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OTRAS VIDAS: REENCARNACIÓN DESDE MULTIPERSPECTIVAS CULTURALES Presentación de Alejandro Parra
rapp@fibertel.com.ar
El día Viernes 1ro. de Octubre 2010 tuvo lugar en el Museo Roca -Instituto de Investigaciones Históricas, la mesa redonda "Otras Vidas: Reencarnación desde Multiperspectivas Culturales", donde expusieron Dr. Erlendur Haraldsson, Dr. Pablo Wright y Prof. Leonor Calvera.
La supervivencia de la personalidad después de la muerte ha sido tema recurrente en religiones de oriente y occidente. La posibilidad de que nuestro espíritu, consciencia o memoria traspase el umbral que separa la vida de la muerte ha nutrido una enorme diversidad de doctrinas, sabidurías y religiones. Si ese umbral es un límite fino o espeso, depende en última instancia de los testimonios de aquellos que afirman haber tenido experiencias de proximidad a la muerte, o describen recordar experiencias que no corresponden a su vida presente.
 De izq. a der. Juan Manuel Corbetta (presentador), Leonor Calvera, Pablo Wright, Erlendur Haraldsson y Alejandro Parra.
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El objetivo de esta Mesa Redonda fue un auténtico desafío: Reflexionar crítica pero abiertamente sobre las creencias asociadas a la reencarnación, la trasmigración, y la supervivencia después de la muerte desde una visión transdisciplinaria y multicultural, guiados por tres expertos especialistas en el análisis de estas experiencias y estudios, con una amplia trayectoria en la actividad académica y cultural.
 Detalle de público participante.
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A continuación, los tres exponen material documental acerca de las experiencias de recuerdos de vidas pasadas, investigaciones de casos en culturas de extremo oriente, y estudios antropológicos sobre la reencarnación que responderá a grandes interrogantes en torno a esta temática.
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LA REENCARNACIÓN Y EL SAMSARA Leonor Calvera* leocalvera@gmail.com
 Leonor Calvera
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Es imposible abordar el tema de la reencarnación sin hacer referencia a la importancia de la idea de muerte como centro a cuyo alrededor se han organizado casi todas las concepciones religiosas y filosóficas Y esto es así ya que la muerte acompaña las acciones de los hombres como una sombra o un telón de fondo y tácita o explícitamente les da su sentido más profundo.
Desde los tiempos del Paleolítico -y aun antes- se rindió culto a los muertos mediante rituales complejos impregnados de veneración y respeto. Las flores y el ajuar funerario que acompañan los entierros prehistóricos hablan a las claras de nociones escatológicas que separan el cuerpo material de un principio -espíritu, alma o esencia- que pervive más allá de la extinción de la carne. Este principio superviviente y sus cuidados formará parte estructural del desarrollo de todas las culturas. Vale decir que existe un consenso histórico en admitir que la muerte implica un cambio de estatus, una modificación profunda de aquello que conocemos. El ser que ya no alienta con el soplo vital se transforma en otro, sea en parte del cortejo que acompaña a los dioses, en alma glorificada o a la espera de su regreso, en entidad o espíritu desencarnado. La idea, concepto, convicción o creencia en la reencarnación se remonta a más de siete mil años y se prolonga hasta nuestros días a través de la sanathana drama, la filosofía o sabiduría perenne.
La cultura helénica marca un punto de confluencia entre las cosmovisiones lunares y la orientación solar, racional, aristotélica; esto es, en su seno coexisten dos modos de pensamiento, cíclico uno, lineal el otro. Por ejemplo los estoicos y Heráclito sostenían la idea de palingenesia, el eterno retorno, el eterno renacer. A partir del fuego primigenio, se generan el mundo y sus distintas manifestaciones que, luego de un proceso de crecimiento y decadencia, mueren para volver al fuego original y comenzar un nuevo ciclo. Una y otra vez seres y cosas nacen con idénticas formas y con idénticos destinos en una sucesión interminable.
Siempre en el área griega, en los misterios eleusinos, en el orfismo, en los ritos dionisíacos predominaba la creencia en la metempsicosis, Este término, que hicieron propio los órficos y pitagóricos, designa las mutaciones que sufren los elementos psíquicos del hombre que, al disociarse, pasan luego a otros seres vivos. Esos elementos, en tanto no vuelvan a reorganizarse, pueden producir la ilusión de una acción de los muertos. En otras palabras, el alma puede salir de un cuerpo humano y residir en otras formas de existencia, tanto animales como objetos inanimados.
En el Timeo se dice que "los cobardes son trasformados en mujeres: los hombres ligeros y vanos, en pájaros: los ignorantes en bestias salvajes, tanto más rastreras y apegadas a la tierra cuanto su pereza ha sido más degradante; los hombres impuros y glotones van a animar los peces y reptiles acuáticos." Herodoto, casi en coincidencia con el budismo tibetano, afirma que "el alma, después de permanecer en el cielo, pasa por diversos estados de vida inferior antes de renacer como humano."
Platón le dio forma filosófica a la creencia en la trasmigración al sostener que el alma, al encarnarse en un cuerpo, olvida su pertenencia al mundo de las Ideas y lo que allí ha conocido. El cuerpo mortal le presta sus sentidos para percibir las cosas sensibles que, al ser imitaciones de las Ideas, le permiten al alma recordar el mundo original que copian. Por ello, Platón dirá que todo conocimiento es anamnésis, que toda ciencia es recordación o reminiscencia.
La noción de trasmigración tuvo un largo eclipse a medida que avanzaron los sistemas religiosos solares. Sin embargo, las ramas gnósticas y ocultas del judaísmo y el cristianismo pudieron recuperarla y reintroducirla en la corriente de pensamiento renacentista a través de la divulgación de los libros herméticos.
Los pueblos más diversos, desde África a América del Sur, de Egipto a Oceanía, han creído en la reencarnación. Seguir sus distintas manifestaciones podría ocupar el espacio de una biblioteca. Sin embargo, donde encontró su formulación más acabada fue en la India, sobre todo a partir del hinduismo. Heredero del panteón divino brahmánico, del sistema de castas, el hinduismo revee algunos de sus conceptos y elabora una de las doctrinas más acabadas sobre reencarnación en los siete siglos previos a la era cristiana.
En los Upanishads, que comenzaron a redactarse en el siglo VII a.C. y continuaron produciéndose durante diecinueve siglos, se establece la igualdad entre el atman y lo brahman, esto es, entre el Yo que mora en cada ser y el Principio Único. A modo de ilustración sobre este punto, el sabio Uddalaka le dice a su discípulo: "Las abejas hacen la miel recogiendo el jugo de los diferentes árboles y reduciéndolos a la unidad. No obstante, estos jugos no pueden discernir si son el jugo de este árbol o de aquél. Así, querido mío, las criaturas de este mundo, cuando se unen con el Ser, no saben que eran individualidades al unirse con el Ser. Sea lo que fuere lo que son en este mundo, tigre o león, lobo o verraco, gusano o mariposa, se transforman en ese Ser. Esa sutil esencia es el Alma del universo entero. Esa es la Realidad, Eso es atman. Tú eres eso."
Tat twam asi. Tú eres eso. Tú eres uno con la planta y los ríos, con la roca y con los dioses, con el animal y con tu prójimo. Pero la ignorancia nos impide saberlo y unir nuestro yo con el Ser Impersonal. La ignorancia nos impide comprender que el mundo fenoménico, el mundo en que vivimos, es maya, es ilusión. Todo muta, todo cambia, nada hay permanente: "Todo lo que existe, existe momentáneamente, como un guiño", dice la Hinayana. El yo no es sino quimera, sueño, engaño: un conglomerado de percepciones, voliciones, fantasías, sentimientos, y hechos de conciencia que cambian constantemente. Los actos que ejecutamos crean o aumentan -siguiendo una causalidad estricta- las condiciones que nos atan al mundo ilusorio del nombre y la forma, el mundo material. Este karma o huellas invisibles e inaudibles que dejan los actos en las personas impiden al alma ser libre. Condicionada por esos actos, condicionada por el karma, una y otra vez volverá al mundo material hasta encontrar el punto de reposo supremo.
Afirma la Chandogya Upanishad: "Tal como el pájaro que, atado a un cordel, vuela tratando de encontrar un sitio donde descansar y acaba posándose en el cordel mismo que lo mantiene cautivo, así la mente vuela en todas direcciones pero, al no encontrar descanso en parte alguna, acaba por reposar en el soplo vital". El karma condiciona entonces el samsara, la rueda de muertes y renacimientos. El universo de los opuestos, luz-oscuridad, positivo-negativo, placer-dolor, sujetan al cuerpo, los sentidos y la mente con sus dicotomías duras e inflexibles hasta que "la muerte se apodera del hombre cuya mente está en cadenas." Pero la muerte también es ilusoria, un tránsito entre dos momentos de existencia.
Muerte-vida; vida y muerte y otra vez muerte y vida: renacer, trasmigrar. El samsara o rotación del flujo de agregados, elementos y facultades sensibles que configuran la persona humana vuelve repetidamente a la vida, arrastrando a esa alma que no ha comprendido, al alma sin iluminación, a la ciénaga de padecimientos en este mundo. O en otros mundos o patala porque el pensamiento oriental distingue una pluralidad de mundos posibles. "El mecanismo es sencillo -dice Renou- el alma retorna a la tierra con una ´reliquia´ de karma que la afecta y determina la condición precisa del nacimiento." "Larga es la noche para el que está despierto -dice el Dhammapada- largo es un yojana para quien está cansado, largo es el samsara para los necios."
Los sistemas de creencias occidentales sostienen que tenemos una vida que se acaba. El intento de darle sentido a esta existencia que termina con la muerte, junto con la desesperación angustiosa por la finitud, constituyen la piedra basal de las creencias y sistemas de pensamiento que especulan sobre una posible continuidad en el más allá y un alma que será castigada o recompensada en el trasmundo. Por consiguiente, su afán es perpetuar esta vida única lo más posible: todo está encaminado a sostenerla, desde el plano ideológico hasta las concepciones médicas.
En Oriente, en cambio, en todo Oriente, la creencia en la rueda de muertes y renacimientos es una convicción firmemente arraigada cuyo norte es, precisamente, desprenderse de los lazos que nos empujan a renacer en la tierra. La búsqueda auténtica no es vivir más y mejor sino liberarse del mundo, aprender a no regresar instalándose en un nivel superior. Las diferencias entre el hinduismo, el jainismo, las enseñanzas de Maskarin Gosala, el budismo, se encuentran entonces en la metodología para desprenderse de las condiciones del vivir, en pos de una existencia más elevada.
En una sloka del Bhagavad Gita -poema clave del hinduismo- se lee; "Brahman es el acto del sacrificio. Brahman es el don. Brahman es quien lo ofrece en el fuego que es Brahman. El hombre que contempla a Brahman en cada acción, seguramente ha de alcanzar a Brahman." Por ende, aunque existe una dicotomía materia-espíritu, cada alma, cada principio vital es una partícula del Ser Supremo o Principio Impersonal. Nuestra ignorancia nos impide ver que cuanto nos rodea es un engaño. una ilusión que nos arroja repetidamente a la turbulenta parábola del samsara, esa rueda de reencarnaciones que nos mantiene prisioneros. En esa espiral, los egos individuales "sufren la infancia, la juventud y la vejez en el presente cuerpo". Pero nada de eso afecta al Yo eterno. "Tal como un hombre se quita sus viejos vestidos y toma otros nuevos, el alma abandona los cuerpos usados y habita moradas recientes. Las armas no la hieren, el fuego no la quema, las aguas no la mojan, el viento no la seca. Más allá de la herida y la llaga, del mojar y lo seco, está el alma imperecedera, firme, inconmovible, permanente, todo penetrándolo."
A fin de romper esa cadena de muertes y renacimientos, adviniendo a la unión con el Yo eterno, con Brahman, el Gita propone varios caminos: la meditación, el Shankya yoga, la reflexión y a esas disciplinas tradicionales añade la propia: la acción desinteresada. ¿En qué consiste esa vía? Dado que estamos en el mundo de los opuestos, el mundo del nombre y la forma, es inevitable que actuemos: pero si actuar engendra ese karma que noa ata con sus cadenas, ¿cuál debe ser nuestra conducta? El Bhagavad Gita la delinea de esta manera, "El desapego en la realización de las obras consiste en efectuarlas con una mente ecuánime, alejado del temor o el regocijo por el resultado de la acción emprendida. No debe realizarse ninguna tarea con vistas a la cosecha de sus frutos; el espíritu no debe estar perturbado por el fin de la actividad." No obstante, puesto que la ausencia de metas no es posible desde el ángulo psicológico, la acción debe completarse con el ofrecimiento de las actividades al Absoluto. Esto es, la acción desinteresada se integra con la devoción. Como el wu wei taoísta, hay que dejarse llevar, sin querer perpetuar el instante con el éxito o el fracaso.
En procura de desgajar al espíritu o atman de los lazos que lo mantienen prisionero, el hinduismo delinea una senda moral. Del mismo modo, el budismo sostiene que hay un orden moral que une, que da forma y sentido a los elementos dispersos y heterogéneos de la realidad. A partir del supuesto, sencillo y terrible, de que toda acción, buena o mala, que se realice, debe ser pagada de una u otra manera, aquí o en futuras encarnaciones, el príncipe Siddharta Gautama se sentó a meditar, luego de largas búsquedas, bajo el árbol bo. Allí, resguardado de las inclemencias del tiempo por la gran serpiente Mukalinda, recibió la iluminación, transformándose así en Buddha, el Despierto. Al poco tiempo comenzó a predicar su doctrina.
El mensaje búdico dice que "el verdadero sentido de las cosas" se resume en las Cuatro Nobles Verdades. ¿Cuáles son esas verdades que captó y enseñó el Buda? La primera es la Noble Verdad del dolor: la miseria y el pesar son inseparables de la vida; dolorosa es la enfermedad, doloroso el sufrimiento, dolorosa la vejez. La segunda sostiene que la causa del dolor es el deseo ignorante: las pasiones y los anhelos producen e incrementan el sufrir. Estas dos tremendas afirmaciones están balanceadas por la explicación resolutiva de la tercera y la cuarta Verdad. La extinción del dolor es posible y el Noble Óctuple Sendero es el camino para llegar a un estado más allá de los opuestos, un plano que nos libra de placer y dolor, muerte y vida. Ese estado se denomina nibbana.
Los ocho puntos de esta vía o marga, para la liberación consisten en: 1) recta fe; 2) recto pensar; 3) recto hablar; 4) recto obrar; 5) recta forma de vivir: 6) recto esfuerzo: 7) recta atención: 8) recta concentración. Esta sila o moral se ubicaba así equidistante de las prácticas en extremo rigurosas del yoga místico como de las austeridades del sacrificio. La doctrina budista está impregnada entonces de un doble juego fascinante: un espíritu profundamente religioso y un impulso de trascendencia que no tiene dioses que adorar. Por ello, sólo se reverencia a quienes han transitado esa senda de liberación, los budas, los arhants o venerables que han recorrido el Noble Óctuple Sendero. Éstos ya saben lo que el monje budista común, el bhikku, está aprendiendo a conocer: que el dolor de la existencia puede tener fin porque la vida misma se revela como lo que es: un vacío inconsistente. Buda, a diferencia de las corrientes hinduistas en boga en su tierra, no propone que el ser humano se extenúe en prácticas disciplinarias extremas ni que estruje su mente con silogismos y cavilaciones sin cuento para llegar a la inmortalidad, sólo se precisa seriedad en la decisión y acción y vigilancia. El Buda no ofrece un paraíso posterior a la muerte, ni un más allá deleitoso o terrorífico, o un edén que advendrá después de un gran juicio; el Buda habla de un estado tal que permite vivir sin deseo, aquí y ahora, al abrigo de las tormentas de la vida y de su extinción.
¿Cuál es el mayor obstáculo que se opone a lograr esa hermandad con la condición divina, ese nibbana que permitirá ser uno con el universo? Buda, como los grandes constructores de ideologías, sabe que el principal enemigo que el ser humano tiene es èl mismo, su propia mente "vacilante e inestable". En cambio, "los que subyugan su mente, que revolotea lejos, solitaria, incorpórea, cobijada en lugar recóndito, esos se liberan de las cadenas de Mara." Las cadenas de Mara, las cadenas de la muerte, no son para Buda sino una de las tantas apariencias engañosas que puede llegar a quebrar el sabio "cuya mente está despierta, libre de sensibilidad, libre de agitaciones, más allá de lo bueno y lo malo."
El devoto que haya dominado su mente podrá decir las palabras del Sutantha: "El renacer en el mundo niraya ha sido destruido por mí: el renacer en una matriz ha sido destruido; el renacer en el mundo de las sombras ha sido destruido; el renacer en los mundos de la degradación y la caída ha sido destruido; soy un vencedor de la corriente, no estoy sujeto a caída, firme me hallo." El venerable que ha logrado despertar está exento de apego por cuanto el mundo puede ofrecerle porque el mundo es para él un velo sobre el rostro de la Realidad. El que ha comprendido no teme vivir ni morir porque ambos estados no son sino caras de una misma moneda insustancial, sombras en la caverna.
El iluminado ha vivenciado que "mejor que el dominio absoluto de la tierra, que la obtención del cielo y que la soberanía sobre todos los mundos, es el fruto del que entra en la corriente". Esa corriente del conocimiento purifica el karma y lleva al grado más elevado de fusión de los opuestos, la completa detención de la rueda de muertes y renacimientos, el nibbana que anula al universo binario.
Al igual que el sabio de Lao-tse al unirse al tao, "comparte la naturaleza de todas las cosas, es una con ellas, aun con la esfera de la muerte." Por eso el Dhammapada, el texto más conocido y valorado del budismo, afirma en una síntesis admirable: "Sujeto yo mismo a la muerte pero percibiendo la miseria de las cosas sujetas a la muerte, y buscando la incomparable seguridad del nibbana que es inmortal, alcancé esa seguridad incomparable, incluso el nibbana que es inmortal." El budismo, el zen, el hinduismo, las enseñanzas laosianas, el culto a los antepasados chino comenzaron a conocerse en Occidente recién a mediados del siglo XIX, cuando Max Müller comenzó la gigantesca tarea de traducir y hacer traducir los Libros Sagrados de Oriente. El pensamiento ilustrado sufrió entonces una conmoción. El racionalismo técnico-filosófico de Occidente se encontró ante cosmovisiones asombrosamente lógicas que daban respuestas profundas a viejos interrogantes. Quizá lo más significativo era que todas compartían un mismo territorio de creencias respecto a la reencarnación, con sus correlatos morales.
El diálogo entre un pensar dirigido al dominio de lo material y un pensamiento vuelto al interior de cada persona pronto comenzó a dar nuevos frutos. Occidente tenía mucho que aprender de las disciplinas mentales de la India. De esa fusión pronto surgirían corrientes como la teosofía, pensadores de la talla de un Nietzsche y divulgadores e investigadores como Mircea Eliade. La nómina es muy extensa y el diálogo no sólo no ha concluido sino que se ha hecho más extenso. Científicos como Fritjoff Capra admiten la identidad entre el tao y la física cuántica. Los artistas ya han incorporado a sus obras la pluralidad de mundos y de existencias. Sólo falta que las fecundas ideas sobre la reencarnación se unan a la corriente de opinión general y hagan propia la exhortación moral de Buda a todas las criaturas humanas, sin distinción de edad, sexo o condición: "Te hallas como una hoja marchita: los mensajeros de la muerte están prontos a venir por ti. Estás desde siempre en el umbral de la partida y aún no tienes provisiones para el viaje. Haz en tu interior una isla. Esfuérzate sin demora; conviértete en sabio."
* Docente, periodista y escritora, y domina varias lenguas, entre ellas el pali y el sánscrito. Ha realizado una vasta labor en estudios de género y religiones comparadas. Como traductora, ha vertido al español textos sagrados orientales como el Bhagavad Gita y el Dhammapada. Desde hace varios años coordina el taller literario "Grupo Némesis" en el Museo Roca y es coordinadora de las jornadas "Las Creadoras", un espacio tradicional dedicado a la creación literaria femenina. Como investigadora, ha publicado, entre otras obras, Las fuentes del hinduísmo (Dédalo, 1979), Las fuentes del budismo (Leviatán, 1985), y Comentarios al Tao te ching (Leviatán, 1989). En la actualidad se encuentra trabajando en la primera traducción al español de Lalitavistara (Los juegos de Buda), una obra clásico de la literatura budista. En relación a los temas de género ha escrito El género mujer (Editorial de Belgrano, 1982), Mujeres y feminismo en la Argentina (Grupo Editor Latinoamericano. 1990), y Diosas, brujas y damas de la noche (Grupo Editor Latinoamericano, 2005). Más recientemente ha publicado El paso de la muerte, acerca del fenómeno de la muerte y el morir en diversas culturas (Grupo Editor Latinoamericano, 2010). Asimismo, se reconoce como poeta y, en tal sentido, tiene publicadas tres obras: Mi casa en la ciudad, Raíces en la arena y Pomas y canciones a la madre.
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LA REENCARNACIÓN EN LA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA: MIRADAS INTERCULTURALES Pablo Wright* pwright@filo.uba.ar
 Pablo Wright
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Los acontecimientos claves de la finitud humana cuando se transforman en hechos sociales, o sea cuando integran el flujo de las representaciones y de la acción colectiva, adquieren trascendencia, relevancia y un sentido que nutren los sistemas simbólicos llamados religiones. Los estudios antropológicos de la religión, que engloba estos acontecimientos centrales de la vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, y según las sociedades, más allá de ella, se centran en lo que las religiones significan para la gente, y los contextos socio-históricos, políticos e ideológicos que las conforman.
La noción de cultura, como fenómeno histórico y como sistema simbólico, nos señala que aquellos sentidos que los actores sociales otorgan a sus prácticas, provienen no de una arbitraria subjetividad sino de una intersubjetividad, que es esa malla sutil, cambiante y a veces contradictoria, de sentidos colectivos que portan las acciones humanas, transformándolas en acciones o ideas que son inteligibles y, hasta necesarios, para los miembros de un grupo.
La idea de la reencarnación, analizada desde una perspectiva antropológica, es producto de sociedades concretas, y como tal, es analizada dentro del conjunto social que la sustenta, y no como un universal abstracto de improbable verificación empírica a través de las culturas y sociedades. Sin embargo, para quienes creen en ella, es un hecho, y como tal, es necesario aproximarse a la cosmovisión y a la ideología en donde son posibles como parte del orden natural del mundo. O sea, es necesario como la máxima antropológica reza "comprender el punto de vista del nativo".
La concepción de la reencarnación supone lo que en la antropología se denomina noción de persona, como aquella producción sociocultural en donde el individuo como ser social se desarrolla. De este modo, diferentes sociedades poseen diferentes nociones de lo que es una persona. Como ejemplo, en la sociedad occidental contemporánea, se supone como algo común que la persona está compuesta por un cuerpo y ciertos componentes intangibles llamados alma y/o espíritu. Esta división proviene del mundo judeo-cristiano, con influencias de las culturas del Medio Oriente, y Grecia. Para cualquier persona de Buenos Aires, esto parecería ser bastante claro. Sin embargo, para los Tobas de Formosa, o los Kayapó de Brasil, esto es problemático, y si bien se coincide en que hay algo que se llama "cuerpo", sus propiedades no coinciden punto por punto con las que occidente y el capitalismo le atribuyen, y menos aún que haya solo una o dos sustancias anímicas. Para estas culturas aborígenes la persona está compuesta además por varias almas que el sujeto va incorporando a lo largo de su vida, y que en el momento de la muerte, retornan a sus moradas cosmológicas de origen (v.g., el "cielo", las "aguas" o los "bosques"). Si bien en todas las sociedades indígenas del Nuevo Mundo existe la idea de una vida post mortem, pocas de ellas suponen la existencia de un retorno de algún componente del ser en nuevas vidas.
La antropología, en este contexto, recaba información sobre estos posibles destinos postmortem y sus dinámicas, ya sea de persistencia en un mundo en algo semejante al de los vivos, en una temporalidad incierta sin fin, o bien de algún posible retorno en diferentes estatus de ser (animal, vegetal o humano, por ejemplo). Las ideologías que suponen o niegan la reencarnación son de una gran variabilidad intercultural, aunque la condición finita humana, como hecho inevitable, siempre coloca la pregunta por el sentido de la mortalidad, lo que genera modelos de interpretación de la condición humana en donde se expresan simbolismos profundos y arquetípicos, en el sentido que Carl Jung le dio al término.
La reencarnación, así como el caso de los "poderes mágicos" que el antropólogo italiano Ernesto de Martino definiera como ciertas capacidades que se encuentran contextos socio-históricos determinados, o con una terminología más científica, los estados alterados de conciencia -estudiados entre otros por Charles Tart y Charles Laughlin- parecen ser fenómenos limítrofes a la ciencia que, existentes o no, son parte de la agenda antropológica de investigación, donde no interesa su estatus ontológico sino su dimensión sociológica. No nos compete su alcance filosófico sino su sentido simbólico e histórico dentro de marcos sociales colectivos discretos. Por ello, el tópico de la reencarnación nos enfrenta a tres posturas de análisis: una universalista, para la cual es algo común a todo ser humano, independientemente de su adscripción social y/o cultural; otra materialista, para la cual la vida se extingue con la muerte y no hay posibilidad de ninguna otra vida; y finalmente, un punto de vista relativista, para el cual la reencarnación se entiende solo dentro de un sistema cultural, y no es científicamente pertinente extrapolarla a otros universos culturales automáticamente. La antropología se hallaría más cercana a esta última postura, la que es por otra parte esperable dada su tradición científica-humanista.
Dentro de la evidencia antropológica, podemos encontrar dos casos contrapuestos, uno de una sociedad que acepta la reencarnación, siendo ésta un componente central de su ideología y cosmovisión (los Gitksan de la Columbia Británica en Canadá, estudiados por Antonia Mills); el otro, los Qom o Tobas del Chaco argentino (según los estudios de Elmer Miller y de Pablo Wright), para los cuales cuando alguien muere, el componente anímico central llamado lk'i o alma-imagen, continúa su existencia en un mundo indefinido y subterráneo cuya entrada está hacia el oeste. Es decir, el destino postmortem no es un universal y las teorías nativas son coherentes con los sistemas sociales que las producen.
Para concluir, dentro de la antropología son los estudios de religión y shamanismo los que se acercan a estos fenómenos y concepciones limítrofes a la gnosis y ciencia occidental. Ciertos esfuerzos de acercarse científicamente a estas problemáticas han sido desarrollados por la llamada antropología transpersonal, representados en una sección de la American Anthropological Association (AAA), la Society for the Anthropology of Consciousness (SAC), que es el órgano que con más seriedad y creatividad los ha propuesto como objeto de una reflexión y análisis intercultural críticos.
* Antropólogo graduado en la Universidad de Buenos Aires, obtuvo un máster y doctorado en antropología por la Universidad de Temple, en USA. Realizó estudios posdoctorales en el Center for the Study of World Religions de la Universidad de Harvard. Es Investigador Principal en el CONICET, y Profesor Titular de Antropología Simbólica en la carrera de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente desarrolla investigaciones en antropología simbólica, antropología de la religión, y se especializa en estudios etnográficos de lengua, religión e historia de los Qom, o tobas en el Chaco argentino. Recientemente ha publicado Ser-en-el-sueño: Crónicas de historia y vida toba (Biblos, 2008). El Dr. Wright abordará el tema de la reencarnación desde la perspectiva antropológica: miradas interculturales, y reflexionará desde una mirada intercultural, cómo se ha pensado el problema de la reencarnación., explorando diferentes imaginarios culturales y las relaciones que existen entre estas creencias, y la noción de persona y el orden social.
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INVESTIGACIONES CON NIÑOS QUE RECUERDAN VIDAS PASADAS Erlendur Haraldsson* erlendur@hi.is
 Erlendur Haraldsson
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Duminda Ratnayake nació el 16 de Junio de 1984, de padres budistas. En 1987, cuando Duminda tenía tres años, comenzó a hablar de una vida anterior como sacerdote del templo Asgiriya, en Sri Lanka. Duminda expresaba con frecuencia tener interés en visitar ese templo. El niño decía haber vivido en ese templo, ser dueño de un automóvil rojo, y haber muerto de un infarto en el hospital. Mostraba ciertas conductas que eran inusuales para un niño de su edad: gustaba vestirse con hábitos de monje, queria que lo llamaran "podi sadhu" (pequeño monje), e iba cada mañana y por la tarde también, a una vihara (templo) budista que visitaba con regularidad. No jugaba con otros niños, y recitaba canciones y oraciones budistas en idioma pali, que no podia haber escuchado nunca porque solo se habla entre monjes y se aprende después de muchos años de estudio. A insistencia del niño, sus padres lo llevaron al templo de Asgiriya, y quedó tan impresionado, que sus padres decidieron que permanezca como monje en el templo.
En la mayor parte de los casos íbamos junto con un psicólogo local y un intérprete singalés, a visitar sin previo aviso al niño en su casa o en la escuela. Los maestros nos ayudaban a encontrar a un niño "control" de la misma condición social que el niño, o en el vecindario, si el niño en cuestión estaba en su casa, y que tuviera una edad lo más aproximada posible. "Al finalizar la entrevista, les agradecíamos con regalos, dulces y una pelota a cada niño. Las familias también cooperaron y nos ayudaron mucho."
El psiquiatra americano Ian Stevenson, quien fundó y dirigió la División de Parapsicología, que luego cambió su nombre dos veces, como División de Estudios de la Personalidad y más recientemente como División de Estudios Perceptuales, comenzó a escribir en 1967 una serie de cuatro volumenes Cases of the Reincarnation Type, en donde incluyó casos cuidadosamente documentados de niños que recordaban vidas pasadas en India, Sri Lanka, Líbano, Turquía, Tailandia y Birmania. Este libro fue recibido con sorpresa en el mundo académico, al punto que cuando se publicó el primer volumen, el editor de la sección de Comentarios de Libros de la prestigiosa revista médica JAMA, escribió: "Respecto a la reencarnación, Stevenson ha coleccionado una serie de casos cuidadosamente detallados en India, cuya evidencia es difícil de explicar."
En 1996, Carl Sagan, el famoso astrónomo y miembro fundador del Comité para la Investigación Científica de los Presuntos Fenómenos Paranormales (CSICOP, ahora Committee for Scientific Inquiry, CSI), escribió en su conocido libro The Demon Haunted World:
"En el momento de escribir estas lineas hay tres afirmaciones… que en mi opinión merecen un estudio serio… que los niños muy pequeños a veces hablan de detalles de una vida anterior que, si se comprueba, resultan muy precisos y solo podrían haberlos sabido mediante la reencarnación. Elijo estas afirmaciones, no porque crea que probablemente sean válidas (que no lo creo), sino como ejemplos de opiniones que podrían ser verdad… Desde luego, podría equivocarme" [Las otras dos son la percepción extrasensorial y la psicokinesis, pag. 328, N. del T.].
A lo largo de su prolífica carrera, Stevenson contó con la cooperación de otros investigadores, entre ellos, la antropóloga Antonia Mills, que estaba en la Universidad de Virginia pero que ahora trabaja en la University of Northern British Columbia, el psicólogo Jürgen Keil de la universidad de Tasmania, y la psicóloga india Satwant Pasricha. Todos estos investigadores publicaron casos de niños que recuerdan vidas pasadas, independientemente de los de Stevenson. En 1994, Mills, Haraldsson, y Keil publicaron un estudio donde presentaron una muestra combinada de 123 casos. Estos estudios, llevados a cabo por tres investigadores independientes, en cinco culturas diferentes, sugieren que algunos niños se identifican con una persona acerca de la cual ellos manifiestan poseer un conocimiento y un comportamiento acorde con esa persona fallecida."
 Duminda Ratnayake
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Durante años, Ian Stevenson también se preocupó vivamente por aquellos casos en los cuales algunos niños nacidos con marcas o defectos de nacimiento, parecían guardar semejanzas anatómicas muy significativas con las heridas de otra persona fallecida antes del nacimiento del niño, presumiblemente la personalidad anterior. Pero Stevenson no publicó ninguno de estos casos hasta poder reunirlos en una colección y estudiarlos con el objeto de encontrar patrones comunes entre si. En 1997, Stevenson publicó los resultados de 200 casos en una obra monumental de 2200 páginas en dos volúmenes, bajo el título Reincarnation and Biology: A Contribution to the Etiology of Birthmark (una versión abreviada de ese trabajo es Where Reincarnation and Biology Intersect).
En estos libros, Stevenson y su equipo estudiaron casos de niños que presentaban marcas y otros defectos de nacimiento que se encontraban en los cuerpos de otras personas fallecidas, ya sea que murieron accidentalmente o fueran asesinados. Stevenson -quien desarrolló una labor paralela a la de un forense o un detective- siguió cuidadosamente cada caso y consiguió reunir registro médicos (autopsias), y si estaban inaccesibles, los reportes de la policía, o testimonios de testigos presenciales de las heridas, si no había ningun registro por escrito.
Algunos de estos casos incluían, por ejemplo, a una jóven nacida con los dedos deformados, en donde ella recordaba haber sido un hombre cuyos dedos habían sido mutilados en un accidente; un chico con protuberancias como dedos en su mano derecha, donde recordaba haber sido un muchacho en otra aldea que perdió los dedos de su mano derecha mientras cortaba forraje con una máquina; otro muchacho, nacido con una marca de nacimiento (pequeña y redonda, como el orificio de entrada de una bala) en la parte posterior de su cabeza y otra marca en la frente que era más grande y más irregular (como la lesión dejada por el orificio de salida), que recordaba la vida de un profesor que había sido asesinado por el disparo de un arma por detrás; una chica que recordaba la vida de un hombre que había sido intervenido quirúrgicamente en el cráneo pero que tenía lo que Stevenson llamó la marca de nacimiento más extraordinaria que jamás había visto: un tejido pálido y protuberante de tres centímetros que se extendía por toda la cabeza.
 Ian Stevenson se preocupó por aquellos casos en los cuales algunos niños nacidos con marcas o defectos de nacimiento parecían guardar semejanzas anatómicas significativas con las heridas de otra persona fallecida antes del nacimiento del niño.
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Estos casos demostraron que el fenómeno no sólo consistía de los recuerdos de los niños ni tampoco dependía de los recuerdos de los informantes. Las marcas y defectos de nacimiento representaron la evidencia tangible de un "remanente" del difunto que podía tener manifestaciones aparentemente físicas en el desarrollo fetal.
En los últimos años, sin embargo, el foco del trabajo se ha extendido más allá de los casos individuales, para incluir el exámen de grupos de casos. "En nuestro equipo de trabajo de la División de Estudios Perceptuales de la Universidad de Virginia, cada caso se codifica respecto a 200 variables, y esta información luego se ingresa a un ordenador. Aunque este proceso es un trabajo a muy largo plazo, pero actualmente en curso, se ha ingresado gran cantidad de casos para analizar" -afirma entusiasmado el psiquiatra americano especializado en niños Jim B. Tucker, autor del libro Life Before Life: A Scientific Investigation of Children's Memories of Previous Lives, acerca del cual el médico indio Deepak Chopra calificó como "la más convincente evidencia científica de que nuestra consciencia sobrevive a la muerte física."
En efecto, se aplicó una escala para medir la intensidad de los casos, basado en un procedimiento de investigación en medicina para examinar síntomas específicos de pacientes traducidos a valores cuantitativos, conocida como "escala de fuerza". Se ingresaron al ordenador casi 800 casos basados en varios indicadores, por ejemplo, marcas/defectos de nacimiento, declaraciones de los niños y conductas acerca de su supuesta vida anterior, y la distancia en millas entre la familia del niño y la familia de la personalidad anterior.
Tucker dice que la "fuerza" de los casos no estaba relacionada con la actitud inicial que los padres de los niños tenían hacia sus declaraciones, indicando que el entusiasmo parental no los hacía parecer más fuertes de lo que eran, tampoco estaba relacionado con el grado aceptación y agrado que las familias sentían hacia la personalidad anterior, sugiriendo que estas familias aplicaban criterios similares a los de la escala en el momento de decidir si las afirmaciones de los niños eran o no meras fantasías.
Sin embargo, la intensidad de los casos estaba relacionada con la edad a la que los niños comenzaban a hablar acerca de su vida anterior en una dirección negativa, es decir, que los niños comenzaban más tempranamente en los casos más fuertes. Además, la intensidad de la emoción que los niños mostraban cuando relataban sus recuerdos a los padres, y el número de semejanzas faciales entre el niño o niña y los individuos fallecidos reforzaban la idea de que los casos más fuertes indicaban que algo "residual" de la vida anterior se había desplazado a la nueva vida. Tucker confiesa que nunca consideró seriamente la idea de la reencarnación pero después de leer los libros del Dr. Stevenson quedó aún más intrigado no sólo por los testimonios de los niños sino también por el abordaje científico y riguroso aplicado para estudiarlos. "Estoy trabajando en la División desde 1999, y desde entonces, he recogido numerosos e impresionantes casos, he publicado en revistas académicas y he tenido varias apariciones en los medios de prensa" -afirma el psiquiatra infantil con un profundo interés inicial en cooperar en todo lo necesario para entrevistar pacientes donde trabaja, hasta ahora, con dedicación exclusiva.
Otros estudios permitieron el análisis de los recuerdos de los niños de los eventos que ocurrieron en el intervalo entre la muerte de las personalidades previas y el nacimiento del niño, conocido como "transición entre vidas", esto es, el perìodo de una desencarnación a una nueva encarnación. Aproximadamente el 20% de los niños describían acontecimientos "terrestres", tales como las características de los funerales, o actividades de los parientes (esposa e hijos) después de la muerte de la personalidad anterior. Este análisis también demostró que aquellos que tenían recuerdos de estos intervalos, comparados con los que no, hacían un mayor número de declaraciones verificables acerca de cómo eran en su vida anterior, o recordaban mejor los nombres de otras personas asociadas a su vida anterior (todo esto era desconocido para el niños), o dar detalles más precisos sobre sus muertes.
 De acuerdo a un análisis de 35 casos en Birmania, Stevenson y su equipo descubrieron que los intervalos podían dividirse en tres etapas: (1) etapa de transición, (2) etapa de estabilidad (en una locación en particular), y (3) etapa de retorno, que implicaba la elección de los padres o la concepción.
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De acuerdo a un análisis de 35 casos en Birmania, Stevenson y su equipo descubrieron que los intervalos podían dividirse en tres etapas: (1) etapa de transición, (2) etapa de estabilidad (en una locación en particular), y (3) etapa de retorno, que implicaba la elección de los padres o la concepción. Se comparó, por ejemplo, los recuerdos del intervalo de los niños birmanos con las afirmaciones de personas que habían pasado por experiencias cercanas a la muerte (ECM), los cuales ambos mostraron características similares al componente trascendental o espiritual de las ECM occidentales que se asemejaban a los casos de ECM asiáticos, por ejemplo, una visión de los acontecimientos en el momento de morir, una luz brillante no enceguecedora, pasaje a través de un túnel, apariciones (familiares de la personalidad anterior fallecidas que los recibían, u otras figuras religiosas), que los niños describían con naturalidad como parte de sus recuerdos. Parecía como si los recuerdos y las ECMs se pudieran entender como partes del mismo fenómeno: experiencias asociadas a una vida después de la muerte. "Esto derrumba la interpretación de que las ECM son fantasías producidas por un cerebro en crisis, -afirma Jima Tucker- puesto que las personas que tienen estos intervalos de recuerdo son personas jóvenes y saludables."
Conductas comparadas
Otra área de investigación reciente es el exámen psicológico de los niños. Haraldsson ha publicado varios estudios de dos grupos en Sri Lanka y un grupo en Líbano. En un estudio en Sri Lanka, Haraldsson comparó los testimonios de 23 niños de entre 7 y 13 años que decían tener recuerdos de una vida anterior con 23 niños "control" que no tenían ningún recuerdo. Los primeros tenían mayor destreza verbal y mejor capacidad de memoria que los niños de control, tenían mucho mejor desempeño escolar, y eran socialmente más activos, pero no más sugestionables. Los niños obtuvieron un puntaje bastante alto en el C13CL (Child Behavior Checklist, un cuestionario de 13 items que evalúa el comportamiento infantil desde la perspectiva parental), pero la evaluación hecha por sus maestros de escuela indicó que los consideraban niños normales.
En Sri Lanka, se obtuvo un resultado similar con un segundo grupo compuesto por 27 niños, quienes tuvieron mejor rendimiento en la escuela que el grupo "control", perono eran sugestionables. Los niños mostraban tener más trastornos de conducta, oposición al mandato parental, rasgos obsesivos y propensidad al perfeccionismo. En el test Childhood Dissociative Checklist, que evalúa conducta y pensamiento disociativo en niños, puntuaron por encima del grupo control, indicando que eran más propensos a experimentar cambios rápidos de personalidad/conducta y fantasía.
En Líbano, Haraldsson encontró que 30 niños escolarizados que decían tenían recuerdos de vidas anteriores no se diferenciaban de sus pares de control en tests de funcionamiento cognitivo. Estos niños obtuvieron puntajes más altos en propensidad a la fantasía, búsqueda de atención, y disociación que sus pares de control, pero no mayor aislamiento social y sugestionabilidad. Haraldsson piensa que los niños pueden mostrar leves síntomas de estrés postraumático relacionado con sus afirmaciones de vidas pasadas, reproche parental por sus declaraciones, y cierto grado de marginación de sus pares, pero encontró que algunos niños que decían recordar vidas pasadas también habían muerto de forma violenta en su vida anterior y mostraban más síntomas postraumáticos.
Interpretaciones normales y paranormales
Casos de niños que recuerdan vidas pasadas ocurren en todo el mundo, y hasta ahora se han estudiado a cerca de 2500 casos, algunos de los cuales provienen de regiones donde predominan creencias culturales asociadas a la reencarnación, pero otros no. Muchos niños además muestran conductas que parecen estar ligadas a los últimos momentos de la vida del fallecido, por ejemplo, el deseo de un reencuentro con su familia o fobias relacionadas con el modo de morir de la personalidad anterior. Algunos también parecen reconocer personas o lugares de su vida anterior, y esto ha ocurrido bajo condiciones controladas.
Para muchos de estos casos, la explicación más racional es que estos recuerdos son culpa de la familia misma del niño, que hacen creer a sus niños que saben más de una vida anterior que lo que realmente saben. Una crítica a la reencarnación sostiene que la mayoría de los casos no se investigaron hasta después que se identifica la personalidad anterior, de modo que existe la posibilidad de que sólo después que los niños hacen unas pocas declaraciones generales acerca de su supuesta vida anterior, sus padres pueden encontrar a otra familia que ha perdido a un miembro, y cuando ambas familias se encuentran e intercambian información, terminan todos pensando que los niños llegan a saber acerca de la vida anterior que antes no sabían.
Sin embargo, hay dos estudios que refutan esta posibilidad. Stevenson y Keil compararon los testimonios que las familias hacían en diferentes momentos. Keil visitó y reinvestigó 15 casos que Stevenson había estudiado hace 20 años antes para ver si los testimonios de las familias se habían distorsionado (por ejemplo, por exageración o fabulación) después de pasado cierto lapso. Ambos investigadores encontraron que solamente en un caso los informantes contaban una historia más exagerada. Por ejemplo, en una segunda entrevista, una familia describió a Keil un incidente que no habían mencionado a Stevenson la primera vez, en donde había encontrado una cuchara en especial que la personalidad anterior, el hermano de la persona fallecida, había colocado en un estante alto bastante inaccesible.
En los otros tres casos, la "fuerza" de los testimonios permanecía casi inalterable; algunos pequeños detalles eran diferentes cuando se los comparaba, pero en general, después de algún tiempo, los casos no padecieron gran distorción. Los otros 11 casos eran más débiles en el momento en que Keil hablaba con las familias, porque los informantes daban menos detalles de lo que le habían dado a Stevenson años atrás. De modo que este estudio mostró que los casos no tenían distorciones tan groseras en las mentes de las personas; de hecho, más que crear "nuevas" declaraciones en sus mentes, en realidad no recordaban muchas de las anteriores.
En otro estudio, Stevenson y otro colaborador, el psicólogo sueco Sybo Schouten, compararon 21 casos de la India y de Sri Lanka con 82 casos que no conservaban ningún registro. En los casos indios se habían tomado registros por escrito de los testimonios de los niños antes que las familias se reencontraran. El promedio de declaraciones en los casos con documentación era del 25,5%, mientras que el promedio de los casos sin documentación era significativamente menor (18.5%). El porcentaje de declaraciones correctas era, esencialmente, igual en ambos grupos (76.7% y 78,4%, respectivamente).
Este estudio, como los anteriores, indicó que los informantes tergiversan poco en vez de aumentar y distorcionar los detalles del caso con el paso del tiempo, puesto que los testigos (en los casos sin registro por escrito) recordaban en menor medida las declaraciones de los niños con registros escritos. Tomados juntos, los dos estudios ponen en duda lo que parece ser la mejor forma de explicar muchos de estos casos por medio de un mecanismo normal, según el cual los testigos recuerdan incorrectamente las declaraciones de los niños acerca de una vida pasada, por ejemplo, como si éstas fueran más fantásticas e impresionantes de lo que eran realmente.
"Actualmente, la mejor explicación para los casos más fuertes parece ser que los recuerdos, emociones, e incluso los traumas físicos pueden transportarse de una vida a otra, por lo menos bajo ciertas circunstancias" -afirma Jim Tucker, psicólogo de la División de Estudios Perceptuales del Departmento de Psiquiatría y y Ciencias Neurocomportamentales de la Universidad de Virginia, en Charlottesville. "Ésto no significa que este remanente sea universal y se aplique a todos nosotros, ya que los niños que recuerdan vidas anteriores bien pueden ser la excepción más que la regla. Estos casos tampoco vienen a confirmar necesariamente doctrinas religiosas, como el Karma o la transmigración de las almas, pero la expresión remanente bien podría ser hasta ahora la mejor descripción del proceso que se conoce como reencarnación, un término que está presente en varias doctrinas religiosas de Oriente. Independientemente del término que se use, estos casos parecen poner en evidencia que existe alguna forma de supervivencia de la conciencia después de muerte."
Los estudios de este fenómeno continuan en varias áreas, por ejemplo, Haraldsson está llevando a cabo un seguimiento de casos a largo plazo en Sri Lanka donde ha entrevistado a niños, ahora adultos, y pronto hará lo mismo en Líbano, donde podrá evaluar de una menera más sistemática y rigurosa su evolución psicológica. En la Universidad de Virginia, el ingreso de datos en el ordenador permitirá analizar aspectos particulares de los casos, de forma similar al estudio del recuerdo de eventos entre vidas, ya mencionado. También se están estudiando algunos casos en los Estados Unidos, lo cual llevó a la publicación de un libro acerca de estas investigaciones para un público masivo. Si el fenómeno se hace más conocido, se podrán estudiar más casos en los próximos años.
Después del fallecimiento del Dr. Ian Stevenson, el 8 de Febrero del 2007, la parapsicología perdió a uno de sus más abnegados investigadores. Nacido en Canadá en 1918, Stevenson fue médico psiquiatra. Sus publicaciones sobre temas no-parapsicológicos incluyen los efectos fisiológicos inducidos por factores psicológicos, el efecto psicodélico, la psicoterapia y la entrevista psiquiátrica, entre otros tópicos. De director de la Escuela de Medicina de Lousiana State University, fue nombrado catedrático del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, hasta su muerte. Entre 1967 y 2001, Stevenson fue también nombrado "Carlson Professor" de Psiquiatría en el Departamento, y entre el 2002 hasta su muerte, fue Profesor de Investigación Psiquiátrica. El trabajo parapsicológico de Stevenson estuvo motivado por la posibilidad de estudiar empíricamente la posible existencia de un componente no físico en los seres humanos.
Stevenson publicó sus propias investigaciones en su obra Twenty Cases Suggestive of Reincarnation en 1966 (actualizado en 1974) en los Proceedings of the American Society for Psychical Research. Este trabajo fue seguido por muchos otros libros sobre el tema, tales como Cases of the Reincarnation Type, Vol. I: Ten Cases in India (1975), Reincarnation and Biology: A Contribution to the Etiology of Birthmarks and Birth Defects (1997), y más recientemente European Cases of the Reincarnation Type (2003).
Antonia Mills investigó la creencia en la reencarnación en las tribus nativas de Gitxsan y Witsuwit, que fueron los primeros habitantes que viveron en la Columbia Británica de Canadá. Después de haber trabajado junto a Ian Stevenson, quien también entrevistó primero a los miembros de la tribu Gitxsan, Mills ha publicado un libro acerca de la creencias reencarnacionistas de estas comunidades nativas. De manera similar a algunas de las tradiciones tibetanas, los Gitxsan creen que es posible que el alma reencarne en varios cuerpos simultáneamente, aunque éso sucede solamente en algunos casos y por opción de la persona que fallece. Cuando ocurre, se dice que la reencarnación múltiple queda al libre albedrío de la persona. Mills señala que esto no se debe considerar como un "alma dividida," porque en cada persona reencarnada está la presencia completa del alma anterior. Las nuevas metáforas, por ejemplo la holografía, quizá puedan ser la mejor manera de concebir a estas narraciones de reencarnación. Para Mills, el estilo de pensamiento occidental en términos de "un alma, un cuerpo" puede ser una limitación cultural de un fenómeno mucho más polifacético y multicultural al que llamamos reencarnación. La necesidad de integrar la complejidad de este modelo reencarnacionista con el modelo genético sigue siendo un gran desafío.
* Es profesor emérito de psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de Islandia, graduado en filosofía en la Universidad de Islandia, Edinburgo y Freiburg, fue autor y periodista entre 1959 a 1963. Se graduó como psicólogo en la Universidad de Freiburg y en la Universidad de Münich donde obtuvo su doctorado en 1969. Ha sido investigador contratado en el Instituto de Parapsicologia en Durham, entre 1969 y 1970, y residente en psicología clínica en el Departmento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, en Charlottesville, entre 1970 y 1971. Obtuvo su segundo doctorado en psicología de la Universidad de Freiburg en 1972. Es investigador asociado en la American Society for Psychical Research en 1972, luego en el Departamento de Psicología de la Universidad de Islandia, y el Instituto de Areas Limítrofes de la Psicología y Psicohigiene en Freiburg entre 1993 y 1995. El Prof. Haraldsson ha escrito cinco libros, dos de los cuales -Milagros Modernos: Informe científico de los fenómenos psíquicos de Sathya Sai Baba y Lo Que Vieron... A la Hora de la Muerte: Resultados de la investigación sobre más de mil casos de supervivencia-, han sido traducidos a ocho idiomas, reimpresos y actualizados varias veces. También es una autoridad reconocida en Islandia por sus aportes a la psicología, la filosofía y la parapsicología gracias a cientos de artículos en revistas médicas y psicológicas de todo el mundo. Ha visitado al menos dos docenas de países en Medio y Extremo Oriente investigando casos de reencarnación, de lo cual ha publicado más de veinte artículos en revistas científicas. Ver información en su sitio de internet: www.hi.is/~erlendur.
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