos parentales conformados por la combinación de dos dimensiones de respuesta y demanda: (1) estilo autoritario, caracterizado por alta demanda y baja respuesta, el permisivo, baja demanda y alta respuesta, (3) el negligente que se manifiesta con baja demanda y baja respuesta, y por último (4) el autoritativo de alta demanda y alta respuesta.
Hay relativamente pocos estudios que examinen el vínculo parental y el desarrollo de creencias/experincias paranormales. Farias & Granqvist (2007) examinaron un sistema de creencias que incluye aspectos de espiritualidad no teísta, filosofía oriental, psicología humanista, desarrollo personal, medicina alternativa y de la metafísica (un concepto más amplio que solamente creencias en fenómenos paranormales) en el noroeste de Inglaterra. Se correlacionaron el estilo parental negligente de los padres, abuso físico, sexual y emocional, parentificación y amenazas de rechazo, abandono y castigo durante la infancia, y cómo estas experiencias pueden ser predictoras de la emergencia de experiencias paranormales, creencias, temores y una orientación de la Nueva Era. Los resultados demostraron que el abuso sexual infantil tiene efecto significativo directo sobre experiencias anómalas en la adultez. También se encontró una relación entre el abandono en la niñez, el abuso sexual, emocional y parentificación respecto a creencias y experiencias paranormales.
Incluso algunos padres se oponen vehementemente a cualquier creencia o práctica asociada al misticismo, la superstición, el ocultismo, o incluso la Nueva Era. Por ejemplo, Cohn (1999) observó que había padres que prohibían en su familia hablar sobre poderes paranormales; en el otro extremo, algunos padres pueden exigir a sus niños cumplir con ciertas creencias esotéricas o participar en sus rituales. Estos ambientes tan contrastantes y la infancia pueden tener diferentes consecuencias a la hora de abrazar o no ciertas experiencias paranormales en la adultez.
Finalmente, Rogers y Lowrie (2015) examinaron el grado en que diversos tipos de maltrato infantil predicen la experiencia paranormal en la adultez. Sus resultados demuestran que el abuso sexual infantil tiene un efecto significativo sobre las experiencias paranormales en la adultez, asi como también abandono infantil, sexual y emocional (“parentificación instrumental”) y, en menor medida, propensión a fantasear. Esto es consistente con la hipótesis psicodinámica de Irwin (2009) que sugiere que la experiencia paranormal de los adultos es un mecanismo adaptativo para afrontar situaciones traumáticas infantiles y aumentar la sensación de control. En consecuencia, este estudio se formula la siguiente pregunta: ¿El estilo parental “modula” de algún modo el impacto de los eventos traumáticos en la niñez, y si es así, de qué forma está relacionada con la experiencia paranormal?
El objetivo de este estudio es evaluar el estilo parental dominante de aquellos que han experimentado eventos paranormales y su relación con eventos traumáticos en su infancia. Más específicamente determinar el estilo parental dominante, la frecuencia y tipo de experiencias paranormales y la medida de eventos negativos de la niñez en la vida adulta, comparar el estilo parental y experiencias traumáticas en la infancia entre aquellos que reportan experiencias paranormales y un grupo control (sin experiencias), y relacionar la medida de experiencias traumáticas durante la niñez y la frecuencia de las experiencias paranormales.
Se hipótetiza aquí que (H1) se encontrará una relación positiva y significativa entre la frecuencia de experiencias paranormales y el trauma infantil, (H2) se encontrará una relación positiva y significativa entre experiencias paranormales y un estilo parental dominante “negativo”, (H3) individuos que reportan experiencias paranormales tenderán a mostrar mayor frecuencia de experiencias traumáticas en la niñez en comparación con individuos sin experiencias, y (H4) individuos que reportan experiencias paranormales tenderán a mostrar estilos parentales más rígidos en comparación con individuos sin experiencias.
 Un estilo parental con poco o totalmente carente de límites y escaso afecto podría estar por detrás del desarrollo de ciertas experiencias paranormales en la vida adulta. Es posible que las experiencias paranormales se desarrollen como una respuesta –aunque no la única– frente un estilo parental negligente, esto es, una forma de responder por fuera de los límites convencionales y producir experiencias “anómalas” posiblemente para afrontar la indiferencia parental en la niñez.
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MÉTODO
Participantes
Grupo “paranormal”: Compuesto por 63 individuos participantes de cursos de psicología transpersonal, parapsicología y disciplinas relacionadas todos creyentes en una variedad de experiencias espirituales/paranormales, 20 (32%) varones y 43 (68%) mujeres entre 18 a 64 años (Media= 31,71, DT= 12,46) de buen nivel cultural (52% secundario completo y 23% universitario), en su mayoría solteros (49%, y casados 30%) de nacionalidad argentina, en su mayoría residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
Grupo Control (no Paranormal): Compuesto por 53 individuos quienes no indicaron haber tenido experiencias espirituales/paranormales (excepto déjá vu= 30%), 23 (43%) varones y 30 (57%) mujeres entre 18 a 65 años (Media= 31,62, DT= 12,13) de buen nivel cultural (52% secundario completo y 13% universitario), en su mayoría solteros (49%, y casados 30%) de nacionalidad argentina, en su mayoría residentes en CABA y el conurbano bonaerense.
Se aplicó una técnica de muestreo no-probabilística, con lo cual se pareó al grupo paranormal con el grupo “control” de modo que resultó una muestra de mayor homogeneidad (valores de edad, estado civil y nivel educativo son muy semejantes). Ninguno de los participantes de este estudio recibió compensación económica y todos completaron ambas escalas en forma individual.
Si bien recibieron información acerca de los objetivos generales del estudio, no se informó respecto a las hipótesis del estudio. Se invitó a responder los tres instrumentos de forma voluntaria y anónimamente, los cuales fueron entregados en forma contrabalanceada y bajo el pseudotítulo “Cuestionario de Experiencias Psicológicas”, con lo cual se evita sesgar las respuestas. Para los criterios de inclusión/exclusión se excluyeron de la muestra aquellos cuestionarios incompletos o respondidos en forma incorrecta. Todos los participantes completaron un consentimiento informado.
Instrumentos
Encuesta de Experiencias Paranormales (EEP). Es un inventario autoadministrable para reunir información sobre experiencias anómalo/paranormales (Gómez Montanelli & Parra, 2002, 2005). Estudios previos de algunas de estas experiencias han sido publicados en otras revistas (ver Parra, 2006, 2008b, 2008c, Gómez Montanelli y Parra, 2008), El EEP contiene 18 reactivos e incluye experiencias tales como sueños premonitorios, telepatía, ver aura, experiencias fuera del cuerpo, sensación de presencia, mediumnidad, experiencia de sanación (como sanador), déjà-vu, experiencia mística, y apariciones (oír o ver fantasmas), que el participante responde como “Nunca”, “Rara vez” o “Múltiples veces”. Se construyó un índice de experiencias para cada participante en función del número de respuestas afirmativas a sus experiencias. Este índice tendrá un rango de 0 (ninguna experiencia) al 10 (todas las experiencias).
Cuestionario de Experiencias Negativas en la Niñez (CTQ-SF, Bernstein & Fink, 1998) El CTQ es un cuestionario auto-administrable de perfil retrospectivo, que mide el grado de abuso sufrido durante la infancia. Los factores centrales que evalúa son Abuso Físico (reactivos 6, 7, 8, 9 y 10), Abuso emocional (reactivos 1, 3, 4, 5, 11, 12, 15, 18, y 23), Abuso sexual (reactivos 21 y 22), Abandono Físico (13, 14, 16, 19 y 20) y Abandono emocional (reactivos 2 y 17). Otros eventos traumáticos que pueden ocurrir durante la infancia, como la muerte de un padre o una enfermedad grave, no se evalúan. El cuestionario contiene una escala de cinco puntos (0= Nunca, 1= Una vez, 2= A veces= y 3= Casi siempre). Todos los reactivos están altamente correlacionados con sus respectivas sub-escalas. La validez discriminante es satisfactoria y la intercorrelación es altamente significativa. El valor de confiabilidad para toda la muestra (N= 116) fue de .93.
Escala de Estilos Parentales e Inconsistencia Parental Percibida (EPIPP, De la Iglesia, Ongarato, & Fernández Liporace, 2010). Evalúa estilos parentales y la inconsistencia parental percibida en adultos jóvenes, es un inventario autoadministrable para la evaluación de estilos parentales e inconsistencia parental percibida dirigido a adultos jóvenes. La escala está compuesta por 24 ítems que evalúan las conductas maternas y paternas. Transformando la puntuación directa a percentil, podrá valorar el grado de presencia de ambos aspectos del constructor (escalas de respuesta y demanda), identificando mediante su combinación, el estilo parental característico de cada progenitor, lo cual permitirá apreciar la posible inconsistencia interparental en el caso de que padre y madre exhiban estilos diferentes. También se puede analizar la frecuencia de las prácticas contempladas en cada subescala. La escala posibilita considerar el grado de inconsistencia intraparental. La EPIPP está constituida por seis subescalas: Afecto, Diálogo, Indiferencia, Coerción Verbal, Coerción Física y Prohibición. A su vez, estas se agrupan en dos escalas mayores (Respuesta y Demanda) resultantes de un estudio factorial de segundo orden. Por medio de estos se podrá observar el grado de presencia de respuestas y demandas de los padres hacia sus hijos y las tres dimensiones que contiene cada una: Respuesta: Afecto: Ítems 1, 7, 13, 19 y 24. Diálogo: Ítems 2, 8, 14 y 20. Indiferencia: Ítems 3, 9, 15 y 21. Demanda: Coerción Verbal: Ítems 4, 10, 16 y 22. Coerción Física: Ítems 5, 11 y 17. Prohibición: Ítems 6, 12, 18 y 23. Los cuadrantes se forman de acuerdo al siguiente esquema: (1) Autoritario = Alta Demanda/Baja Respuesta, (2) Permisivo= Baja Demanda/Alta Respuesta, (3) Negligente= Baja Demanda/Baja Respuesta, y (4) Autoritativo= Alta Demanda/Alta Respuesta. Los puntos de corte fueron puntuaciones altas (80-99%) y puntuaciones bajas (0-20%) usando las puntuaciones obtenidos de la muestra total (N= 116).
Análisis
Los datos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS 20 (en español) y fueron evaluados a una cola. Se llevó a cabo una evaluación de la normalidad de la muestra. A partir de los valores obtenidos (Shapiro-Wilks), se asumió una distribución asimétrica en la mayoría de la puntuaciones de los instrumentos, en consecuencia, se empleó estadística no paramétrica para los análisis. Para llevar a cabo comparaciones se empleó el análisis de U de Mann-Whittney, y para correlacionar se empleó el coeficiente de Rho de Spearman (rs).
RESULTADOS
TABLA 1: FRECUENCIA Y PORCENTAJE DE EXPERIENCIAS PARANORMALES DEL GRUPO “PARANORMAL”
Experiencia Paranormal |
N |
% |
Sueños psíquicos Aura Experiencias fuera del cuerpo Experiencias Místicas Sensación de Presencia Sanar a distancia Déjà vú Apariciones
|
43 24 28 39 52 25 59 38
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68,3 38,2 44,4 61,9 82,5 39,7 93,6 60,3
|
El grupo “Paranormal” presentó con mayor frecuencia sueños psíquicos (68%), Experiencias místicas (62%), Sensación de presencia (82%), y Déjà -vu (93%). Para el Grupo “Paranormal”, se diseñó una suma de las frecuencia de experiencias paranormales/espirituales (una vez= 1, rara vez= 2, y muchas veces= 3) que produjo un “index” cuyo rango es de 3 a 27 experiencias (Rango Esperado= 0 a 27; Media= 12,81; DT= 5,54).
TABLA 2: CORRELACION ENTRE EL INDEX DE EXPERIENCIAS PARANORMALES CON TRAUMA INFANTIL (n= 63)
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Index de Experiencias* |
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Rho |
Sig. |
1. Abuso Físico 2. Abuso emocional 3. Abuso sexual |
,12 ,09 ,29**
|
,161 ,228 ,009
|
4. Abandono físico 5. Abandono emocional |
,17 ,06 |
,080 ,308 |
Trauma Infantil (Total) |
,18 |
,077 |
* Index= Rango 3-27 experiencias (Rango Esperado= 0 a 27; Media= 12,81; DT= 5,54).
Se llevó a cabo una correlación entre el index de experiencias y trauma infantil (y sus subescalas) empleando el coeficiente de correlación Rho de Spearman. Se encontró una correlación positiva y significativa con Abuso Sexual (rs= 29, Sig=.009), y aunque no se encontró una correlación significativa con la puntuación total de TI, sin embargo, la dirección de correlación es sugestiva (rs= ,18) (ver Tabla 2)
TABLA 3: CORRELACIONES SIGNIFICATIVAS ENTRE EXPERIENCIAS PARANORMALES CON TRAUMA INFANTIL Y ESTILO PARENTAL (n= 63)1
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Abuso |
Abandono |
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Físico |
Emocional |
Sexual |
Físico |
Emocional |
Trauma Infantil |
Sueños psíquicos Aura EFC
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,200 ,216* ,157
|
,290* ,153 ,109
|
,266* ,264* ,378***
|
,216* ,312*** ,212*
|
,140 ,145 ,172
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,321** ,248* ,213*
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(1) Nunca= 0 a Múltiples veces= 3
* p < .05, ** p < .01; ***p < .001
Con el propósito de determinar qué experiencia correlacionó específicamente con trauma infantil, se llevó a cabo una correlación entre la frecuencia de experiencias y la puntuación de TI. La H1 predice que se encontraría una relación positiva y significativa entre la frecuencia de experiencias paranormales y el trauma infantil, lo cual se confirmó específicamente para Sueños psíquicos (rs= .13), Aura (rs= 24) y en forma marginalmente significativa Experiencias fuera del Cuerpo (rs= .47) (ver Tabla 3)
TABLA 4: CORRELACION ENTRE EL INDEX DE EXPERIENCIAS PARANORMALES CON ESTILO PARENTAL (N= 63)1
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Index de Experiencias* |
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Spearman´s Rho |
Sig. |
Demanda Padre Respuesta Padre
|
-,028 ,005
|
,416 ,484
|
Demanda Madre Respuesta Madre |
-,023 ,004 |
,430 ,487 |
1 Index= Rango 3-27 experiencias (Rango Esperado= 0 a 27; Media= 12,81; DT= 5,54).
Se llevó a cabo una correlación entre el index de experiencias y estilo parental (Demanda/Respuesta de Padre y de Madre) empleando el coeficiente de correlación Rho de Spearman. No se encontraron correlación significativas (ver Tabla 4).
TABLA 5: CORRELACIONES SIGNIFICATIVAS ENTRE EXPERIENCIAS PARANORMALES CON TRAUMA INFANTIL Y ESTILO PARENTAL (N= 63)
|
|
Telepatía |
Aura |
Sanar |
Apariciones |
Index |
Indiferencia (Padre) |
Rho Sig. |
,26* ,026 |
,20 ,062 |
,26* ,023 |
,23* ,043 |
,25* ,026 |
Indiferencia (Madre) |
Rho Sig. |
,18 ,079 |
,30** ,008 |
,26* ,019 |
,21* ,047 |
,23* ,034 |
Aunque no se encontraron correlaciones significativas, con el propósito de determinar qué experiencia correlacionó específicamente con estilo parental, se llevó a cabo una correlación entre la frecuencia de experiencias y la puntuación de EP. La H2 predice que se encontraría una relación positiva y significativa entre la frecuencia de experiencias paranormales y un estilo parental dominante (negativo), lo cual se confirmó específicamente para el index (suma) de experiencias e Indiferencia (Madre/Padre), y algunas experiencias en particular, por ejemplo Apariciones (Madre rs= .47 y Padre rs= .53), Aura (Madre rs= .008), Sanar (Padre rs= .26), y Telepatía (Padre rs = .26) (ver Tabla 5).
TABLA 6: COMPARACIÓN ENTRE GRUPO PARANORMAL Y NO PARANORMAL EN TRAUMA INFANTIL Y ESTILO PARENTAL
|
Paranormal |
No paranormal |
|
Trauma Infantil |
Media |
DT |
Media |
DT |
z |
Sig. |
Abuso físico Abuso emocional Abuso sexual Abandono físico Abandono emocional Trauma Infantil |
2,27 7,49 ,44 6,11 1,38 17,70 |
3,09 6,22 0,87 2,18 1,60 11,62 |
,25 2,83 ,02 4,15 ,58 7,83 |
1,03 2,94 0,13 1,69 0,92 4,32 |
4,97 4,32 3,72 5,03 2,80 5,23 |
< .001 < .001 < .001 < .001 ,005 < .001 |
Estilo Parental Afecto (Padre) Diálogo (Padre) Indiferencia (Padre) Coerción verbal (Padre) Coerción física (Padre) Prohibición (Padre) Demanda Padre Respuesta Padre |
7,32 5,86 5,28 6,00 3,45 6,48 15,37 18,27
|
4,61 3,44 3,20 3,13 3,34 5,22 6,28 8,60
|
7,62 6,35 3,75 5,88 3,23 5,71 14,82 17,32
|
3,09 3,65 2,31 3,07 3,17 3,12 7,49 6,05 |
0,25 0,71 2,53 0,15 0,26 0,68 0,76 0,55 |
,798 ,473 ,011 ,876 ,789 ,492 ,445 ,577 |
Afecto (Madre) Diálogo (Madre) Indiferencia (Madre) Coerción verbal (Madre) Coerción física (Madre) Prohibición (Madre) Respuesta Madre Demanda Madre |
8,50 7,29 5,45 7,48 3,66 6,61 21,24 17,76 |
4,23 3,58 3,03 2,80 3,02 3,14 7,92 5,97 |
9,65 8,55 3,69 8,10 3,45 7,47 21,88 19,02 |
2,54 2,71 2,74 2,48 2,84 3,12 4,34 5,86 |
1,29 1,75 3,15 0,91 0,23 1,54 0,49 0,63 |
,194 ,079 ,002 ,359 ,813 ,121 ,623 ,523 |
Se llevó a cabo una comparación entre ambos grupos (paranormal vs. no paranormal) en Trauma Infantil y Estilos Parentales (ver Tabla 6). La H3 predice que individuos que reportan experiencias paranormales tenderán a mostrar mayor frecuencia de experiencias traumáticas en la niñez en comparación con individuos sin experiencias, lo cual se confirmó (Paranormal M= 17,70 vs. Control M= 7,83; z= 4,32, p < .001) y en todas las subescalas de TI.
La H4 predice que individuos que reportan experiencias paranormales tenderán a mostrar estilos parentales más rígidos en comparación con individuos sin experiencias. Aunque no pudo determinarse el estilo parental por las antes razones expresadas, sin embargo, no se confirmó la H4. Se encontró una diferencia significativa en las subescalas Indiferencia (Padre p= .011 y Madre p= 002). Un resultado similar al encontrado en la correlación entre frecuencia de experiencias e Indiferencia del grupo Paranormal (ver Tabla 6).
TABLA 7: COMPARACIÓN ENTRE GRUPO PARANORMAL Y NO PARANORMAL EN TRAUMA INFANTIL Y ESTILO PARENTAL
|
Estilos Parentales |
Autoritario (n= 8) |
Permisivo (n= 4) |
Negligente (n= 7) |
Autoritativo (n= 12) |
|
|
Media |
DT |
Media |
DT |
Media |
DT |
Media |
DT |
F |
Sig. |
Madre |
Trauma Infantil |
28,75 |
14,5 |
9,67 |
4,01 |
20,17 |
12,07 |
13,00 |
9,33 |
3,74 |
,021 |
Experiencias Paranormales |
12,13 |
6,64 |
8,67 |
9,08 |
10,08 |
7,81 |
6,67 |
7,23 |
0,93 |
,437 |
Padre |
Trauma Infantil |
24,50 |
10,7 |
9,75 |
8,18 |
7,86 |
2,96 |
6,92 |
3,31 |
12,86 |
< ,001 |
Experiencias Paranormales |
9,75 |
6,51 |
8,25 |
9,53 |
6,57 |
9,07 |
5,75 |
6,22 |
0,50 |
,680 |
Se llevó a cabo un análisis secundario a las hipótesis formuladas debido a las características de la muestra y para evaluar otros resultados no pre-planeados con los datos obtenidos. Se compararon los cuatro estilos parentales que surgen de la combinación de puntuaciones altas/bajas de Demanda/Repuesta en Madre y Padre uniendo ambas muestras (NTotal= 116), ya que no era recomendable hacer esto con una sóla muestra. Debido a que sólo se pudo encontrar 31 (26%) casos que se ajustan a los cuatro estilos parentales, se decidió unir a ambos grupos (paranormal y no-paranormal) que respondieron ambos cuestionarios.
Mediante un ANOVA se comparó la media de los cuatro estilos en Trauma Infantil y el Index (suma) de Experiencias Paranormales, y se encontró una diferencia estadísticamente significativa en Madre/Padre con estilos autoritarios para Trauma Infantil (Madre F= 3,74 p= .021 y Padre F= 24,50 p < .001), pero no para Experiencia Paranormal (ver Tabla 7).
TABLA 8: CORRELACIÓN ENTRE REACCIÓN PARENTAL POSITIVA/NEGATIVA HACIA LA EXPERIENCIA PARANORMAL Y EL ESTILO DEMANDA/RESPUESTA (PARA PADRE Y MADRE)
Experiencia Paranormal 1 |
Demanda Padre |
Respuesta Padre |
Respuesta Madre |
Demanda Madre |
Sueños psíquicos (n= 33) |
,287 |
-,117 |
-,132 |
,107 |
Telepatía (n= 32) |
,435* |
-,088 |
-,059 |
,272 |
Aura (n= 20) |
,466* |
-,188 |
-,108 |
,349 |
Experiencia Fuera del Cuerpo (n= 15) |
,702** |
-,044 |
-,374 |
,199 |
Experiencia mística (n= 29) |
,244 |
,057 |
,118 |
-,078 |
Sensación de Presencia (n= 35) |
,292 |
-,187 |
-,076 |
,164 |
Sanación a distancia (n= 20) |
,284 |
-,150 |
-,480* |
,124 |
Déjá vu (n= 31) |
,149 |
-,034 |
-,220 |
,110 |
Apariciones (n= 27) |
,436* |
-,287 |
-,112 |
,207 |
1. Entre paréntesis el número de casos que indicó haber tenido la experiencia y –además– comunicó su/s experiencia/s a sus padres (ambos o a sólo uno). La medida corresponde al rango “Su reacción fue muy positiva”= 1 a “Su reacción fue muy negativa”= 5.
* p < .05, ** p < .01; ***p < .001
Se llevó a cabo una correlación entre el reacción parental hacia la experiencia paranormal y el estilo demanda/respuesta (para padre y madre) empleando el coeficiente de correlación Rho de Spearman. Se encontró que Telepatía (Sig.= .013), Aura (Sig.= .038), Experiencia Fuera del Cuerpo (Sig.= .004), y Apariciones (Sig.= .023) correlacionaron positiva y significativamente con Demanda Padre, y Sanación a distancia (Sig.= .032) correlacionó negativa y significativamente con Respuesta Madre (ver Tabla 8).
CONCLUSIONES
Las experiencias más frecuentes son los sueños psíquicos, las experiencias místicas, la sensación de presencia y deja-vu, y estas personas tienden a mostrar mayor experiencia de trauma infantil, en particular abuso sexual (por ejemplo, experiencia de ver el aura o energía que rodea al cuerpo). Esto confirma estudios anteriores (Irwin, 1993; Ring & Rosing, 1990) de una relación entre traumas infantiles y experiencias paranormales/espirituales (en particular, la Experiencia Cercana a la Muerte y la Experiencia Fuera del Cuerpo en una situación de amenaza vital). Una EFC se puede desencadenar por un incidente que es en sí mismo traumático, o que amenaza la vida, por ejemplo, una joven que tuvo una EFC durante un brote de ira hacia su padre (Irwin, 1985, pp. 144-145).
En base a ello, se podría razonablemente argumentar una relación entre, por ejemplo, la EFC y el trauma en la infancia que puede surgir un OBE durante un incidente traumático en lugar de cómo consecuencia de un trauma. Por ejemplo, el abuso sexual intrafamiliar puede surgir como un predictor de la EFC, simplemente porque el niño pudo haber tenido una EFC en el momento en que ocurrió el abuso (Potter, 1994). Por otro lado, mientras que la EFC puede ser una respuesta defensiva inmediata al asalto físico y sexual, debemos considerar si esto aplicaría de manera uniforme a todos los tipos de trauma infantil que permiten discriminar a individuos con o sin experiencias paranormales.
Los datos de este estudio también pueden ser vistos como una indicación de la misma relación, esto es, que los traumas infantiles pueden propiciar a algunos niños a adoptar la disociación como mecanismo de defensa, que a su vez puede hacer que la persona sea propensa a una experiencia de “salir” de su cuerpo en una etapa posterior de su evolución como adulto. En otras palabras, algunas experiencias paranormales no serían otra cosa –en gran medida– que una respuesta inmediata inherente a un trauma o pueden reflejar un estilo de afrontamiento “disociativo” para lidiar contra los efectos devastadores que engendra el trauma infantil en el aparato psíquico.
Respecto al estilo parental, no se encontraron resultados significativos en los cuatro estilos parentales, así como tampoco en Demanda/Respuesta para Padre y Madre. Pero se encontró que aquellos que tendían a mostrar mayor frecuencia de experiencias paranormales (en particular, por ejemplo Apariciones, Aura y Sanar) recibieron de sus padres una respuesta caracterizada por mayor indiferencia (en comparación con quienes no tuvieron tales experiencias (por ejemplo, “a mi padre/madre no le hubiese parecido importante si mis amigos le hubiesen comentado que era buen compañero/a”, o “si hubiese ido siempre a clases, o si me hubiese cuidado de no ir por zonas peligrosas de la ciudad, o si hubiese podido solucionar problemas por mi cuenta”).
Este resultado podría indicar que un estilo parental indiferente o negligente, con poco o totalmente carente de límites asi como de escaso afecto puede estar por detrás del desarrollo de ciertas experiencias paranormales en la vida adulta. Un estilo negligente, de hecho, caracteriza a padres que se concentran en las tensiones de su propia vida y con poco tiempo para sus hijos. Es posible que las experiencias paranormales se desarrollen como una respuesta –aunque no la única– frente un estilo parental negligente, esto es, una forma de responder por fuera de los límites convencionales y producir experiencias “anómalas” posiblemente para afrontar la indiferencia parental en la niñez.
Desde una perspectiva crítica, es importante señalar que la muestra resultó muy pequeña para agrupar un número suficiente de estilos parentales “dominantes”: Autoritario (n= 8), Permisivo (n= 4), Negligente (n= 7) y Autoritativo (n= 12). Hubiera sido necesario tener mayor número de casos que reúna el perfil dominante (que suge del cuadrante Demanda–Respuesta de Madre y de Padre). En consecuencia, aquí se evaluaron las subescalas primarias Demanda/Respuesta de Madre y Padre (y sus subescalas secundarias que componen D/R para Padre y Madre). Aunque sin relación con la experiencia paranormal, sin embargo, un resultado directamente relacionado con el trauma infantil es la correlación que refleja que un estilo autoritario parece potenciar de alguna manera, el “peso” de la situación traumática.
DISCUSIÓN
Los resultados de esta investigación apoyan la hipótesis psicodinámica de Irwin (2009) según la cual las experiencias paranormales en la vida adulta de un sujeto son una respuesta adaptativa para hacer frente a la necesidad de control del impacto emocional del abuso infantil y en consecuencia, tales experiencias podrían surgir un mecanismo de defensa o una respuesta de afrontamiento. De acuerdo a estos resultados, se observó en primer lugar, que el abuso sexual infantil está fuertemente relacionado con las experiencias paranormales. Además, estos datos apoyan hallazgos previos que vinculan el abuso sexual infantil con la aparición de experiencias paranormales en la vida adulta (French & Kerman, 1996; Lawrence et al., 1995; Irwin, 1992, 1994; Ross & Joshi, 1992).
Estas tendencias son consistentes con la evidencia que vincula la aparición de experiencias paranormales en la vida adulta con un estilo de crianza por parte de padres negligentes e incluso alcohólicos (Hindman, 1977; Irwin, 1994). En línea con la teoría psicodinámica de Irwin (2009), parece que las experiencias paranormales en la vida adulta surgen para compensar un dolor residual sobrante de haberse sentido no deseado, ni amado y sin importancia cuando era niño (Santander & Becker–Lausen 1995). Idénticas conclusiones también se pueden hacer para el abuso emocional; la aparición de experiencias paranormales en la vida adulta surgen para compensar el dolor a causado por ser insultado, ridiculizado, agredido diariamente y/o culpado injustamente por los padres durante la infancia (Kent & Waller, 1998).
Summitt (1983) concluye su estudio diciendo que aquellos que creen tener “poderes” o ser “iluminados”, es decir, tener extraordinarias capacidades extrasensoriales y/o habilidades de médium son otra manera en que los adultos aprenden a lidiar con el trauma, el abuso sexual infantil y su resultante impotencia, presumiblemente generando una ilusión de control sobre las personas, los objetos y/o acontecimientos del futuro.
Futuros estudios deberían examinar variables moduladoras que sugieren interacciones predictivas entre el estilo parental, el trauma infantil y la experiencia paranormal, como por ejemplo, la propensión a la fantasía adulta, la estimulación parental en la niñez, los estilos de afrontamiento (en particular a eventos traumáticos), y los mecanismos de defensa. También deberían complementarse estos estudios con un abordaje más introspectivo, por ejemplo, entrevistas en profundidad o estudios clínicos que permitirán comprender mejor los mecanismos de tales experiencias como una posible contribución a la intervención clínica.
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* El presente estudio es la version abreviada de la tesis para obtener el grado de Licenciado en Psicología otorgado por la Universidad Abierta Interamericana, en 2015.
** Mariana Ugarte es psicóloga egresada por la Universidad Abierta Interamericana. Actualmente está cursando un posgrado en Psicología transaccional (UAI) y Clínica y Tratamiento en Psicopatología y Psicoterapia Cognitiva (Universidad Favaloro). Sus áreas de interés incluyen el estudio científico de aspectos de la personalidad pasivo-agresivo, procesos de duelo, estrategias de afrontamiento y el desarrollo, relación entre Eje I y Eje II, y situaciones de violencia familiar y abuso, y trastornos psiquiátricos mayores (depresión, trastorno bipolar y esquizofrenia e intervenciones sobre síntomas psicóticos).
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