EL LAMENTO DEL CRÍTICO: CUANDO LO IMPOSIBLE SE HACE POSIBLE*
Dean Radin**
Cuando un científico distinguido, pero anciano,
afirma que algo es posible, casi seguro es cierto.
Cuando afirma que algo es imposible,
es muy probable que se equivoque.
-Arthur C. Clarke
Tener pensamiento crítico es esencial para avanzar en todas las disciplinas científicas. En los últimos años, el proceso de evaluación de la investigación parapsicológica resulta particularmente necesario para refinar los métodos de investigación y análisis. El capítulo de Christopher French es muy loable, a excepción de algunos puntos en los que me extenderé más adelante. Los otros capítulos me resultaron menos esclarecedores.
Leyendo estos capítulos, sabemos que investigar fenómenos psíquicos es difícil, por lo que sería mucho mejor renunciar a ello y dedicarse a otra cosa. Se nos ha dicho que la parapsicología es una "perturbadora" preocupación, diferente de la ciencia "normal", porque psi es imposible. Por lo cual cualquier prueba en apoyo de ésta, es necesariamente imperfecta. Alivia saber que no hay ningun prejuicio académico, a pesar de la total carencia de un programa de estudios en parapsicología en las universidades. Y finalmente, como resultado de un espectacular descaro maquiavélico, nos venimos a enterar que es reprobable engañar a la gente, pero qué diablos, vamos a hacerlo de todos modos!
Aparte de estas tonterías, me llamaron la atención dos observaciones. En primer lugar, el estado de la crítica se ha "estancado". Los críticos quejumbrosos de hoy día no son tan diferentes de los de antes, un siglo atrás; por el contrario, la evidencia empírica, los diseños experimentales, y los métodos de análisis en parapsicología se han mantienen en paralelo con los avances científico de muchos otros campos, y como resultado de ello la evidencia a favor de psi ha mejorado notablemente. Esto no es un buen augurio para los críticos. En segundo lugar, decir que los fenómenos psi son imposibles está basado en una cosmovisión del mundo físico que podría haber sido apropiada para el siglo XVII, pero no para el siglo XXI.
Radin responde argumentos "anti-psi" de los críticos escépticos James Alcock, Christopher French, Ray Hyman, y Michael Shermer (de izq. a der.). En su opinión, las criticas más controvertidas son las de Hyman y Alcock, que repiten los mismos argumentos que al inicio de este debate, en los años setenta. El argumento quizá más bizarro es el de Shermer, quien demuestra cuán fácil es engañar a las personas simulando fenómenos psíquicos mediante trucos de ilusionismo. Sin embargo, el argumento más tolerable es el de French, quien señala que la mayoría de sus estudiantes de doctorado dicen haber fracasado en encontrar evidencia de psi en sus experimentos.
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EL CAPÍTULO DE CHRISTOPHER FRENCH
En este capítulo hay un equilibrio digno de elogio, entre crítica y apertura a nuevas ideas, y ofrece un buen modelo de cómo criticar a la ciencia controversial sin colapsar en un dogma simplista o fomentar la imaginación. Esto no quiere decir que esté de acuerdo con todos los comentarios de French. Por ejemplo, aunque el meta-análisis de Bem y Honorton de 1994 de once estudios Ganzfeld tiene un fuerte efecto de cognición anómala, el análisis de Milton y Wiseman de 1999 no lo tiene. Y después French nos dice que como el meta-análisis de Milton y Wiseman no replica los resultados del meta-análisis de Bem y Honorton, esto continua afectando la falta de replicabilidad en parapsicología.
Si estas afirmaciones fueran ciertas, la línea de razonamiento del crítico podría tener cierto peso. ¿Pero es verdad que el resultado meta-analítico de Milton/Wiseman (M/W) fracasó al replicar el de Bem/Honorton (B/H)? La respuesta es que no, no es verdad. Como ya he escrito en otro artículo (Radin, 2006, p. 118), y más tarde confirmado por la experta en estadística Jessica Utts en una conferencia a la que asistieron tanto Richard Wiseman como Ray Hyman, cuando la base de datos de M/W utiliza el mismo método que B/H (es decir, un simple estadístico acierto/error) el resultado fue muy positivo. La razón por la cual el meta-análisis de M/W supuestamente falla es porque los autores usaron un análisis estadístico sin tener en cuenta la magnitud del efecto de la muestra de cada estudio. Si se hubiera realizado el análisis correcto, H/W habrían llegado a una conclusión diametralmente opuesta al título "fracaso" en su artículo. Desafortunadamente, los mitos escépticos han adoptado acríticamente una conclusión errónea, y como tales, pueden convertirse en un ejemplo de cómo el mito es más cómodo que la realidad, y así la historia de ficción funciona.
Hay otro problema: Los meta-análisis se crearon para evaluar si se repite una determinada clase de efectos. Los meta-análisis de algunos experimentos psi, como los de Bem y Honorton (1994), poseen un efecto independiente repetible. Este proceso de análisis debería haber resuelto el problema de la repetibilidad de psi hace mucho tiempo, pero los críticos no están conformes. ¿Por qué? Porque para ellos, el experimento repetible ya no es suficiente. El objetivo se ha desplazado, por el contrario, y ahora estamos viendo exigencias de repetición de la repetibilidad.
Si bien algunos argumentan que se requieren niveles extremos de repetibilidad, cuando se trata de evaluar anomalías, insistir en la meta-repetibilidad es un juego completamente nuevo. Para ganar este juego, todo lo que los críticos tienen que hacer es seguir haciendo meta-análisis hasta que alguno falle, luego se detienen, y se anuncia que el efecto no es repetible. French está impresionado por un supuesto (aunque falso) fracaso, como ocurre con otros críticos, pero no se deja impresionar (ni lo menciona) por otros meta-análisis posteriores, que siguen demostrando resultados estadísticamente robustos y efectos repetibles.
French continua diciéndonos que la importancia crucial de producir de manera confiable y convincente una demostración de un efecto psi débil bajo condiciones controladas, al igual que para muchos científicos, incluido él mismo, requiere un cambio radical de punto de vista de modo que al menos algunas afirmaciones paranormales parezcan más plausibles. Voy a tratar este tema en detalle más adelante, pero por ahora voy a decir simplemente que ya está instalado entre nosotros, desde hace más de ochenta años; pero debido a que este cambio representa una fuga del sentido común, recién ahora tal cambio está comenzando a penetrar en el saber de las ciencias psicológicas. Esta "nueva" visión del mundo está basada en una comprensión más holística del mundo físico, a saber, la teoría cuántica.
Algunos críticos parecen decididos a rechazar esta asociación, creyendo que ninguna de estas conexiones entre la física exótica y la psique humana están justificadas, o son imposibles. Yo diría que es un grave error de interpretación de los formalismos cuánticos, y un gran número de físicos están de acuerdo con esto (por ejemplo, Rosenblum y Kuttner, 2006). De hecho, muchas disciplinas están comenzando a mostrar una gran apertura hacia conceptos cuánticos, porque los modelos inspirados en física cuántica están demostrando ser pragmáticamente más útiles para resolver problemas que de otro modo carecen de solución. Por ejemplo, en 2009, un número especial del Journal of Mathematical Psychology, que no simpatiza nada con un discurso New Age, sin embargo, dedicó un número monográfico al tema de la "cognición cuántica."
Por último, French nos dice que a pesar de que sus propias investigaciones estuvieron principalmente centradas en el ámbito de la psicología anómala, está de acuerdo en supervisar a estudiantes que deseen realizar estudios parapsicológicos, pero que ninguno de ellos obtuvo resultados positivos. He leído argumentos similares antes. Mi primera reacción es: ¿Es así? ¿Nunca? Seguramente quiso decir que nunca encontró resultados "estadísticamente significativos", porque de lo contrario tener solamente estudios que van directamente en sentido opuesto a una hipótesis direccional implicaría un efecto negativo extraordinariamente significativo.
Así que supongamos que French quiso decir que en realidad nunca obtuvo resultados estadísticamente significativos (a dos colas). Aun así, uno esperaría de tanto en tanto ver por lo menos un estudio significativo a p < .05, aunque sea por casualidad; así que digamos que si French llevó a cabo 20 estudios, uno al menos debió haber sido significativo. Si supervisó pocos experimentos, un estudio significativo tendría que haber aparecido por casualidad. Unos pocos experimentos no pueden probar la existencia o no de psi. Para garantizar la existencia de una anomalía, los críticos nos siguen diciendo que requieren niveles extremos de meta-repetibilidad.
Quizá llevó a cabo mucho más de 20 estudios. Si fuera asi, parece razonable preguntarse si un meta-análisis pondría en evidencia una tendencia positiva general. Aun si un sólo estudio hubiera alcanzado significación estadística, si tiende a ir en la misma dirección, la colección de estudios de French continuaría siendo astronómicamente significativa. O tal vez la distribución de los efectos de magnitud podría haber mostrado una variación significativa. Mi conclusión es que las declaraciones simplistas, por ejemplo, de que "nunca se obtienen resultados positivos" son expresiones retóricas que nunca debemos aceptar en su valor nominal.
EL CAPITULO DE RAY HYMAN
Desde la perspectiva de Hyman, la "anomalía" que los parapsicólogos defienden es simplemente una desviación significativa de la línea de base del azar. Hyman adopta esta posición para justificar por qué las anomalías psi no son como las anomalías científicas "reales". Este argumento tiene dos grandes problemas. En primer lugar, una desviación significativa del azar no es simplemente cualquier cosa; es una verdadera anomalía que necesita explicación. Obviamente, si el promedio de aciertos en una prueba de percepción extrasensorial es del 32 por ciento, y la esperada es del 25 por ciento, ese 7 por ciento por encima del azar no es simplemente un problema técnico, es un resultado extraordinariamente inesperado. En el caso de los experimentos Ganzfeld, a partir del 2009, el promedio de éxito global, con más de 4000 ensayos producidos por una docena de laboratorios en más de cuatro décadas, es del 32 por ciento. Este efecto del 7 por ciento positivo, excluyendo al azar como explicación, es muy importante. En primer lugar, suponiendo que la telepatía fuese real, esta desviación es lo que estos experimentos vienen exactamente a demostrar. El segundo problema con la declaración de Hyman, es que presenta tipos de experimentos psi que comparan condiciones explícitamente experimentales frente a condiciones de control, como los estudios fisiológicos conocidos como DMILS (Distant Mental Interactions with Living Systems).
Hyman repite un "mantra" que se escucha comunmente en las conferencias de pensamiento crítico, si bien en este proceso, Hyman cae en una falacia, diciendo que los fenómenos de "comunicación anómala" en parapsicología no se parecen a los casos de anomalías que desafían las teorías científicas en la historia de la ciencia. Según Hyman, los rayos N, la radiación mitogenética, la poliagua, los canales de Marte, y otros similares, ahora se acumulan en el montón de chatarra de la historia de la ciencia (ver http://www.alpoma.net/tecob/?p=157).
Dean Radin responde un debate en torno a la existencia de tales fenómenos exponiendo varios ejemplos en la historia de la ciencia que eran tradicionalmente considerados "el cesto de basura" de la ciencia, tales como los canales de Marte, la poliagua, y los rayos N (de izq. a der.), e incluso los fenómenos psi, no obstante lo cual continuan siendo temas de debate científico. |
Ese concepto de "montón de chatarra científica" supone que todas esas observaciones, descartadas como erróneas, están siempre equivocadas e impidiendo que otras sean correctas pero no lo suficientemente sólidas como para ganar el debate. La historia enseña que este montón de chatarra es una apuesta muy imprudente, por ejemplo, no hace mucho tiempo la lista de ideas dignas de arrojar al cesto de basura, también incluían máquinas voladoras más pesadas que el aire y buques transatlánticos. Aquellas ideas y prácticamente otras cosas en ciencia que aceptamos hoy dia eran consideradas un absurdo risible. Afortunadamente, la ciencia avanza y las generaciones de críticos que confidencialmente afirmaban tales cosas como "imposibles" pronto se olvidan.
¿Qué pasa entonces con los ejemplos de Hyman? De los cuatro que menciona, sólo los rayos N se pueden considerar pura "chatarra". Todos los demás son temas de debate científico respetable. La radiación mitogenética, descubierta por primera vez en la década del 20, se estudia como "biofotones" (Trushin, 2004; Voeikov y Belousov, 2005). La idea de los "canales de Marte" no es tan descabellada porque se descubrió agua en Marte (y en la luna). La poliagua todavía se está discutiendo en términos de autotixotopía, término usado para describir a un gel débil que se desarrolla en el agua (Vybfral y Vorck, 2007). De manera más general, ahora se sabe que el agua muestra propiedades diferentes, no sólo basadas en su composición química, como se creyó durante mucho tiempo, sino también en su estructura (Roy et al., 2005).
Mi punto es que los críticos que están enamorados del status quo a veces encuentran desafíos inquietantes, pero como se apresuran a consignar como anomalía a un montón de supuesta chatarra, suelen ser ignorados. Este exceso de ansiedad sólo logra una cosa: Frustran prematuramente otros posibles avances científicos. La historia está plagada de fracasos de imaginación. Veamos algunos ejemplos:
"Si el movimiento de la tierra fuera circular, sería violento y contrario a la naturaleza, y no podría ser eterno, ya que nada violento es eterno. De ello se deduce, por tanto, que la tierra no se mueve con un movimiento circular."
Santo Tomás de Aquino, 1270
"Los animales se mueven, tienen extremidades y músculos; la tierra no tiene extremidades ni músculos, por lo que no se mueve."
Escipión Chiaramonti, Profesor de Filosofía y Matemáticas, Universidad de Pisa, 1633.
"Las asi llamadas teorías de Einstein no son más que desvaríos de una mente contaminada de liberalismo, que es totalmente inaceptable para los científicos alemanes."
Dr. Walter Gross, 1940 (citado en Cerf y Navasky, 1998).
Más tarde, Hyman se asombra al descubrir que nunca leyó ninguna de las discusiones sobre la variación de los efectos de magnitud de los meta-análisis de diferentes temas en parapsicología. Y añade que los meta-análisis en parapsicología pueden tener tantos efectos de magnitud, que algunos pueden ser ¡hasta 875 veces más grande que el resto!
La razón por la que nunca lee esos debates debe ser porque carecen de sentido. Esto equivale a suponer que todos los estudios médicos con seres humanos deben resultar en efectos de magnitud similares, ya que los organismos objetivo en cada caso son los mismos. Obviamente, el efecto de magnitud que se obtiene depende de lo que se está midiendo, y cómo. Pero aparte de eso, ¿hay discusiones sobre efectos de magnitud en estudios diseñados para observar el mismo fenómeno? Sí, los hay. Yo mismo he comparado efectos de magnitud en pruebas de percepción extrasensorial con cartas zener, sueños telepáticos, telepatía en Ganzfeld, y experimentos de percepción remota, y encontré que casi todos eran casi idénticos (Radin, 1997, p. 110).
Hyman continúa, recordando a Bierman (2001), que en experimentos que comienzan con efectos de magnitud positivos hay una tendencia -con el tiempo- a reducirse a cero, y que ésta es una de las razones por las cuales muchos parapsicólogos contemporáneos ahora admiten que los efectos psi no se pueden replicar. Hyman presenta el argumento de Bierman (2001) como prueba de un efecto de "regresión a la media" según la cual, si psi no existe, a la larga, conducirá a resultados nulos. Pero esta afirmación es una tergiversación del argumento de Bierman que dice: "Sin embargo [la regresión a la media], no se ajusta a los datos, ya que la media… del estudio 2 deberían mostrar un efecto de magnitud nulo. En casi todos los ejemplos que figuran en el capítulo anterior, no es este el caso" (p. 275).
Dudo que sean "muchos" los parapsicólogos contemporáneos que están de acuerdo con la interpretación de Hyman. Uno podría reconocer que los efectos pueden ser difíciles de replicar a causa de muchas variables desconocidas, pero decir que los efectos de magnitud declinan a cero es un error. El procedimiento de meta-análisis demuestra que no es el caso. Si Hyman hubiera continuado citando a Bierman (2001), tendría que añadir que después haber disminuido, se observa que muchos efectos de magnitud rebotan y vuelven a ser positivos. Además, es comun observar efectos de posición serial y una disminución de efectos de magnitud meta-analíticos en muchas otras disciplinas científicas (Radin, 2006, pp. 121-125).
EL CAPÍTULO DE JAMES ALCOCK
Alcock hace un repetitivo hincapié en su convicción de que psi viola las leyes de la física. Y dice que si los parapsicólogos demostraran estar en lo correcto, las leyes de la física -tal como las conocemos- estarían terriblemente equivocadas. Más adelante afirma que si bien los científicos tienden a atribuir esta situación tanto a la ausencia de datos convincentes como a la incompatibilidad de las afirmaciones de la parapsicología con el paradigma científico moderno, los parapsicólogos van a atribuir a la creencia dogmática la imposibilidad de los fenómenos paranormales simplemente porque su existencia viola las leyes de la física.
Si esta afirmación es un prejuicio lamentable, lo que conduce a una afirmación ingenua francamente absurda. Alcock afirma que es falso sostener que el ingreso de la parapsicología en el salón de la fama de la ciencia se ve impedido por el fanatismo científico.
Entonces, si esta afirmación fuera cierta, ¿por qué Alcock se ve en la necesidad de distinguir entre lo que dicen los parapsicólogos y lo que dicen "los científicos"? ¿Por qué las encuestas de opinión pública muestran claramente que la mayoría de la población mundial está interesada en psi, pero las miles de instituciones de educación superior de todo el mundo, más del 99 por ciento, no contratan a un solo facultativo con interés en el tema? La academia suele ser rápida para responder a los intereses del público, ofreciendo cursos acreditados en areas que van desde la alta costura hasta los videojuegos. ¿Dónde están los programas de estudio en parapsicología? ¿Por qué es prácticamente imposible que un docente de una universidad sea designado para dictar un curso de parapsicología (McClenon, 1984)? ¿Por qué la National Science Foundation, en su informe anual Science and Engineering Indicators incluye a la parapsicología como un ejemplo de pseudociencia, generando así el rechazo inmediato de cualquier propuesta de subvención que implique algo relacionado con psi? ¿Por qué algunos académicos, literalmente, hacen un gesto de burla o ironizan cuando alguien menciona su interés en parapsicología? ¿Puede haber ejemplo más claro de intolerancia el hecho de que Alcock esté completamente ajeno a este prejuicio?
Alcock también observa que en los últimos años ha habido un gran número de científicos con interés en cuestiones parapsicológicas en la forma en que han llevado a cabo sus propias investigaciones, pero que luego abandonan cuando sus datos no muestran evidencia alguna de paranormalidad (por ejemplo, Jeffers, 2003). Esto sugiere que Jeffers es un buen "científico", y no un parapsicólogo confundido. Desafortunadamente, eligió un mal ejemplo, porque de hecho Jeffers tuvo una evidencia significativa de psi. Jeffers fue coautor de un experimento que mostró un efecto psi significativo precisamente donde se esperaba que iba a aparecer, y se repitió con éxito (Freedman et al., 2003).
No sólo la parapsicología tiene dificultad en decidir cuál es su objeto de estudio legítimo, dice Alcock, también añade que, a diferencia de otros ámbitos de la ciencia convencional, la parapsicología se ocupa casi exclusivamente de fenómenos que sólo se definen negativamente. Pero incluso si esta afirmación fuera cierta, ¿cuál es el problema? Las definiciones negativas son comunes en muchas disciplinas, que van desde la física -donde los conceptos como energía oscura y materia se definen por lo que no lo son- a la psicología -donde los conceptos como ceguera no atencional, conocimiento implícito, e "inconsciente" se definen en contraste a la conciencia, es decir, lo que no es consciente. En todo caso, es fácil definir positivamente a la telepatía: "Un medio de comunicación entre personas que están separadas por la distancia o aislamiento"; del mismo modo, la precognición se puede definir como "una forma de percepción a través del tiempo," y la psicokinesis, como la interacción mente materia, y así sucesivamente.
Después Alcock dice que las "anomalías" que estudia la parapsicología no son realmente anomalías ni nada similar, porque, en primer lugar, no existe una teoría bien articulada en parapsicología que pueda definir la anomalía. Es más, ni siquiera existe una teoría; no existe un órgano de observación confiable que pueda tomarse para constituir una anomalía. En otras palabras, uno está condenado si tiene una teoría… y maldito si no la tiene. Collins (1992) ha analizado ampliamente este ejemplo de "regresión del experimentador", como una crítica ilegítima e infalseable.
¿Por qué -dice Alcock- si los fenómenos parapsicológicos realmente existen, no se presentan en los experimentos que se llevan a cabo en física moderna? Porque los físicos difieren en sus predicciones, expectativas, estados de ánimo, deseos y personalidad, y no siempre aparecen anomalías "paranormales" en sus datos.
Esta puede parecer una pregunta razonable, excepto por dos problemas: en primer lugar, la mayoría de los físicos no buscan obtener efectos paranormales. Rara vez, cuando lo hacen, se encuentran con tales efectos, como se mencionó antes en el caso de Jeffers. Incluso los físicos experimentales más ortodoxos descartan valores "extremos" inesperados. Algunos incluso cajonean como inútiles hasta el 45 por ciento de aquellos datos cuyas mediciones no se ajustan a sus expectativas teóricas (Radin, 1997, pp. 55-53). ¿Qué son y cuáles son las causas de estos valores extremos? ¿Podrían ser "paranormales"? La experimentos psicokinéticos sugieren que algo de ésto podría estar involucrado.
En segundo lugar, Alcock erróneamente supone que las expectativas, y otros factores, no influyen en los resultados de los experimentos en física. Como dice Jeng (2006): "En los libros de texto de historia de la física uno tiene la sensación que [la expectativa] no juega prácticamente ningún papel; pero esto resulta engañoso" (p. 580). Cuando Jeng analizó la historia de la física, encontró que las expectativas teóricas de Sir Isaac Newton, Robert Millikan, James Maxwell, Albert Einstein, etc., habían influído fuertemente en lo que ellos mismos, u otros físicos, observaban y publicaban.
Lo mismo puede decirse de Gregor Mendel y Louis Pasteur en biología, y de otros científicos famosos en muchas disciplinas. El punto es que los sesgos cognitivos están omnipresentes y son inevitables en todos los asuntos humanos, incluyendo la actividad científica.
Alcock continúa su letanía de críticas diciendo que existe una evidente falta de interés dentro de la parapsicología en explorar explicaciones no paranormales. Esto es lamentable porque en realidad refuerza mi afirmación de que la parapsicología representa "creencias en búsqueda de datos, en lugar de datos en busca de explicación." Esta declaración parece ignorar el hecho de que (a) los experimentos psi están específicamente diseñados para excluir explicaciones "no paranormales"; (b) los artículos experimentales por lo general incluyen discusiones de posibles explicaciones alternativas, y (c) críticos como Ray Hyman, que han analizado varias clases de experimentos psi están de acuerdo en que no se pueden proponer alternativas plausibles a psi. Además, "creencias en búsqueda de datos" es un abordaje basado en teorías, que probablemente Alcock y otros críticos siguen insistiendo, mientras que "datos en busca de una explicación" es empirismo, que es lo que la parapsicología está trabajando. Si los parapsicólogos están condenados a seguir el primero y el último, entonces la crítica de Alcock no está focalizada en lo que los parapsicólogos hacen, sino en lo que él cree que la parapsicología hace.
Y esa creencia se revela en forma inequívoca al cerrar su capítulo: "Si las afirmaciones de la parapsicología fueran verdaderas, entonces hay algo horrible y fundamentalmente erróneo en física, en biología y en neurociencia." En otras palabras, las creencias de Alcock en torno a la parapsicología están motivados por lo que él cree que es posible. Dado que muchas de sus creencias acerca de la parapsicología son -cuanto mucho- bastante cuestionables y algunas hasta incluso equivocadas, ¿qué pasaría si su concepción de lo que es o no físicamente posible también estuviera equivocada?
EL CAPITULO DE MICHAEL SHERMER
Shermer describe cómo actuó en connivencia con un programa de televisión para crear un elaborado engaño a cinco mujeres y hacerles creer que él era psíquico. Después de describir detalladamente este proceso, se felicita a si mismo por lo fácil que es crear el engaño, y concluye diciendo que él nunca sería invitado a un programa de televisión que hiciera este tipo de cosas por una sencilla razón: que no es ético. Y añade que sería nada menos que una "depravación desenfrenada."
Por supuesto, esto es algo en lo que estamos totalmente de acuerdo. De hecho, es reprobable engañar deliberadamente a personas inocentes. ¡Pero esto es lo que hizo exactamente Shermer! No dice si se obtuvo un consentimiento informado de los participantes, o si hubo un encuentro con ellos para analizar el engaño o para explicar, en primer lugar, por qué hizo el truco. Si fuera un experimento llevado a cabo en un contexto académico y se ejecutara de la misma forma, un Comité lo rechazaría como poco ético. Es un excelente ejemplo de "depravación desenfrenada" lo que Shermer no haría, pero en realidad, llevó a cabo.
DISCUSION GENERAL
Muchas personas, la mayoría de las veces, dan por sentado que la realidad -el mundo objetivo "ahí afuera"- está manifiesto por sentido común. Esto es tan cierto para el público en general, como lo es para la mayoría de los científicos. Sin duda, también parece ser cierto para estos críticos. El sentido común presenta una realidad en la cual los objetos están, evidentemente, separados unos de otros en tiempo y espacio; donde el mundo es estable e independiente de nuestra atención e intenciones, donde la causalidad es un proceso estrictamente mecanicista y determinista, y donde el tiempo es escrupulosamente unidireccional.
Desafortunadamente, hay un serio problema con esta imagen de realidad. Primero, sabemos que está equivocada. Segundo, no sólo está ligeramente desviada, sino radicalmente equivocada. Si examinamos en profundidad la fábrica de realidad, la física ha revelado lo que los filósofos llaman el "realismo ingenuo", esto es, una pieza minúscula de un mundo mucho más grande y en extremo peculiar. Las teorías de Einstein nos dicen que lo que se creia eran los ladrillos de construcción de la realidad -espacio, tiempo, materia y energía- no son para nada fundacionales después de todo. Por el contrario, estas relaciones están entrelazadas. La mecánica cuántica nos dice que los objetos no son tan independientes como parecen, sino que están enlazados más allá de los límites convencionales del tiempo y el espacio. Incluso nuestras más preciadas concepciones sobre la realidad local -según la cual, el mundo existe independientemente de la observación- son empíricamente falsas (Gröblacher et al., 2007).
Esto ha llevado a algunos físicos a sugerir que "la realidad está solamente en la mente y las observaciones, pero las observaciones no son las cosas. Para ver el universo tal como es, tenemos que abandonar nuestros conceptos como cosas" (Henry, 2005, p. 29). Y si todo esto no fuera suficiente para hacernos dudar seriamente del sentido común, recordemos que las teorías cosmológicas actuales indican que las teorías físicas más sofisticadas y que desafian nuestro sentido común, se basan en apenas el 4 por ciento del universo conocido (Ellis, 2007). El restante 96 por ciento compuesto por materia oscura y energía continua siendo un enigma.
La física exótica puede parecer muy alejada de la experiencia humana como para ser un tema de interés y considerar la realidad ingenua desde una perspectiva neurocientífica: la auto-conciencia (de uno mismo) es nuestro único vínculo directo con la realidad y ese "darnos cuenta" es apenas un chorrito de agua en comparación con los torrentes de información que procesamos inconsciente en nuestro sistema nervioso y en el cerebro. En el proceso de regular toda esa información al servicio de la eficiencia cognitiva, el cerebro nos engaña haciéndonos percibir no sólo el mundo tal cual es, sino como esperamos que sea. Esto nos enseña que cuando se trata de reflexionar acerca del límite que separa la realidad objetiva de la subjetiva, haciendo un juicio de valor de lo que es posible frente a lo que no, es esencial cultivar la tolerancia a la ambigüedad y a lo inesperado. Esta es una cualidad natural de los exploradores científicos, pero que parece eludir a los que se especializan en crítica. Cuando examinamos la enigmática frontera entre la mente y la materia, los fenómenos generalmente parecen violar el sentido común. Estos fenómenos incluyen a psi.
EVIDENCIA
Desde hace más de cien años, se han perfeccionado y probado varios métodos para probar al efecto psi. Uno en particular, el experimento de telepatía en Ganzfeld se ha visto atenuado después de cuatro décadas de duras críticas en un simple pero efectivo método de laboratorio. Pasando por alto detalles de diseño, que se describen en otro lugar (por ejemplo, Radin, 2006), de acuerdo a la hipótesis nula, la probabilidad de que el receptor adivine correctamente la imagen objetivo es de 1 en 4, en un 25 por ciento de aciertos promedio. Si este promedio es significativamente superior al 25 por ciento, pone en evidencia una anomalía de comunicación que confirma la existencia de la telepatía.
Desde 1974 a 2009, tres docenas de investigadores, representando a una docena de laboratorios en Europa, América del Norte y del Sur, han publicado más de 100 artículos de telepatía en Ganzfeld. En general, se obtuvo un promedio de éxito del 32 por ciento en más de 4700 ensayos, en comparación con la media esperada por azar del 25 por ciento. Este promedio a favor se compara con la probabilidad en contra de más de un cuatrillón a uno de que el resultado pueda ser explicado por azar. En otras palabras, lo que sea que está pasando en estos estudios es, sin duda, no por pura casalidad. ¿Se debe a la telepatía?
A partir de la discusión de Hyman (1985), mediante técnicas meta-analíticas se han analizado varias veces la base de datos. Storm y Ertel (2001) y Radin (2006) hicieron nuevas revisiones. De la media docena de revisiones publicadas, incluyendo dos escritas por críticos de larga trayectoria en el análisis crítico y escéptico del fenómeno, todos coincidieron en que el efecto de magnitud era muy positivo. (Como se mencionó antes, el resultado negativo de Milton y Wiseman en 1999 resultó ser incorrecto). Además, todos los analistas coincidieron en que los resultados no pueden ser explicados mediante información selectiva, y casi todos -excepto uno- no varió con la calidad experimental. En esa única excepción, Hyman (1985) afirmó que el efecto de magnitud se redujo cuando la calidad del procedimiento experimental mejoró, lo que implica que los resultados aparentemente positivos se debieron a fallas en el diseño experimental. Pero diez científicos independientes, incluyendo dos estadísticos y dos psicólogos que no habían participado del debate, revisaron estos argumentos y no se pusieron de acuerdo con dicha conclusión (ver Radin, 1997). Más recientemente, un equipo de investigadores abiertamente escépticos dirigido por Delgado Romero y Howard (2005) repitieron el experimento Ganzfeld y obtuvieron un resultado significativo. De hecho, se observó la misma tasa de éxito del 32 por ciento aplicado a todas las sesiones de Ganzfeld.
El meta-análisis de experimentos conceptualmente similares al Ganzfeld, pero basados en la percepción consciente de la sensación de ser observado por una persona a distancia (originalmente publicado por Sheldrake, 2003), también mostraron resultados altamente significativos (Radin, 2005). En 60 experimentos publicados con un total de 33.357 ensayos individuales, se obtuvo un promedio de éxito global del 54 por ciento, cuando lo esperado por el azar era del 50 por ciento. Este resultado está asociado con una p= 5x10-17.
Si los resultados del experimento de telepatía son correctos, también deberíamos esperar encontrar evidencia de formas inconscientes de telepatía. Los experimentos que investigan tales efectos mediante mediciones EEG fueron presentados por primera vez por Tart (1963) con sus estudios sobre parejas estudiante-docente y en los experimentos de Duane y Behrendt (1965) con gemelos idénticos, publicado en Science. Estos artículos estimularon diez réplicas por parte de ocho grupos de investigación. De estas diez, nueve obtuvieron resultados positivos, incluyendo los de Targ y Puthoff (1974) en la revista Nature, Rebert y Turner (1974) en Behavioral Neuropsychiatry y Orme Johnson et al. (1982) en International Journal of Neuroscience.
En la década del los noventa, Grinberg ZyIberbaum et al. (1994) publicaron una nueva serie de estudios de correlación EEG en Physics Essays. Estos estudios estimularon otra "oleada" de réplicas exitosas (ver Radin, 2004; Standish et al., 2004, y Wackermann et al., 2003), por ejemplo, para investigar el origen de estas correlaciones, Standish et al. (2003) llevaron a cabo experimentos con resonancia magnética funcional, y encontraron que la corteza visual de la persona "receptora" se activaba de forma significativa mientras el "emisor" veía el parpadeo de la imagen de un tablero de juego de damas. Este resultado también fue replicado con éxito recientemente (Richards et al., 2005).
Además de estudios de tipo telepáticos que involucraban correlaciones con el SNC, tres docenas de experimentos llevados a cabo en laboratorios en los Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido, utilizaron mediciones del sistema autónomo, por ejemplo, la conductancia de la piel y la frecuencia cardíaca. Un estudio meta-analítico de estos estudios (Schmidt et al., 2004) publicados en el British Journal of Psychology, concluyó que estos estudios también mostraban efectos repetibles significativos (p < .001).
MODELOS DE REALIDAD
En síntesis, en base a innumerables anécdotas históricas y actuales, se han diseñado varios experimentos para poner a prueba la credibilidad científica de la telepatía. Se han observado repetidamente resultados positivos en cientos de experimentos que describen tales estudios y sus meta-análisis han sido publicados en revistas académicas con referato.. Incluso algunos críticos acérrimos de la parapsicología, como Richard Wiseman, estarían de acuerdo en que si estuviéramos discutiendo algo menos controversial, entonces la evidencia sería más fácil de "probar". Sin embargo, los críticos continúan afirmando que la evidencia es insuficiente. ¿Por qué?
Una respuesta breve a ésto es que muchos críticos asumen que lo que es posible en la experiencia humana debe estar basada en modelos de realidad con sentido común. Desde esta perspectiva, la telepatía es literalmente imposible porque viola los principios del realismo ingenuo. Como resultado de ello, sin otra alternativa, los críticos se limitan a criticar el escaso número de réplicas a pesar de análisis que objetivamente contradicen aquellas críticas, o que sugieren que estos resultados pueden ser una forma de publicación selectiva, pese a los contraargumentos que demuestran que estas afirmaciones no son muy verosímiles. En última instancia, se argumenta sobre la "falla potencial", pero esta crítica es falseable y como tal es un argumento más polémico que científico.
¿Es posible salir de este atolladero? Yo creo que sí. Sabemos que el realismo ingenuo es una ontología incorrecta, por lo que debemos preguntarnos si una comprensión más integral del tejido de la realidad prestaría un soporte teórico sólido para la telepatía. Para tener una ontología adecuada, necesitamos saber como se obtiene información del punto A al B sin emplear las señales conocidas convencionales. Este mecanismo de transferencia de información debería: (a) tener una buena base de aceptación teórica y amplio soporte empírico, (b) tener interconexiones que trasciendan los límites convencionales de tiempo y espacio; (c) tener algoritmos de procesamiento de información que son infinitamente más potentes que cualquier otra técnica computacional conocida, (d) extenderse en el mundo macroscópico, (e) incluir la conciencia como un componente indisoluble (Rosenblum y Kuttner, 2006).
Hasta hace poco, no había tal "realidad", de hecho, Alcock insiste en que esta realidad es "imposible". Sin embargo, los puntos (a) hasta el (d) están aceptados en la física clásica, sobre todo en sub-disciplinas de entrelazamiento cuántico y procesamiento cuántico de información. La pregunta necesaria para conectar esta ontología "imposible" -pero real- con psi es la del punto (c), y si los efectos cuánticos funcionan en el cerebro. Este es un debate con investigadores que argumentan en sentido afirmativo (Josephson y Pallikari-Viras, 1991; Stapp, 1999), y otros en sentido negativo (Smith, 2009). Aunque el debate continúa, vale la pena tener presente que las interconexiones cuánticas, observadas fácilmente en la escala microscópica, no desaparecen por arte de magia en los sistemas macroscópicos. Simplemente se vuelven más complejas. Nuestra capacidad para detectar estas conexiones en sistemas macroscópicos avanza rápidamente, y ya hay evidencia de que los efectos cuánticos se encuentran no sólo en condiciones raras, sino en los sistemas macroscópicos de la vida cotidiana.
Por ejemplo, de acuerdo a Vedral (2008): "Tradicionalmente, el concepto de entrelazamiento era considerado una rareza de los objetos microscópicos que desafiaba toda explicación de sentido común. Ahora, sin embargo, el entrelazamiento es un proceso considerado ubícuo y robusto (p. 1005). Los físicos han observado altas correlaciones cuánticas de calidad en el diamante en escalas de tiempo de milisegundos a temperatura ambiente (Neumann et al., 2008), en membranas mecánicas macroscópicas (Thompson et al., 2008), en la fotosíntesis (Engel et al., 2007), en circuitos electrónicos (Ansmann et al., 2009), y en la magnetonavegación aviar (Solov'yov y Schulten, 2009). Estos hechos, todos ocurriendo a partir del inicio del siglo XXI, sugieren que el procesamiento cuántico en el sistema nervioso central humano ya no es algo tan impensable. En efecto, dado el ritmo de progreso actual de la biología cuántica, parece hasta inevitable. ¿En qué medida esta "nueva" realidad nos permite comprender a psi?
Esto significa que tenemos que replantear nuestra actual comprensión de los objetos físicos y de lo que pueden ser capaces de hacer, incluyendo al cerebro. El cerebro cuántico ya no estaría exclusivamente encapsulado dentro del cráneo; algunas partes parecen "radicar" más allá de los límites clásicos del tiempo y el espacio. Esto significa que los procesos cerebrales responsables de la percepción ordinaria, y todos los demás procesos cognitivos estudiados en neurociencia, puede ser influenciados no sólo por la información sensorial local, sino también por las impresiones recibidas de lo que nuestro sentido común considera "a distancia".
Con el cerebro visto como objeto cuántico, las personas a las que se les pide que se mantengan mutuamente "concentradas" estarían enlazadas no sólo emocionalmente, sino también físicamente. Estos cerebros podrían "co-procesar" información útil para ambas partes (ambos individuos), y como tal, estos enlaces psicofísicos permitirían explicar las impresionantes coincidencias observadas entre personas queridas o gemelos idénticos. Por ejemplo, Playfair (2003) presenta un caso (uno de los muchos) en el que, de repente, un hombre saludable experimentó un dolor en el pecho mientras que a cientos de kilómetros de distancia en el mismo momento, su hermano gemelo tenía un ataque al corazón. Cuando doy conferencias y pregunto si alguien del público conoce personalmente historias similares, no meros rumores, invariablemente algunas personas levantan su mano.
La mayoría de los científicos que no están directamente involucrados en física cuántica y sus potenciales aplicaciones no es consciente que la física del siglo XXI demuestra la existencia de una misteriosa acción a distancia. El lamento del crítico es que, si psi fuera real, como Alcock escribió, hay algo "fundamentalmente horrible y erróneo" en física, biología y neurociencia. Los críticos pueden estar seguros que este temor está infundado. La física, la biología y la neurociencia no están terriblemente equivocadas; sólo están evolucionando en una dirección que va a darnos la posibilidad de tomar seriamente en cuenta a las experiencias psi, no como algo inesperado o paranormal, sino como la consecuencia esperable y natural del tejido de conexión de la realidad.
CONCLUSIÓN
Si la teoría cuántica incluyera una explicación posible para psi, como se entiende actualmente, o una futura teoría aun más amplia incluyera a la mecánica cuántica (un escenario más probable), entonces la probabilidad de que psi exista será plausible, tanto empírica como teóricamente. Yo creo que, lamentablemente, los argumentos de los críticos de abandonar esta línea de investigación son prematuros, que sus preocupaciones acerca de la dificultad de replicar son demasiado pesimistas, y que sus temores respecto a "cosas imposibles" carecen totalmente de fundamento.
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NOTA
1. A finales de los noventa, uno de los directores del programa de la National Science Foundation (NFS), que estaba personalmente muy interesado en psi, me dijo que la posición pública de la NSF era, por supuesto, de total apertura hacia todos los temas de investigación, pero que la NSF no evaluaría ninguna propuesta de investigación que implique fenómenos paranormales.
* Traducido del inglés por Jorge Villanueva. Este artículo ha sido reproducido del Capítulo 7 "The Critic´s Lament: When the Imposible Becomes Possible" en Debating Psychic Experience: Human Potential or Human Illusion? (Stanley Krippner y Harris Friedman Eds, 2011).
** Psicólogo experimental e Ingeniero electricista. Es Director del Consciousness Research Laboratory (CRL). Ha llevado a cabo investigación durante más de veinte años en creatividad, interacción hombre-computadora, y sistemas de telecomunicación de avanzada en los Laboratorio de Bell AT&T y los Laboratorios GTE, y durante seis años, ha desarrollado investigaciones en la investigación de los fronteras de la consciencia humana en la Universidad de Princeton, el International Stanford Research Institute y la Unidad Koestler de Parapsicología de la Universidad de Edinburgo.
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